martes, 9 de noviembre de 2010

Auto-referencia.

Este silencio sensiente y diàfano, claro como un cristal, como el aire invernal, es claro y diàfano por si mismo.

Esta es su naturaleza.

No es el producto de ninguna tècnica, de ningùn malabarismo de la atenciòn, no es la consecuencia de nada.

No es la resultante de ningùn "hacer" en particular; no es el hijo de ninguna visiòn especial, de ninguna revelaciòn o epifanìa.

No lo forjaron maestros ni gurùes, no debe su sacralidad a ningùn sacerdote; no es un estadìo final al cual se pueda acceder mediante el apego a doctrina alguna.

No tiene marca ni signo, ni nacionalidad ni pasado; no pertenece ni se apropia.

No tiene opuesto, ni excluye nada.

Este silencio sensiente, es naturalmente silencioso y sensiente, claro y lìmpido, puro en y por si mismo, incorruptible, espontàneamente.

Es auto-referente.

Ùnico en la particularidad de su sentir, en su sensibilidad en cada quien, no necesita de ninguna voz externa a si para saber de si frente a cada cosa y cada ser; cualquiera sea la circunstancia en la que se encuentre.

Sus sentimientos son el surgir en su ser-siendo, de la informaciòn que su misma naturaleza arroja en vibratoria respuesta a lo visto.

Sus sentimientos son èl, sintièndose vibrar en respuesta a algo.

Y esa informaciòn es el espejo en el cual se basa para adecuar su respuesta a las circustancias, siempre en fidelidad, en inviolable integridad de si mismo.

Siempre desde su auto-referencia.

¿Cuàl es la "puerta" hacia dicha auto-referencia, en caso de que no sea este tu vital funcionar hoy ?

La puerta "hacia" esa auto-referencia es muy sencilla: los sentimientos hablan de ti en relaciòn al hecho o al pensamiento que señalan, no hablan del hecho o del pensamiento en si.

Mis sentimientos de rechazo hacia algo no son un indicativo de que ello "es rechazable", sino simplemente de que no va con mi naturaleza de ser, que no va conmigo, y punto.

Mis sentimientos de interès hacia algo no son indicativos de que ese algo sea especialmente valioso por sobre otros objetos similares, sino simplemente de que en este momento vital de mi existir, mi naturaleza es afìn en su vibrar a dicho objeto, y punto.

Pero en ningùn caso, los sentimientos hablan de que yo deba tratar de modificarle algo al objeto, ni que deba conseguir tal o cual resultado con ese objeto, tan sòlo son una informaciòn, una guìa para mi relacionamiento con dicho objeto, para mi conducta; no para la del objeto en cuetiòn.

Pues este silencio sensiente y claro, es auto-referente por si mismo, por la propia inteligencia inherente a dicho silencio, a esta sensible espaciosidad que es-siendo-ùnica en cada ser.

Y no necesita de nada externo a si para ser si mismo, para ser plenamente si mismo, ìntegramente si mismo.

Sin nada que necesite de saber para ello, sin nada que necesite de hacer, alcanzar, lograr, buscar, llegar a poseer, a despojarse de, a entender, a comprender o a darse cuenta.

Sin nada que necesite cambiar o modificar, en si ni en nadie.



No hay nada que hacer.

Ni hay dilema alguno que resolver.

Es sòlo la creencia a que me aferro en un momento, de que no deberìa sentirme como sea que me sienta, lo que crea un falso conflicto, una falsa dualidad en mi.

Pero no es màs que eso, una FALSA dualidad basada en una creencia errada, nada màs.


¿Y sin la idea de que no deberìa sentirme asì?


Vive un sòlò dìa con esta pregunta, frente a cada tensiòn o incomodidad interior que se presente.


Sin responder verbalmente, pregùntate, y deja que el sentir "traiga" la respuesta.

Ese sentir que es-en-si la repuesta, pues es tu misma naturaleza auto-referente hacièndose sentir!



¿Y SIN LA IDEA DE QUE NO DEBERÌA SENTIRME ASÌ...?










R.