sábado, 20 de noviembre de 2010

Asumir es asumirse.

Sin asumirse, o lo que es lo mismo, sin asumir mi sentir en relaciòn a lo que sea, sin asumir que el que se siente asì soy yo, entonces estoy "dividido contra mi mismo".

Estoy peleado conmigo mismo, e inevitàblemente, vivo a travès de este estado; o sea, vivo peleado con la vida.

Pues lo que siento no lo vivo, y lo que vivo no lo siento.

Es un vivir sin-sentido ninguno.

Y eso es algo que, si bien es aprendido, el que se lo termina haciendo a uno, es pura y exclusivamente uno mismo.

Uno se con-vence, se vence a si mismo con argumentos, con creencias con las cuales suplanta su sentir original, hasta imponerse sobre el propio corazòn.

Lo que queda es el personaje.

O sea, uno mismo pretendièndo que no es uno mismo, que no siente como siente, tratando de convencerse a cada momento de que es alguien que no es, y de que siente de un modo que no lo hace.

Hacer esto no es solamente falsificarme, sino dedicarme a atrofiarme interiormente, a paralizar cada vez màs mi sensibilidad ùnica que es mi misma naturaleza e identidad original.

Es sentirme cada dìa un poco menos vivo.

Y sin comumiòn en uno, no se puede ni se podrà jamàs tener comuniòn con nada ni con nadie fuera de uno, nunca.

Lo que resta es sobrevivir, negociando, esforzàndose, luchando, en eterno conflicto, hasta agotar todas nuestras fuerzas vitales en el charco del hastìo sin sentido.

En lo que a cada uno respecta, uno y sòlo uno mismo es, a un mismo tiempo, el victimario de si mismo y su propia vìctima.

Sòlo uno es el responsable, nadie màs; los demàs, partìcipes de la misma situaciòn interior, son tan sòlo còmplices.

Como decìa C, "los egos se ayudan para hacerse la vida imposible".

No asumir lo que siento, como siento en relaciòn a lo que o quien sea, es siempre, no asumirme a mi mismo tal y cual soy.

Los sentimientos y estados, soy yo vibrando de un particular modo, en relaciòn a algo, pero ese sentimiento siempre soy yo; soy yo sintièndome asì!!!

El sentimiento, proceda de un estìmulo externo o interno, es siempre yo sintièndome asì o asà.

El sentimiento no pertenece al objeto que lo despierta ni està contenido en èl.

Y resistirme a sentirme como me siento, no altera, ni modifica para nada, al objeto real que despierta en mi tal o cual sentimiento; me restringe a mi, no a la realidad.

Eso es malestar: no asumir como me siento, como vibro en ralaciòn a, como soy siendo frente a...

Tampoco el resistirse cambia lo que cada uno es; seguimos siendo lo que sea que seamos, como sea que seamos, pero sin permitirnos sentirnos plenamente como somos, sin vivirnos plenamente.

Esto es in-completitud, no-plenitud, CARENCIA.

Carencia no es que me falte algo en mi como integralidad, como totalidad que soy, sino no sentirme, no vivenciarme plenamente.

Es un estado interior que me auto-infrinjo.

Y por tanto, en tanto no me asuma tal y como soy, nada externo que consiga retener o alejar de mi, puede ni podrà jamàs cambiar esta situaciòn interior de la cual soy el creador, mantenedor, y en la cual resido.

Nadie, ningùn Jesùs, ningùn Buda, ningùn Krishna, ningùn Mahoma o Alà pueden ni podràn jamàs cambiar eso.

Ni mucho menos algùn Freud, Jung, o el profeta de turno en nuestras vidas.

El ùnico que puede es uno mismo.

Y la ùnica salida de esta trampa, es rendirse, aceptarse, admitirse, dejar de resistirse; o sea: asumirse.

Como sea que sea que uno se sienta.

Al asumirse hay comuniòn, y al haber comuniòn no hay màs malestar.

Asumirme, sin crear ninguna otra imàgen o estructura mental para emplearla en lugar de mi sensibilidad natural y espontànea.

Ninguna estructura en relaciòn a "como deberìa ser".

Nunca màs.

Ningùn cuento màs, ni siquiera una historia sobre ser especial, etc, etc.

Nada.

Ningùn personaje màs con el cual cargar.

Aùn si este asumirse, se diera en el ùltimo instante de nuestra vida, aùn asì, aùn en ese momento, sentirìamos lo que es ser en comuniòn con la vida toda.

No sòlo serìamos en comuniòn con la VIDA como de hecho siempre lo hemos sido, sino que ademàs tambièn lo estarìamos; o sea, nos sentirìamos serlo.

Pues en todo momento hemos sido y somos el SER siempre siendo, asumièndonos, o no.

Sin jamàs dejar de serlo.

Siempre hemos sido la VIDA, siendo asì, tal cual somos.

Cada ser es la VIDA UNA con-forma-da.

Es la encarnaciòn de la VIDA UNA.

Manifestàndose ùnica en cada quien.

Cada uno es LA VIDA UNA, CAMINANDO, al ritmo de su VERDADero sentir en cada quien.

Cada quien es EL CAMINO, LA VERDAD, Y LA VIDA.

Y jamàs lo ha dejado ni lo dejarà de ser.



Asumirlo o no, he aquì la cuestiòn.






R.