martes, 24 de noviembre de 2009

El único impedimento.

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Siempre es la misma historia, con variaciones.

Es la misma historia, el mismo perro con distinto collar.

Para todo, y para todos.

¿Qué nos impide sentirnos uno con la Vida?

¿Qué nos impide sentirnos ser-en-Unidad ?

Sólo una cosa, siempre la misma: creer que necesitamos algo que no necesitamos.

Entonces inevitablemente miramos fuera de nuestra interioridad, en busca de...

En unidad es en unidad con todo que es el TODO.

¿Qué le puede "faltar" al TODO ?

Ese sentido de totalidad es inherente a toda manifestación de esa Vida Una, de esa Vida indivisible, de esa Unidad que se manifiesta diversamente como cada cosa y cada ser.

Estar en unidad con uno mismo es estar en unidad con la vida.

Estar en unidad con la vida es estar en unidad con uno mismo; pues uno mismo no es otra cosa que la vida manifestándose de ese modo único llamado "uno mismo".

Inherente al sentido de integridad, de unidad, es el sentido de totalidad, o mejor dicho, de no división, no separación, no dualidad, y no carencia!

Indagar en la supuesta "necesidad" de hacer u obtener esto o aquello para poder sentirme en unidad es poner al descubierto la mentira, la falsedad de dicha creencia.

Cuando lo falso cae, lo verdadero no necesita ser buscado; lo verdadero, ahora ya no distorsionado, es lo que queda.

Lo que siempre ha estado.

El sentido de unidad inherente al ser.

Y esto es cortar de un hachazo nuestro miedo más visceral; a saber; el miedo a la separación, a la exclusión, a quedarme fuera de la gracia; a poder ser expulsado para siempre del jardín del Edén.

O sea, del sentido de unidad.

El miedo a sentirme separado, aislado del fluír de la Vida.

Nuestro miedo más ridículo y estúpido, nuestro miedo imposible: el miedo a no ser lo que somos, a "perderlo"; a "dejar de serlo", etc.

El miedo de la unidad ante la amenaza de poder dejar de ser un día la unidad.

El miedo de la vida a poder dejar de ser un día la vida.

El miedo de la luz a poder dejar de ser un día la luz.

El miedo ante una amenaza que no existe, que jamás existió, y que jamás podrá existir.

Jamás.

Somos la unidad, y la unidad es lo que todo es, y aparte de ella nada más es.

Y ella es lo que es y no "puede" dejarlo de ser; jamás.

No existe el "peligro" de dejar-de-ser-quedarse-fuera-de la unidad.



Siempre hemos sido, somos, y seremos, la gracia, la unidad manifestándose.


Somos la unidad manifestándose como lo-que somos.

Y creer que somos un "yo que necesito esto o aquello para poder sentirme en unidad" es lo que la ignorancia y el sufrimiento son.

Es no darse cuenta de que querer sentirme uno, es, en realidad, ser la unidad queriéndo sentirse.





Richard Mesones.

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