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No hay ni ha habido jamás dos problemas que resolver.
A lo sumo, tan sólo uno, si acaso.
El de la acción adecuada.
La acción que es gracia, que es fluir en unidad.
La acción que es paz, comunión; que nace de la paz, y que se desarrolla y muere en la paz.
Esa acción es el producto espontáneo de la claridad interior.
Si ese asunto es resuelto, ¿qué asunto quedaría por resolver?
Y la claridad interior no es algo que se pueda alcanzar.
Así como cuando el ojo no está obstruído la resultante natural es la visión, así mismo cuando la mente no está ofuscada por la confusión su ser natural es-la-claridad misma.
Por tanto el problema que nos reta se llama confusión.
Y la confusión no es algo en si real.
Es, muy por el contrario, no darse cuenta de estar tomando como real algo que no lo es.
Es creer que se necesita algo que no se necesita.
Pero mientras se creea necesitarlo uno se sentirá indefectiblemente "necesitado" de ello como si dicha carencia fuese real.
Esa es la "magia" trás el asumir que es la negación del darse cuenta.
Por tanto el verdadero "problema" o reto no es algo a "resolver", sino una cuestión a investigar, a indagar para ver la verdad o falsedad de los constructos o creencias mentales que lo sustentan.
No existe tal cosa como la "carencia o necesidad interior" propiamente dicha.
Exite la sensación de incomodidad interior, de tensión, de malestar o sufrimiento, de descontento, como señalador de que he asumido como real, como verdadera en relación a mi sentir, una supuesta "necesidad" que en realidad, en mi verdadero sentir, no es tal, no existe.
El sentido de totalidad, de completitud es inherente a la integridad del ser, y no a una circunstancia material o bioquímica particular.
Es independiente del fluir de lo que es.
Y por tanto no necesita de ninguna condición en particular de este para poder ser.
Es autónomo.
Pues es la naturaleza misma de ESO que es lo único que ES, de eso que es TODO.
O sea que frente a un "problema" o malestar interior, lo único inteligente de "hacer" es indagar.
Cuando se ve con claridad que no se necesita lo que se creía necesitar para sentirse en paz, en comunión, entonces, hay comunión, y hay claridad interior.
Y la acción adecuada brotará en el momento de esa claridad.
Ricahrd Mesones.
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