lunes, 4 de enero de 2010

Cuando, por qué, y para qué indagar.

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La autoindagación no es algo artificioso que uno hace para llegar a algún lado.

No soy "yo" empleando una técnica o conocimiento para alcanzar la meta.

Es la acción natural de revisar el propio zapato cuando uno siente que algo le pincha el pie al caminar.

Esto debería bastar para contestar a la primera interrogante, ¿cuándo indagar?

Cuando siento algo que me pincha, o sea, cualquier llamado interno de atención; a saber: tensión, malestar, incomodidad interior, sufrimiento.

La autoindagación no es otra "actividad" más, otra "ocupación" mental más, otro "método" que "debo practicar".

Ni tampoco otra creencia o religión a la cual "pertenecer" que me convierte en "un indagador", o sea en alguien que "tiene que indagar" porque esa es la última corriente de pensamiento a la cual ha suscrito.

Nadie se descalza todo el tiempo como deporte si no hay ningún pinchazo que le llame a ello!

Es la inteligencia interior, no personal, la que a través de la tensión, el malestar, la incomodidad interior o el sufrimiento en relación a algo me dice que hay algo que indagar en relación a ese tema sobre el que me siento mal.

ME LLAMA LA ATENCIÓN, ¡PARA QUE PRESTE ATENCIÓN!!!

¿El resto del tiempo qué?

El resto del tiempo usted vive su vida tal cual es y la disfruta sin más conflictos que atender.

Se terminó el cuando.







¿Por qué indagar?

Porque cualquier otra cosa que uno haga o intente hacer es como tratar de ponerse otro zapato sobre el que ya tiene, sin antes revisar en busca de lo que le hace doler el pie!

Nunca solucionará el problema real, jamás.

Ninguna búsqueda funciona ni lo hará jamás.

Ninguna experiencia de ningún tipo, ni mística ni de ninguna índole, lo librarán de aquello que siendo falso usted sigue asumiendo como verdadero o valedero para usted, a menos que usted vea su falsedad por usted mismo.

Sin ese ver, lo único que queda es seguir viviendo con la creencia que le condiciona a sentirse tal cual lo ha estado haciendo, o sea, lo único que le queda es seguir sufriendo.

¿No le interesa indagar sobre algo?

¡Está perfecto!

O no tiene nada que indagar en relación a ello, o aún no ha sufrido "lo suficiente" en relación a ese tema; todavía aprecia más sus opiniones y puntos de vista que su propio bienestar.

Y es absolutamente respetable.

Fin del por qué.







¿Para qué indagar?

Aquí se viene lo más jugoso, y para muchos, lo más paradójico y desilusionante.

¿Para qué indagar? : PARA NADA.

O al menos para nada MÁS.

Simplemente para no continuar con más de lo mismo, o sea, conflicto, sufrimiento, insatisfacción, búsqueda, temor, indignidad... y toda la larga lista de etc que usted desee especificar.

Indagar porque la libertad, que es integridad que se manifiesta como un sentido natural de bienestar, es la esencia de la mente.

Y porque es mentira que sufrir "le eleva".

Pero desengáñese ya.

Indagar no agregará nada a lo real.

A lo que usted es.

En todo caso le quitará.

Pero tampoco nada real.

Le quitará la ilusión, la ignorancia sobre la falsedad de lo falso que había sido asumido como el verdadero sentir de uno en relación a alguien o algo.

Lo que queda brilla entonces sin opacidad ni estridencia, natural, sin menos y sin más; con luz propia.

¿Dónde quedan entonces la iluminación, la liberación, la realización de lo absoluto, la unidad con dios, el éxtasis permanente, la realización del si-mismo, el darse cuenta de instante en instante, la gota que se funde en el océano, la felicidad y la dicha eternas, la entrada al reino de los cielos, el nirvana, el gulistán, el valhalla, el vacío iluminador, el estado trascendente, el no-ser, el espíritu, la gracia eterna, el tao y la mar en coche?

¿Dónde quedan?, y lo que es más importante, ¿dónde queda usted en relación a ellos?!

Empecemos por esto último.

"Usted" no queda.

Ningún "yo", a no ser en el nivel de lo estrictamente práctico y funcional: "yo soy fulano y ella es mengana, mucho gusto en conocerte!".

Aparte de ello, ¡ningún "yo" que pueda alzarse con el premio!

O dicho de otra manera, la realización de todo lo anterior, es en realidad, darse cuenta que no hay ningún "yo" separado de la VIDA UNA (o como usted le quiera nombrar) que tenga que, deba, necesite o pueda hacer nada para "unirse" a algo de lo cual nunca ha sido separado.

Lo REAL no necesita de ser REALizado; ¿quién hay fuera o separado de lo ABSOLUTO que vaya a realizar lo ABSOLUTO?

¿Es que acaso lo ABSOLUTO necesita realización?

Cuando no hay más sufrimiento ni conflicto, lo único que queda es lo Indescriptible dándose cuenta de ser lo Innominable ,en la cambiante danza de las apariencias de lo que es.

Pero no hay ningún "alguien" en ello.

Y tampoco nada extraordinario.

Todo es perféctamente natural.

Simple.

Y sin necesidad de ser nombrado, entendido o explicado.

Alguien que se ha dado cuenta de ello, ha dejado entonces de ser "alguien", porque en realidad ¡nunca lo fue!

Ya no hay ningún sentimiento de separación respecto de la vida, independientemente de lo que sea que esté pasando.

No hay identidad separada, ni historia personal.

Se es nadie.

Sin pasado.

Y sin futuro!

Y absolutamente ordinario.

Natural.

Sin nada que le haga "destacar".

A partir de ese punto, la vida sigue, tal cual y como venía, pero sin nigún sentido de separación, carencia, restricción, dirección o utilidad.

Se es en la naturalidad sin esfuerzo de ser.

Más allá aún de la "conciencia de que soy".

Sin nada que hacer, ni secreto plán de salvación de la humanidad que llevar a cabo.

Es visto - por nadie - que nadie necesita de ninguna ayuda para ser.

Y que no hay nadie tampoco que pueda o tenga nada que hacer.

Lo que queda es el florecer de la VIDA UNA compartiendo el perfume de su particularidad a través de esa flor particular.

Y disfrutar.
Y disfrutar.
Y seguir disfrutando.


Sin más propósito que estar acá.

Que ser.

Y perfumar.

En esa apertura todo está permitido.

Toda emoción puede surgir.

Todo pensamiento.

Toda manifestación.

Lo que surge, surge porque la inteligencia interior lo hace salir a la luz.

Porque ese es su momento y no antes.

Y si queda por indagar, la indagación prosigue naturalmente, en el momento de ser requerida, sin esfuerzo, y sin continuidad.

Soy conciente de que esto último no condice con las múltiples ideas de perfección que tendemos a hacernos sobre nuestro ídolos o "héroes espirituales", pero es la realidad.

La VIDA no sigue un patrón, no tiene autoridad.

No trata de imitar a ninguna otra manifestación anterior, actual o posterior.

No le interesa "ser como...".

Y cualquier idea que uno se haga sobre como debería ser la apariencia de "alguien que se dio cuenta de que no hay Yo", o la idea de "como voy a llegar a ser yo mismo cuando me ilumine", es tan sólo eso, una idea, una fantasía sin valor ninguno.

"Un iluminado no se enoja."

"Un liberado en vida no dice malas palabras."

"Un verdadero maestro no sueña."

"Un hombre auto-realizado no tiene pensamientos sensuales."

Etc,etc,etc.

"Por que fulano dijo..."

"Por que la biblia dice, y el corán, y la palabra del buda..."

Toda enseñanza dirigida al individuo para que realice un camino, está dirigida a quien todavía cree ser un "yo" separado de la VIDA UNA.

Usted puede creer.

O indagar.

Darse cuenta termina con el sentimiento de separación.

Darse cuenta es una cosa, eliminar los hábitos, los surcos de la mente, es otra.

Pero no hay nada de que preocuparse.

En el mismo momento en que la oscuridad es empujada a la luz, deja de ser.

Si hay algo que ver aún, la Vida, que es inteligencia, me lo mostrará.

Y estoy deseoso de que así sea.

Esta es mi vivencia.

La vivencia de alguien absolutamente ordinario.

Que se siente simplemente natural.

Que es nadie.

Que no tiene nada que lo haga destacar.

Ni pasado.

Ni futuro.

Que no tiene nada que agregarle a usted ni a nadie.

Y que tan sólo le viene a decir que no hay tampoco nada que a usted o a su vida se le necesite agregar.

Indague, y verá!!!







Richard Mesones.

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