domingo, 28 de marzo de 2010

Las palabras no tienen ser.

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La "iluminación" no existe, salvo a nivel verbal.
Es tan sólo eso, una palabra.

No es un objeto, no es algo, ni físico ni mental o psíquico.
Es un pensamiento, o sea, una irrealidad, una fantasía.

Algo que no es, que no es en realidad "algo".
Es nada; no es.

Cuando los pensamientos son vistos como tales, y no como siendo objetos reales, entonces no hay en uno ningún sentido de dualidad; de "yo" y "eso otro".

Hay unidad, o mejor dicho, no-dos, que es lo que el vocablo sánscrito ADVAITA quiere apuntar.

En lo interno no existe, ni ha existido jamás ninguna dualidad real; sólo la VIDA siendo a cada instante LO QUE ES.

No existe tal cosa como "yo" y la "iluminación".

La separación es conceptual, y el sentimiento de separación es su consecuencia emocional.

Pero es una separación creada por los conceptos, que no existe en la realidad.

Es pura y exclusivamente la acción de la creencia sobre nuestra percepción.
Es la más pura, básica, elemental y poderosa AUTO-SUGESTIÓN.

Creencia es tomar los pensamientos por objetos reales, que existen ya sea frente a nuestros ojos, o "en algún otro lado...".

Toda la religión y el esoterismo se basan en la búsqueda de esos objetos mentales, llamados "el cielo", "el nirvana", "la iluminación", "la realización del si mismo", "el paraíso", "la liberación", "el despertar", "el espíritu", "el reino de dios", "dios", etc,etc,etc.

Proponen un "camino" que nos "acercará", gradual o repentinamente, a dicho objeto de deseo, y nos harán cambiar nuestra percepción del mundo y la realidad, así como la forma en que nos sentimos, borrando de nuestro ser el miedo, la incompletitud y el sufrimiento.
Salvándonos.

¿Salvándonos de qué?

Esa si que es una buena pregunta.

Podríamos extendernos lárgamente en más y más considerándos, pero para ir diréctamente al punto real, el asunto es este: ningún cambio en la percepción, ninguna "experiencia mística" o "espiritual" o lo que sea, mueve o roza siquiera ligéramente la raíz de este sentimiento de separación en relación a la VIDA, al TODO.

Níngún cambio en la percepción es capaz de iluminar la naturaleza del perceptor.

O sea, ninguna experiencia que "yo" tenga, cuestionará jamás la realidad o irrealidad de la existencia o no existencia de este supuesto "yo-separado-de-la-totalidad" que se cree ser el que está teniendo la experiencia.

Por tanto, cualquier experiencia, por más espiritual que esta nos parezca, sólo viene a reforzar más aún la idea de ser una entidad separada de la vida, idea fundamental que tenemos sobre nosotros mismos, y por ende sobre nuestros prójimos y sobre todo lo percibido, pues todo lo vemos teñido del "color del cristal" con que miramos.

Aún las "experiencias de unidad", pues son experiencias que tuve o estoy teniendo "yo".

El verdadero despertar, es despertar a la real naturaleza del perceptor, con total y absoluta independencia de qué sea lo percibido.

Lucidez frente a la realidad, esta es, para mi, la verdadera y única "iluminación".

Lucidez que es, simplemente, mirar sin etiquetas para así poder ver.

Sin la intromisión del pensamiento, de la palabra, del concepto, de la asociación, de la memoria, de la experiencia, del pasado, del lenguaje.

Lucidez que es, simplemente, no tomar los pensamientos por realidades.

Lucidez que es ver la irrealidad, la falta de "substancia" del pensamiento.

De cualquier pensamiento.


De TODO pensamiento.


"Iluminación", "camino", "realización del ser", "absoluto", "verdad", "liberación", "unidad", "dios", "realidad última", etc, son tan sólo y únicamente esto: PALABRAS.


Bla, bla, bla, bla, bla...

...


Y las palabras no tienen ser.


NO SON.



No existe tal cosa como "usted" y la "iluminación".
Ni el sentimiento de separación de la vida que usted siente, y que se le antoja que le sucede a "usted" porque todavía no ha podido lograr alcanzar el tan preciado objeto "iluminación", o cualquier otro objeto con el que sea que alucine.

Llámese "éxito", o lo que fuere.

El sentimiento de separación permanecerá ahí, en tanto y cuanto usted crea en la realidad de un "objeto allá", que determina "mi estado acá".

En nuestro ejemplo, en tanto tome por real al objeto "iluminación", usted sentirá dualidad, y por tanto, separación.

Se "sitúa" internamente a "usted" en un acá, en contraposición a "eso otro" en un allá, que según sea su naturaleza placentera o dolorosa, "usted" debe "lograr alcanzar" o "evitar", para así poder "llegar a sentirse" en comunión con la vida.

Cuando la irrealidad del supuesto objeto es vista como tal, al desvanecerse la creencia en "otro" en nuestra mente, se disuelve también el sentimiento de dualidad y separación, ¡y con él la falsa noción de ser un "yo" separado!

La única y verdadera seguridad, la única y verdadera salvación - a mi ver -, es el darse cuenta de la falsedad de esta dualidad propuesta por el pensamiento, y que implica creer-se ser un "yo" separado de la VIDA.

Vista la falsedad de dicho postulado, todo sentimiento de carencia y todo sufrimiento cesan.

A la VIDA nada le falta, ni nada de lo que sucede le sucede "a ella" sino en-ELLA.

Entonces, no hay nada que devenir, nada que alcanzar, nada trás lo cual correr, desperdiciando el tesoro inestimable que es el existir!!!

No sólo no hay nada que lograr, sino que por lo mismo, no hay nada "especial" para exhibir frente a "los otros", porque además, no hay "otros"!!!


TODOS SOMOS UNO.


¡Pobre del tonto que sutil o grotéscamente pretenda que él ha logrado, alcanzado, o es o tiene algo que todos los demás no!

Su misma pretensión, que no es más que necesidad de ser reconocido, le convierten a los ojos de cualquiera que no se mienta al ver, en más de lo mismo que el largo linaje de cuentamusas de la humanidad ha venido pariendo, desde la noche de los tiempos.

Dejar de tomar los pensamientos, las etiquetas, las historias mentales, por realidades, por percepciones, que es lo que significa creer, es todo lo que es necesario "hacer".

Ese es el primer "paso", que es el último paso.


Vivir la vida tal cual es, en comunidad, en comunión, respondiéndo al reto de la realidad en cada momento, en esto consiste la verdadera espiritualidad, la verdadera religiosidad.


Las creencias, que no son más que palabras tomadas por el cerebro como si fueran objetos reales, son el ropaje de fantasía con el que nos vestimos para "salir" al mundo.

Según lo que uno crea que es, según cómo uno crea que es; según lo que uno crea o adopte como "su punto de vista propio" (propio de "mi", de este "yo" que soy "así" y veo las cosas "asá"... y que soy distinto de aquel "otro yo"...), ya sea sobre uno mismo, sobre los demás o sobre lo que sea; según eso será su estado interior, su conciencia, y por tanto, su relacionarse en y con el mundo; en definitiva, su vivir.

Una vez más, "según el color del cristal con que se mire"...

A menos, claro está, que uno se cuestione sobre la realidad o validez de ese creerse o asumirse como un "yo", que ve las cosas "así", y tiene por tanto, "obligadamente", que "hacer asá".


¿Cómo es este SOY ( que soy ), cuando ya no pienso en mi como teniendo tales o cuales cualidades específicas?

¿Cómo es este SOY, cuando ya no pienso en mi como "siendo un yo que carece de tal cosa y por ello necesita buscar tal otra"?

¿Cómo es este SOY, cuando ya no pienso en mi como teniendo que "ser como..."?

¿Cómo es este SOY, cuando ya no pienso en mi como teniendo que pensar en mi todo el tiempo para poder ser lo que soy?

¿Cómo es este SOY, cuando ya no pienso en mi como teniendo que definirme?

¿Cómo es este SOY, cuando ya no pienso en mi como teniendo o necesitando que "comprender" lo que soy?

¿Cómo es este SOY, cuando ya no pienso en mi como siendo un "yo" que necesita tomar a los pensamientos por objetos reales?

¿Cómo es este SOY, cuando ya no pienso en mi como ...?

¿Cómo es este SOY, cuando ya no pienso en mi?!!!


Vivir creyéndose un "yo" con tales o cuales cualidades específicas, eso es lo que la carencia y el sufrimiento es.


Darse cuenta de la falsedad de ello, eso es LUCIDEZ.




Parafraseando a Carlos Silva:

"El yo es el único al que yo debo aprender a preguntar. Cuando el yo pregunta a si-mismo, no hay respuesta verbal.

El darse cuenta y el preguntarse; el preguntar-se y del dar-se cuenta de la pregunta, recibiéndola, és-en-sí la respuesta.

La respuesta nunca es verbal"




"La pregunta es verbal. La respuesta es un hecho o una ausencia o un estado de ser, lo que es lo mismo."





¿CÓMO ES ESTE SOY CUANDO YA NO PIENSO EN MI COMO TENIÉNDO NINGUNA CUALIDAD ESPECÍFICA?...



...





"El primer "paso", es el último paso."









Richard Mesones.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Prepararse - Libertad - Relación - Sufrimiento - Falsedad - Ver .

PREPARARSE


No existe tal cosa como prepararse para la vida.

Lo único que existe es "vivir proparándose para más adelante", para el "futuro", lo cual es en realidad fantasía, anticipar y posponer.

Y alguien que vive anticipando (fantaseando) y posponiendo, se está perdiendo ahora, el único momento en que la vida ocurre, o sea, el ahora.

Por tanto, ese alguien, no vive.

No sabe vivir ahora, que es el único momento en que la vida ocurre y ocurrirá siempre.

Lo sabrá "mañana", o "más adelante", cuando esté "preparado".

O sea, nunca.




LIBERTAD


Libertad es cuando el ser deja de estar atrapada su atención entre "opciones" mentales sobre las cuales tiene supuestamente que elegir, que decidir.

Opciones, modelos mentales para ser; formas de ser.

Ser así, o ser asá.

Libertad es no tener que elegir entre dos opciones.

No hay, ni hubo, ni habrá jamás posibilidad alguna de elegir ser como soy o no ser como soy.

Libertad es admitirse; admitir ser, tal cual y como uno es.

Es rendirse a ser; a ser lo que se es, a cada instante, siendo.

Sin tener que hacer, entender, lograr o decidir nada para ser.




RELACIÓN


No existe tal cosa como la relación correcta.

En la dualidad no hay verdaderamente relación, hay más bien separación, incomunicación, malentendido, confusión, conflicto, contradicción, imposición, posesividad, necesidad psicológica, celos, regateo, manipulación, menosprecio, desprecio, rechazo, mercadeo, inmadurez, estupidez, egoísmo, egotismo, egocentrismo.

En la unidad no hay dos para que estén relacionados.

Hay la vida una, la vida única, siendo "tú", "yo", todo y todos.

Tampoco allí entonces hay relación; hay comunión, comunidad.

No existe tal cosa como "la correcta relación".




SUFRIMIENTO


El sufrimiento, que es el sentimiento de ser un "yo" aislado, aislado del fluir de la vida, al cual las cosas que suceden "le suceden a él", es la resultante del hábito mental más antiguo y arraigado en la mente de la humanidad, a saber:
asumir que algo debería ser distinto de como es.





FALSEDAD


La sensación, el sentimiento de ser un "yo" separado de la VIDA no es natural, no es original de uno.

Es el resultado de identificarse con la idea, de que necesito para ser, de un requisito previo: que tal o cual cosa mía o ajena cambie.

Basta ver la falsedad de este postulado, para que la mentira, y el sentimiento de separación que nos causaba, nos abandonen.

Así se da cuenta uno, de que uno ya es, y reposa así en eso, que es el SER que en realidad uno es.




VER


Ver la naturaleza ilusoria de todo lo mental, de su absoluta falta o carencia de realidad, es lo único que se necesita para vivir libres, más allá, o más acá de ello.







Richard Mesones.

lunes, 8 de marzo de 2010

Bienestar y Jnana Yoga.

El bienestar es el estado natural de la vida, y en el caso del ser humano, de una vida vivida en integridad.

Esto no es una salvedad, sino que dicha condición (la integridad) se impone, pues es el ser humano el único ser que conocemos que puede "tratar de no ser si mismo".

Sea lo que sea que surja de dicho estado, cualquiera sea el impulso, cualquiera sea la acción, mientras no vulnere de ningún modo la integridad del ser en el cual surge, mientras no sea un intento de "llegar a ser", entonces el bienestar está garantizado.

Bienestar es el estado natural de la vida que fluye manifestándose diversamente, siempre de manera absolútamente fiel a si misma, a su verdadera naturaleza.

Por tanto, cualquier bienestar que haya que buscar, no es el verdadero bienestar.
Cualquier bienestar que sea el producto de una práctica, o del consumo de una substancia, o de una relación, o de lo que sea, no es el verdadero bienestar.
Cualquier bienestar "por venir", prometido a uno por el maestro que sea, por la doctrina que sea, por el método o camino que sea, es total y completamente FALSO.

El verdadero bienestar es natural, no puede buscarse porque no puede perderse, no puede conseguirse o lograrse, pues no se puede carecer de él.

Y, aunque esto le pueda sonar extraño, el único motivo por el cual usted pudiera no sentir ese bienestar natural en este mismo momento o en cualquier otro momento, es precisamente, porque lo está buscando.

Cualquier búsqueda sea la búsqueda que sea, por los motivos que sea, por medio de los medios que sea, es siempre un mirar hacia fuera del propio ser.

Es alejarse.


Toda búsqueda -sin excepción- es en la dirección equivocada.

La vida no alberga en si misma ningún sentido de carencia.
No carece de nada, no necesita de nada para ser lo que es, no desea nada para "completarse", ni tiene nada que temer, ni puede ser jamás despojada de su esencia, pues la misma es inalterable, atemporal, inmodificable.

Reposar en esta conciencia de ser la vida, es la máxima seguridad.
La única y verdadera seguridad real.

¿Qué es lo que inhibe o niega el emerger de ese natural sentido de bienestar en la propia conciencia, en el propio ser?

La creencia, el asumir, la identificación con el pensamiento "necesito que X sea de tal o cual modo para poder sentirme bien".

Identificación es precisamente eso, el asumir que soy idéntico a lo expresado por el pensamiento con el cual me identifico.

El asumir que ese es mi sentir real, que así es como realmente yo me siento por mi mismo.

Que ese, así, soy yo.

Y eso es faltar a la verdad de lo que soy, al que verdaderamente soy, a como verdaderamente siento.

Es faltar a mi integridad.

Es faltar al ser que soy.

Y es así como al negar que siento lo que verdaderamente siento, me niego también a sentir-me tal cual en realidad me siento.

Y como el bienestar proviene siempre de mi mismo ser, al no sentir-me tal cual soy, tampoco siento ya más el natural sentido de bienestar que emanaba de mi mismo ser.

Ya no me siento; me pienso.

Es el comienzo de la pre-meditación y del mal-estar.

Bienestar es en realidad el estado natural de la vida.

Sucede "otra vez" cuando la búsqueda -que es pre-meditación- termina.

Es el "estado" natural de la vida siendo tú, yo , y todo lo que es.

En ella no hay ningún "yo" separado de ella viviéndola.

JAMÁS.

Sin ser separado de la vida, ¿quién hay que necesite o deba, o pueda "meditar"?

¿Quién que necesite buscar bienestar en tal o cual situación, estado o actividad?

Ninguna cantidad de malabarismo mental que usted o nadie haga para llevar la atención a tal o cual cosa o lugar, ni ninguna cantidad de técnicas o substancias que usted utilice para logra dicho estado lo llevarán jamás a eso, que para empezar, no es estríctamente hablando, un estado.

Es, de hecho, lo que trasciende por su misma naturaleza, cualquier estado.

Trasciende, más no por eso está "más allá" de cualquier estado, sino de hecho, está más acá, en donde todos los estados emergen, vibran por un momento, y luego se disuleven nuevamente.



Bienestar es el no-estado natural de la vida, y este se disfruta espontáneamente, cuando ya no hay ningún "yo" buscándolo.

La vida entonces es simple.
No fácil, sino simple.

De hecho, me atravería a decir, que en muchas ocaciones podría ponerse bastante difícil, pero aún así, simple.

Siempre simple, independientemente de que los retos o desafíos que enfrentemos, nos resulten fáciles de resolver en un momento, y difíciles al momento siguiente.

Y no hay nada que "usted" pueda hacer para "llegar" ahí.

Ni bhakti yoga (devoción), ni karma yoga (acción desinteresada), ni raja yoga (meditación o camino regio a lo real).

Todas son "vías" ilusorias para "ir" ¡a donde en realidad ya se está!

No hay bhakti, ni karma, ni raja, ni nada, sino hay verdaderamente lo único "necesario": jnana.

O sea, discernimiento de la verdad, del verdadero ser.

Cualquier otra "vía" es tan sólo un enfatizar la supuesta y ficticia existencia de un "yo" separado que es el que realiza la devoción, la acción o la meditación; separado de la fuente con la cual pretende mediante dicho medio, volver a unirse, a re-ligarse.


No hay yoga sin autoindagación.

Sólo la autoindagación le "devuelve" a su natural fluir en bienestar.

Sólo la autoindagación es el verdadero yoga.

Y es todo lo que es "necesario" para recuperar su sentido de bienestar, inherente a su propia integridad.





Richard Mesones.

martes, 2 de marzo de 2010

Ser como ellos - 2 - ADMITIR-SE - (admitir ser...)

La tendencia a la imitación es un mecanismo de supervivencia y aprendizaje instintivo.
Es sano, simple, espontáneo, directo, y eficaz.
Se puede observar a todo lo largo y ancho del acontecer en la naturaleza.

Esto es así, externamente hablando, claro está.

Internamente, no existe la posibilidad de no ser el que se es; por tanto no existe ninguna posibilidad de "llegar a ser", de "ser como"...

Usted es usted, sea lo que ello sea, y es lo único que puede ser.
Además, es el único usted que puede ser usted.

Cada quien es único; condenadamente único.

Tratar de ser como uno no es, es tratar de no ser como si se es.
Es tratar de no sentir como siento, y esforzarme, tratar de convencerme de que siento de un modo que no siento.

Puedo mentalmente crear cualquier sentimiento artificial, ficticio, en relación a lo que sea.
Pero no puedo "crear" el sentir natural.
Este me viene dado.
Es lo que soy, sin lugar a opción o elección alguna.
En ello no hay nada que decidir.
Lo interno es el reino donde no hay jamás ninguna decisión que tomar.
JAMÁS.

Usted siente como siente, y no siente como no siente.
Y esto es lo único real.
La verdad de lo que usted es.

Usted, y su verdadero sentir, son de hecho, lo mismo.
Su verdadero sentir es usted, como de verdad usted se siente frente a cada cosa y cada ser, de momento en momento.

Es la vida, manifestándose única en usted, como usted.

Cualquier otra cosa, es un invento, un traje que no es a mi medida.
Es tensión, incomodidad y malestar interior, sufrimiento.

Estas son las voces de la alarma que me dice que he adoptado como propio algo que no refleja mi sentir real.

Por tanto, tratar de ser, o tratar de sentir, o de llegar a ser, siempre es un movimiento de la atención desde lo real hacia lo mental o irreal; desde lo natural hacia lo artifiial; desde lo innato a lo adquirido; desde lo original hacia la imitación.

Siempre es tratar de "ser como...".

Es una noción que introducen en uno tempranamente, y que luego uno adopta como propia, y la mantine y defiende a capa y espada, hasta la muerte y más allá.

Es el movimiento de imitación que tanto funciona en el aprendizaje primario en lo externo, que quiero imponerlo también en lo interno, donde no aplica, pues en lo interno no hay posibilidad o elección.

Lo interno es el reino donde lo vivo cambia en su modo de sentirse, pero jamás en su particular sentido de ser si mismo, con ese particular perfume que sólo uno mismo es.

Por eso es que, independientemente de como uno se siente frente a algo o alguien, independientemente de los cambios que se vayan dando a lo largo de distintas etapas o momentos de la existencia, uno siempre se siente el mismo; uno siempre se "reconoce" como el mismo, sintiéndose hoy así, mañana asá, pero siempre uno mismo.

Idéntico a si mismo.


Todo tratar de ser, es siempre tratar de "ser como ellos".
Siendo "ellos", todos los referentes, reales o imaginados, de los cuales uno toma las nociones de como uno debiera ser; los "modelos" sobre los cuales uno construye su propio ídolo mental.

En el altar mental de dicho ídolo imaginario, uno sacrifica su corazón, y con él, el precioso y finito tiempo de vida, con que la vida nos ha obsequiado.

Hay identificación con alguna característica que otro exhibe y que yo asumo o creo no tener, y nace así la idea de que "necesito ser como..." para poder sentirme bien, completo, yo mismo.

A partir de ahí la búsqueda hacia afuera, tratando de llegar a ser, a sentirme, a lograr, a tener, etc, etc, etc.

Hasta que la muerte nos se-pare.

Hasta que la muerte nos pare; pare en uno el movimiento de la estupidez inconciente, de la insensatez miserabilizante, de la locura que todos compartimos como "lo normal".



El esfuerzo por tratar de ser, es hijo de la idea sugerida a mi por un tercero, de que yo "debería ser..." para poder sentirme...

La creencia en dicho "debería", crea en mi el sentimiento de que "necesito ser...".


Es una voz tan demencial, como sin-sentido y extranjera.

Es decirle a un perro que el no debería volver a decir guau.
O a un pino que debería dar manzanas.
O a usted, que no debería ser usted; que usted debería ser "otro".
Debería "ser como" fulano, o como mengana, etc.
Debería "esforzarse" por ser, o "llegar a ser...".

Lo de demencial me parece que ya quedó claro.


Sin-sentido.
Pues es eso mismo, un movimento de la atención desde el sentir real, hacia un modelo mental.
Es dejar de lado el como siento para atender a una idea sobre como "debería" sentir.
Es sin-sentido.
Y lo que sea que usted haga pero que verdaderamente no lo sienta, siempre será un sinsentido para usted.
Punto.


Extranjera.
AJENA A NUESTRO PROPIO SER.

Este es un punto crucial a la hora de indagar.

Pues basta con preguntarse con verdadero interés y atención ¡¿Quién dijo?!, y no contestarse nada mentalmente sino sentir, para darse cuenta de que esa voz no es nuestra, no es mi voz, no soy yo; no es mi verdadero sentir. NO ES NUNCA ALGO QUE EL CORAZÓN ME DIJO.

¡¿Y quién dijo que yo ya no soy yo?!

¡¿Quién dijo que tengo que llegar a ser...?!

¡¿Quién dijo que debería ...?!

¡¿Quién dijo que esa parte de tal o cual "enseñanza" o doctrina es lo que se aplica a mi en este momento?!

¡¿Quién dijo?!

¡¿Es eso lo que usted realmente siente?!

¡¿Y quién le dijo a su padre, a su sacerdote, a su maestro, a su gurú, o a quien carajo usted quiera, que usted no debería ser en este momento tal cual usted es en este momento?!

¡¿Quién dijo?!

Si usted no debiera en este momento sentir como siente, ni ver como ve, ni no ver como no ve, ni pensar como piensa, y por consecuencia, actuar como actúa, entonces usted no "debería" ser usted, "debería" ser otro!!!

¡¿No se da cuenta de que esa voz, no es de usted, no es usted, no es su sentir?!

¡¿No se da cuenta de que usted no se siente realmente así?!

¡¿De que usted no siente así?!

¡Basta ya de una buena vez!
¡Usted no tuvo, ni tiene, ni tendrá jamás ni la más mínima posibilidad de no ser el que es, ni de llegar a ser de un modo que en realidad usted NO ES!!!


¡Y usted lo sabe!


¡Deje ya de tratar de mentirse usted mismo a usted!

Ello es imposible, pero además es lo que no le permite vivenciarse a usted mismo y su vida desde la plenitud natural de ser.

O mejor dijéramos, vivenciarse ser, sin carencias ni necesidades internas de ningún tipo.


La clave es ADMITIR-SE.

Pues cuando uno admite la verdad en voz alta frente a si mismo escuchándose, entonces ya no la puede esconder más en los recovecos mentales de la nebulosa inatención.

Ya no puede seguir haciéndo como que "no sabe".
Como que no se había dado cuenta.

Ya no más.


Hay que hablarse, más que hablar con el psico-loco.
Hablarase, y serse franco.

Más que sincero.
Más que honesto.

Simplemente, absolútamente franco.

¿Para qué continuar jugándose trampas al solitario o insistir con una estrategia que jamás nos ha sacado de donde estamos?


Admitir, que a pesar de todos mis esfuerzos, siempre he sido yo mismo.
En el fondo, siempre yo mismo.

Admitir, que más allá de todo mi convencimiento, jamás sentí realmente de ese modo en que tanto traté de sentir.

Admitir, que por más que quise parecerme, no soy ellos, soy yo.

Admitir, que por más que he cambiado, hay algo en mi que no cambia y que jamás va a cambiar, ni aún el día mismo en que este cuerpo muera, y es que siempre soy yo mismo, y nunca otro; nunca ese otro que han querido que sea o que me parezca a...

Admitir, que cualquier intento por sentir de un modo que no siento, por ser de un modo que no soy, o de apartentar gustar de lo que no gusto, o de que siento interés por lo que no me interesa, lo único que va a traer a mi vida es más sufrimiento, tensión, malestar, agotamiénto, angustia, náusea y sinsentido. Desconección de la vida real que soy yo mismo siendo yo mismo.

Y ni siquiera podré complacer a nadie, pues por más esfuerzo que realice, jamás lograré llegar a ser lo que creen que debo ser; ¡siempre seré yo mismo fingiendo que no soy yo mismo!

Admitir que esto es lo que soy, sea lo que sea que ello sea, como sea que ello sea.

Admitir que siempre ha habido y va a haber gente a la cual le agrade tal cual soy, y gente a la cual no le agrade tal cual soy, y que está bien que así sea!

En definitva, es admitir y celebrar, que no sólo yo soy como soy, sino que cada quien es como es, independientemente de que uno admita que eso es así o no!



Ese admitirse es el verdadero dejarse ser.

Sin condiciones, sin intentar "cambiar" o "mejorar".

Ese es el veradero cambio, la veradera alquimia, que transforma la cualidad interior, el "ambiente" interior, y la calidad del propio vivir.

Es abrazarse.

Abrazar lo que es.

Y cuando se es capaz de abrazar la vida tal cual es, sin ponerle condiciones ni reparos, entonces ya lo que suceda específicamente en el acontecer cotidiano pasa a un segundo plano.

No hay más nada que hacer.

La vida es simple e indisimulablemente, a cada instante, en cada momento y paso del camino, la bendición de ser.





Richard Mesones.