Esa es, en los hechos, en la vivencia, la esencia de su ser.
Usted es incomparable.
Aùn para usted mismo/a.
Usted es ùnico/a.
Ùnico/a en su sentir, en su forma-de-ser, en su existir; en su "viaje", en su tour por esta temporalidad que es el escenario del universo.
Y no asumirlo, no asumirse, es la raìz de todas las desgracias.
Pues usted es la gracia de la vida floreciendo en forma de particularidad, como usted.
Negarse es negarla.
No asumirse es poner en duda la propia incomparabilidad.
¿Còmo?
Comparàndose.
Lo mismo que una vez que hacemos con nosotros mismos, se lo hacemos a todos los demàs incomparables.
Lo mismo que nos hicieron a nosotros en nuestra màs tierna infancia, y que luego nosotros aprendimos a hacernos de por vida.
Comparase es violentarse en lo màs ìntimo, en nuestro sentido de integridad particular.
Es violentar nuestra incomparabilidad.
Compararse con una imàgen de otro, de algùn hèroe, de algùn ìdolo, con la imàgen de como fui, o de como creo que "deberìa ser".
Compararse es comparar este momento, que es como es y en el cual soy como soy, con "otro" momento que sòlo existe ahora en mi imaginaciòn.
Pues este es el ùnico momento, y èste es el ùnico que soy.
Comparar este momento es compararme a mi tal cual soy en este momento, con
una idea de como en este momento deberìa sentirme.
Y es de esa comparaciòn donde nace en nosotros el sentimiento de inadecuaciòn, de separaciòn respecto de la gracia de la vida, la gracia del momento.
Nace en uno el sentimiento y la nociòn mental de que "debe haber algo malo conmigo, algo malo en mi", algo que no està del todo bien conmigo, algo rechazable, mejorable, perfeccionable.
Algo que no es como "deberìa" ser.
Por eso es por lo que, cualquier idea de progresiòn interna, de "mejoramiento", de "perfeccionamiento de si", de "purificaciòn", etc, lleva en si el gèrmen del rechazo hacia uno mismo, de la no-aceptaciòn de si mismo, de la no-admisiòn de si mismo, de la violencia contra si mismo, de la des-integraciòn de si mismo; del propio desamor mismo.
Y mientras esto subsista en nuestro interior, la "carencia" que ello provoca, el sentimiento de separaciòn e inadecuaciòn, etc, jamàs podrà subsanarse mediante la adquisiciòn o experiencia de ninguna cosa ni ningùn estado; mediante ninguna tècnica, mètodo, ni "soluciòn" alguna, mediante ninguna terapia, ni mediante fàrmaco o droga alguna, ya sea de las legales/represivas, o de las ilegales/reveladoras.
Sòlo asumièndo y vivièndo en la propia incomparabilidad puede el ser florecer en integridad, en sanidad, en comuniòn con y en la vida.
Y sòlo esto es vivir.
El resto es tan sòlo imitar, tratar de llegar a ser, de encajar, negociar, luchar, esforzarse, sufrir, y malgastar el precioso e irreversible tiempo vital en el inùtil tratar de no ser como soy por llegar a ser de uno modo que no soy ni serè jamàs.
Pues esto incomparable que soy, no es el producto de algo.
No es el producto de la educaciòn, ni del pasado, ni de la genètica, ni de ningùn hacer en particular.
No es el producto de ser de tal o cual nacionalidad, ni de vivir asì o asà, ni de alimentarse con, o de vestir... o de trabajar... o de no trabajar... o de desvestir...
Esto es anterior aùn a que como ser humano pudiera decir "a".
Ya en la vida fetal, en el mismo comportamiento celular del embriòn, del òvulo fecundado, la chispa de la particularidad està allì.
Observable de manera evidente e incuestionable en el comportamiento de los gemelos idènticos en la placenta, en los cuales cada uno va a tener un comportamiento propio que no es ni adquirido ni heredado.
Todo lo vivo tiene esa chispa de incomparabilidad.
Y es la comparaciòn lo que introduce en uno la idea, el sentimiento, el secreto temor de no ser del todo adecuado, no ser del todo aceptable, amable, de no ser del todo como "deberìa" ser, como se espera de mi que sea...
Sin comparaciòn la vida en uno no està sujeta a ninguna referencia o condiciòn interna para ser.
No està acotada a un movimiento en una direcciòn pre-determinada, pre-meditada.
Sin comparaciòn con una meta, con una imàgen, con una idea, no hay devenir psicològico, ni el temor que el mismo conlleva.
Sin comparaciòn la vida, el vivir, es la pura gracia de ser.
Es incomparable.
Y nada màs se puede agregar o decir.
Puedo usar la funciòn comparativa allì donde si aplica, o sea, en lo externo.
Comparo estos zapatos con estos otros para ver cual me va mejor.
Pero no interiormente.
Interiormente, la comparaciòn es el factor del miedo, de la desgracia, de la "carencia", de la separaciòn, del aislamiento.
¿Y SIN COMPARARME, QUÈ SUCEDE, CÒMO ME SIENTO...?
¿Y SIN COMPARAR A X, QUÈ SUCEDE, CÒMO ME SIENTO...?
¿Y SIN COMPARAR?
(interiormente, claro està)
¿Y SIN COMPARARME?
¿Còmo serìa vivir sin compararme?
Nunca màs...
Pregùnteselo.
Averìgüelo.
Es la ùnica forma en que tiene sentido vivir.
R.
Muy Bueno
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