domingo, 16 de noviembre de 2008

¿Què es lo que màs desea usted?

¿Què es lo que màs desea usted?
¿poder? ¿realización personal? ¿iluminación? ¿èxito material?
¿seguridad? ¿popularidad, reconocimiento? ¿ser amado?
¿tener esto o aquello o lo de màs allà? ¿màs conocimiento?
¿trascendencia? ¿lograr poderes? ¿llegar a convertirse en alguien especial? ¿ser un amante incomparable?

¡¿Què es lo que usted desea en realidad?!

Nada de esto es lo que usted desea, sino felicidad;
la felicidad que usted cree que el llegar a ser o el tener esto o aquello le podrà comprar.

Si se ha esforzado toda su vida, al igual que el 99,99% de los seres humanos en este planeta y de todos los que le precedieron, y aùn asì no es feliz ahora, ¿seguirà usted insistièndo en la direcciòn de “cuando logre tal o cual cosa o tenga tal otra o llegue a ser asì o asà voy a ser feliz”?
¿Y si usted pudiese saltearse todos esos “intermediarios”, esos pre-requisitos o condiciones y ser feliz ahora?
Si la felicidad le estuviese “asegurada”¿seguirìa insistiendo en “tratar de llegar a ser”?

La felicidad no es un objeto, algo que obtener y adozar a usted; la felicidad es la propia naturaleza de usted y de todo lo que es.
Buscarla, a travès de llegar a ser, o a tener o a hacer, es “alejarse” de ella, es mirar en la direcciòn equivocada.

La insaciable búsqueda de felicidad allì donde no puede jamàs encontrarse es lo que una vida de sufrimiento, indignidad e incompletitud es.

La felicidad no es usted màs algo que “me hace feliz”, lo cual es lo mismo que el adicto experimentando el estado de euforia que le produce la dosis conseguida; la felicidad es darse cuenta de ser-felicidad.

Ser felicidad, sin ningún requisito previo para “llegar a ser feliz”.
Ser feliz es darse cuenta de ser felicidad por si mismo sin tener que elegir entre esto o aquello, sin alusiòn ni asociación a nada ni nadie externo a uno como condiciòn para ser feliz.

En otras palabras, usted, libre de cualquier falsa condiciòn auto asumida, vivencia la felicidad inamovible siempre presente que es su propia naturaleza.
Por ello, no hay nada que hacer para ser feliz, todo lo necesario es liberarse de las condiciones que uno cree (asume como verdaderas) que “necesita” para sentirse asì.

Liberación es ser, sin condiciones internas de ningún tipo.

Y la verdad es lo ùnico capaz de liberarle de la falsedad auto asumida.

O sea, ver lo falso como tal, viendo que ello no es la verdad de lo que soy, es verse libre de ello; es ser la verdad de lo que soy sin identificarme con ningún pensamiento o historia mental o condiciòn que distorsione mi sentir natural y ùnico, como ser pleno, ilimitado e incomparable que soy.
Ver el error como tal es lo que me libera de errar, de la identificación con lo que me falsea e inhibe el fluir de mi ser-conciencia-felicidad.

Libre de todo pensamiento o idea condicionante no existe barrera alguna para darme cuenta de ser-felicidad.

Nada hay que hacer por tanto para ser feliz, todo lo que hay que hacer es discernir, indagar en las causas de nuestra infelicidad, en los pensamientos y los sentimientos a que nos aferramos como condiciones para ser y por medio de los cuales negamos nuestra felicidad, nuestra naturaleza esencial, postergàndonos y postergàndola, exiliàndola por siempre a la ficticia tierra del mañana en la cual voy a “llegar a ser”.

Cuando mediante la autoindagaciòn se evidencia la falsedad de las condiciones que me habìa autoimpuesto, entonces el ser-conciencia-felicidad que soy no encuentra ya en si mismo barrera alguna para ser-felicidad, de modo evidente, espontàneo y sin esfuerzo alguno de nuestra parte.

No hay camino alguno hacia la felicidad.

La felicidad es usted, usted “caminando”, siendo, como el ser incondicionado y ùnico que usted es, ha sido y serà.
Sea feliz ya, siendo lo que usted es, y deje que la felicidad le lleve de la mano por el sendero ùnico que su existencia traza de luz, con inimitable cadencia, en la inabarcable extensión sin orillas de este misterio que es la Vida.

Esta es la promesa de la liberación a travès de la autoindagaciòn.

No es la felicidad lo que hay que buscar, sino ver a què me aferro que me hace sufrir. El sufrimiento jamàs procede de los hechos de la vida, sino de nuestros pensamientos no indagados sobre ellos.

El final del sufrimiento es el emerger de la conciencia de ser-felicidad, màs allà de cualesquiera que sean las condiciones externas de vida en las cuales esta conciencia atemporal e inalterable emerge, y ya jamàs se vuelve a olvidar.



Richard Mesones.

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