.
Este es el secreto de toda vida.
Que no hay propósito para estar aquí.
O lo que es lo mismo, que el propósito de estar aquí es estar aquí.
No estar aquí así o asá, de tal o cual modo.
Sino simplemente estar aquí como sea que uno esté en este momento.
No hay ningúna manera de estar aquí que sea "la correcta".
Ni ninguna que no la sea.
Y creer cualquier otra cosa es "luchar, esforzarse y sufrir por llegar a ser".
Por no ser lo que soy como soy, y llegar a ser algo que no soy.
Creer eso es convertirme en un "yo-inadecuado" que se siente como una entidad aislada, separada de la vida, a la cual las cosas le suceden a él.
Un "yo" que tiene que estar todo el tiempo esforzándose por "progresar", por "ser mejor", por acercarse a "lo que debería ser".
Sin esa creencia, hay comunión internamente.
Y por añadidura, externamente también, al punto que "interno" y "externo" se disuelven.
No hay ya más "yo", que en realidad nunca hubo.
Hay sólo la vida, siendo lo que es, manifestándose con la apariencia de cada cosa y cada quien.
Hay sólo lo Absoluto, que ha querido saborearse a si mismo en la aventura absolutamente irrepetible de ser, de existir, de estar aquí, ahora, como el usted que "usted" aquí y ahora es.
Sin nada por lo que matar o matarse.
Sin nada que tener que lograr o alcanzar para hacerse merecedor de sentirse en unidad con la vida.
Sin nada especial que haya que saber o hacer para disfrutar.
Y lo que es más, sin nadie que mate o se mate, sin nadie que tenga que hacer o saber o tratar de o lograr o alcanzar nada.
Sin ningún "yo" que tenga que hacer nada para ser así o llegar a ser asá.
Hay tan sólo lo Absoluto, lo único que ES, siendo usted, yo, la rosa y el clavel.
Hay lo mismo que hasta ahora ha habido, y lo mismo que probablemente después de ahora va a haber.
Y si hay lo mismo, ¿cuál es la diferencia que el darme cuenta de este secreto me puede hacer?
La diferencia es abismal.
En una nunca hubo ni habrá jamás paz.
En la otra nunca habrá nada más que paz.
Y contento.
Y absoluta e imperturbable conciencia de que se está en casa, y de que jamás se ha dejado ni se dejará de estar.
El propósito de estar aquí es estar aquí.
Este es el "secreto" que jamás podrá ser "mi" secreto o "tú" secreto.
Es el secreto de toda vida.
El secreto de la vida.
Richard Mesones.
viernes, 25 de diciembre de 2009
Inteligencia y sufrimiento.
.
Internamente, la inteligencia no se vincula al experimentar, memorizar, conocer, etc, sino que de hecho, la inteligencia opera internamente cuando se desvincula de todo conocimiento.
El conocimiento en lo externo, en lo material, en lo aparente, aplica; es apropiado.
En lo interno, el conocimiento, que es la carga del pasado, de lo ya muerto, es lo que no me permite ver, darme cuenta.
Cuando la atención se vuelca a lo interno, pero distorsionada por el filtro del pensamiento, es entonces inatención.
Cuando la atención se vuelca a lo interno, pero desvinculada del filtro distorsionante del pensamiento, que es conocimiento, memoria, experiencia, entonces hay ver, que es darse cuenta de lo que es en este momento, ¡tal cual es en este momento!
Sin comparación de lo único que en ese momento es, con ninguna idea mental extraída de "lo que fue" pero que ya no es, ni tampoco con ninguna proyección sobre "lo que debería ser".
Así, no hay ninguna "dualidad" mental.
Hay solamente lo que es.
Y se ve con absoluta claridad.
Es el fin de la confusión.
Eso es ver. Darse cuenta.
En ese ver, hay darse cuenta de la naturaleza de lo visto, pues es un ver total y sin distorsión de ningún tipo, que no deja lugar a ninguna duda, a ninguna especulación, a ninguna "inseguridad" respecto de que lo que se está viendo es así tal cual se lo está viendo.
Así, la naturaleza real de lo visto es puesta en evidencia en nuestro ver.
A partir de ello, surgirá la acción correcta espontáneamente, si es que alguna acción es requerida, y no brotará si no lo es.
Lo que hay, es la respuesta adecuada, que es el movimiento de la inteligencia en uno; a través de uno.
Todos nuestro resortes internos de seguridad, nuestros "instintos" de sanidad, nuestros mecanismos de conservación de la integridad funcionan y funcionarán óptimamente hasta el momento mismo de la muerte de este cuerpo.
No son ésto mecanismos, que insisto, se conservan intactos en todo ser humano durante toda su vida, los que nos trampean frente al sufrimiento.
Es nuestra incapacidad para ver la falsedad de algo asumido como verdadero o valedero para mi, lo que hace que las alarmas de la integridad sean desoídas.
Y la alarma fundamental es el sufrimiento.
La segunda es la enfermedad.
Y la tercera, las circunstancias imposibilitantes.
Estas alarmas, siguen siendo el movimiento de la inteligencia en nosotros, diciéndonos que esa creencia no es nuestro verdadero sentir.
Mostrándonos como se siente nuestro ser cuando asumimos para nosotros algo que en verdad no sentimos así.
Es nuestra propia integridad, diciéndonos que ese no es nuestro camino en la vida.
Desoírle es desoírse.
Desobedecerle es desobedecerse.
Y dotar de continuidad al sufrimiento en nosotros.
La inteligencia en lo interno no se relaciona con "pensar acerca de lo que siento", sino con darme cuenta de lo que siento!
Esa misma inteligencia me revela frente a cada cosa y cada ser, en cada instante de mi vida, si algo o alguien es bueno para que yo me sienta bien conmigo mismo, o si no lo es, si por el contrario es destructivo para mi.
Y nada tiene que ver con el imbecilismo mental del "me gusta" y el "no me gusta", que es simplemente el focilizamiento de la mente en el recuerdo del placer/dolor de lo ya experimentado.
No es una cuestión de simple placer/dolor.
Es darse cuenta frente a cada "opción", cual es la que niega el florecer de mi ser y cual es la que no.
Cuando asumo, cuando me creo tal o cual pensamiento, me siento tenso, incómodo, ansioso, como si tuviera que salir corriendo a hacer algo y no pudiera disfrutar de simplemente ser yo mismo.
Cuando no lo asumo, me siento más "normal", más yo mismo, distendido, sereno, plácido, centrado, contento, naturalmente bien, aún cuando reconozca que no estoy habituado a sentirme así ni a "pensarme" sin esa creencia que acabo de desechar tentativamente.
Adivine, ¿cuál de las dos es la "opción" que me permite florecer en integridad?
Creer que necesito para dejar de sufrir algo que no necesito, ¡eso es el sufrimiento!
Darme cuenta que no necesito de esa tal o cual cosa para sentirme X y así dejar de sufrir, eso es inteligencia.
Y es el fin del sufrimiento.
Richard Mesones.
Internamente, la inteligencia no se vincula al experimentar, memorizar, conocer, etc, sino que de hecho, la inteligencia opera internamente cuando se desvincula de todo conocimiento.
El conocimiento en lo externo, en lo material, en lo aparente, aplica; es apropiado.
En lo interno, el conocimiento, que es la carga del pasado, de lo ya muerto, es lo que no me permite ver, darme cuenta.
Cuando la atención se vuelca a lo interno, pero distorsionada por el filtro del pensamiento, es entonces inatención.
Cuando la atención se vuelca a lo interno, pero desvinculada del filtro distorsionante del pensamiento, que es conocimiento, memoria, experiencia, entonces hay ver, que es darse cuenta de lo que es en este momento, ¡tal cual es en este momento!
Sin comparación de lo único que en ese momento es, con ninguna idea mental extraída de "lo que fue" pero que ya no es, ni tampoco con ninguna proyección sobre "lo que debería ser".
Así, no hay ninguna "dualidad" mental.
Hay solamente lo que es.
Y se ve con absoluta claridad.
Es el fin de la confusión.
Eso es ver. Darse cuenta.
En ese ver, hay darse cuenta de la naturaleza de lo visto, pues es un ver total y sin distorsión de ningún tipo, que no deja lugar a ninguna duda, a ninguna especulación, a ninguna "inseguridad" respecto de que lo que se está viendo es así tal cual se lo está viendo.
Así, la naturaleza real de lo visto es puesta en evidencia en nuestro ver.
A partir de ello, surgirá la acción correcta espontáneamente, si es que alguna acción es requerida, y no brotará si no lo es.
Lo que hay, es la respuesta adecuada, que es el movimiento de la inteligencia en uno; a través de uno.
Todos nuestro resortes internos de seguridad, nuestros "instintos" de sanidad, nuestros mecanismos de conservación de la integridad funcionan y funcionarán óptimamente hasta el momento mismo de la muerte de este cuerpo.
No son ésto mecanismos, que insisto, se conservan intactos en todo ser humano durante toda su vida, los que nos trampean frente al sufrimiento.
Es nuestra incapacidad para ver la falsedad de algo asumido como verdadero o valedero para mi, lo que hace que las alarmas de la integridad sean desoídas.
Y la alarma fundamental es el sufrimiento.
La segunda es la enfermedad.
Y la tercera, las circunstancias imposibilitantes.
Estas alarmas, siguen siendo el movimiento de la inteligencia en nosotros, diciéndonos que esa creencia no es nuestro verdadero sentir.
Mostrándonos como se siente nuestro ser cuando asumimos para nosotros algo que en verdad no sentimos así.
Es nuestra propia integridad, diciéndonos que ese no es nuestro camino en la vida.
Desoírle es desoírse.
Desobedecerle es desobedecerse.
Y dotar de continuidad al sufrimiento en nosotros.
La inteligencia en lo interno no se relaciona con "pensar acerca de lo que siento", sino con darme cuenta de lo que siento!
Esa misma inteligencia me revela frente a cada cosa y cada ser, en cada instante de mi vida, si algo o alguien es bueno para que yo me sienta bien conmigo mismo, o si no lo es, si por el contrario es destructivo para mi.
Y nada tiene que ver con el imbecilismo mental del "me gusta" y el "no me gusta", que es simplemente el focilizamiento de la mente en el recuerdo del placer/dolor de lo ya experimentado.
No es una cuestión de simple placer/dolor.
Es darse cuenta frente a cada "opción", cual es la que niega el florecer de mi ser y cual es la que no.
Cuando asumo, cuando me creo tal o cual pensamiento, me siento tenso, incómodo, ansioso, como si tuviera que salir corriendo a hacer algo y no pudiera disfrutar de simplemente ser yo mismo.
Cuando no lo asumo, me siento más "normal", más yo mismo, distendido, sereno, plácido, centrado, contento, naturalmente bien, aún cuando reconozca que no estoy habituado a sentirme así ni a "pensarme" sin esa creencia que acabo de desechar tentativamente.
Adivine, ¿cuál de las dos es la "opción" que me permite florecer en integridad?
Creer que necesito para dejar de sufrir algo que no necesito, ¡eso es el sufrimiento!
Darme cuenta que no necesito de esa tal o cual cosa para sentirme X y así dejar de sufrir, eso es inteligencia.
Y es el fin del sufrimiento.
Richard Mesones.
sábado, 19 de diciembre de 2009
Todos nuestros miedos...
.
Todo miedo es desear-buscar seguridad afuera.
Y esa seguridad externa, en el mundo de lo cambiante, no existe.
El buscar seguridad afuera, en donde no puede jamás ser hallada, es lo que crea el sentimiento de dependencia e inseguridad adentro, o sea, en uno.
La inseguridad, por tanto, soy yo mismo, pensando-creyendo que necesito de eso (X) para poder sentir-me esto (seguridad-aceptación-control-etc).
Todos nuestros miedos y "necesidades psicológicas" son deseo de cualidades inherentes al propio ser, cualidades que no nos damos cuenta de tener-ser, y que por tanto las buscamos afuera, donde no existen.
Y el seguir buscándolas afuera, es a su vez, lo que no nos permite percibirlas en nosotros mismos.
Desear algo es creer que no se lo tiene ya, y que necesito de tal o cual objeto-persona-circunstancia para poder sentirme así o asá.
El miedo es creer en un "objeto-seguridad" que está "allá afuera" en el mundo, o en un estado bioquímico particular del cerebro-mente; y al creerlo, no darme cuenta de que eso que siento como inseguridad-temor-miedo es en realidad el sentimiento de carencia de seguridad provocado en mi por la falsa creencia de que la seguridad es o se vincula a un objeto particular externo a mi.
La "carencia de seguridad" no es otra cosa que yo-mismo-pensando-así-y-creyéndomelo.
La creencia en la supuesta realidad del objeto mental al cual yo llamo seguridad es lo que genera la sensación de falta de seguridad en mi, al constatarse la carencia en mi vida de ese objeto específico.
Si, basándome en la memoria, recuerdo que la última vez que puede volar seguro era porque como Dumbo, llevaba una pluma mágica en la oreja, entonces en mi mente la seguridad como un modo de sentirme, estará condicionada a que tenga una pluma o no; y en la medida de mi convencimiento, si no logro dar con esa pluma, me voy a sentir muy pero muy inseguro.
Pero la seguridad no es ni fue nunca la pluma, como la inseguridad tampoco es la ausencia de la pluma.
Creer que necesito la pluma para sentirme seguro, eso es-y-crea la inseguridad.
Y darme cuenta de que esto es un delirio, de que no tiene ninguna realidad en mi sentir, y que tan sólo soy yo creyendo-asumiendo como verdadero algo que es totalmente falso, darme cuenta de ello, es lo que termina con toda traza de inseguridad en mi ser.
Cuando ya no hay ninguna sensación de carencia de seguridad en mi ser, tampoco hay ninguna "necesidad" de seguridad, ni ninguna seguridad que buscar en ningún lado, pues nadie siente ser-estar amenazado.
Creer que la seguridad-aprobación-control es algo distindo de mi (no-yo), eso es lo que la inseguridad-desaprobación-descontrol es.
El miedo a sufrir es sufrir de miedo; y el miedo es-el-sufrimiento.
El miedo a la soledad es-en-si el aislamiento de la vida.
El miedo al rechazo, a no ser aceptado-reconocido-valorado, el creer que necesito que otros me acepten para ser aceptable, eso es rechazarme a mi mismo por lo que soy y valgo, independientemente de que los demás sepan valorarme o no.
El miedo a no valer ante los ojos de otro es no valorarse, negarse el propio valer ante los propios ojos.
Y así ad-infinitum...
Pues el verdadero nombre del dios-miedo-deseo-necesidad-de-seguridad es legión.
Y aunque sus rostros o ropajes sean miles, su esencia es esta, a saber: creer-asumir que necesito X para poder sentirme ...
Una vuelta más de tuerca, es lo que podemos encotrar en los hábitos que son evidentemente destructivos y que aún así continuamos ejecutando.
Como el caso de la mujer golpeada-insultada-destratada que se deja seguir destratando.
O el de aquel o aquella que entre dos posibles relaciones, "elige" aquella en la cual se siente incompleta e insatisfecha, pero no "corre el peligro" de ser lastimada "más tarde".
Detrás de todo hábito psicológico, y especialmente detrás de todo hábito psicológico negativo, autodestructivo, o autosaboteador, lo que hay es la enfermiza y trastornada búsqueda de seguridad que me lleva a "preferir lo malo-conocido que lo bueno-por-conocer".
"Por lo menos así ya sé a qué atenerme".
Esa es la diabólica y mizerabilizante seducción de la zona confortable.
Que aunque mi vida sea una absoluta mierda humanamente insoportable, denigrante y sin sentido, es "por lo menos" una mierda conocida.
Aquel que ha sido golpeado reiteradamente en su vida, aquel que ha tenido muchos reveses, fácilmente se acobarda, y llega a pensar amargamente, que nunca un cambio puede ser para mejor.
Prefiere sufrir anticipadamente, a la posibilidad de "ilusionarse" y sufrir luego inesperadamente.
Y en la inmensa mayoría de los seres humanos, estos mecanismo no son jamás vistos ni investigados, y se sobrevive y se muere esclavo de ellos, creyendo que uno elige, cuando en realidad son sus miedos, sus amos, y no su corazón, los que eligen.
Cuando me doy cuanta de la falsedad de creer que la seguridad depende de tal o cual cosa externa a mi propio ser, es ahí entonces que la seguridad inherente al propio ser se deja sentir claramente...
Ese es el fin de todos nuestros miedos.
Y el nacer de esa confianza interior, en la cual puede el corazón del hombre florecer...
Richard Mesones.
Todo miedo es desear-buscar seguridad afuera.
Y esa seguridad externa, en el mundo de lo cambiante, no existe.
El buscar seguridad afuera, en donde no puede jamás ser hallada, es lo que crea el sentimiento de dependencia e inseguridad adentro, o sea, en uno.
La inseguridad, por tanto, soy yo mismo, pensando-creyendo que necesito de eso (X) para poder sentir-me esto (seguridad-aceptación-control-etc).
Todos nuestros miedos y "necesidades psicológicas" son deseo de cualidades inherentes al propio ser, cualidades que no nos damos cuenta de tener-ser, y que por tanto las buscamos afuera, donde no existen.
Y el seguir buscándolas afuera, es a su vez, lo que no nos permite percibirlas en nosotros mismos.
Desear algo es creer que no se lo tiene ya, y que necesito de tal o cual objeto-persona-circunstancia para poder sentirme así o asá.
El miedo es creer en un "objeto-seguridad" que está "allá afuera" en el mundo, o en un estado bioquímico particular del cerebro-mente; y al creerlo, no darme cuenta de que eso que siento como inseguridad-temor-miedo es en realidad el sentimiento de carencia de seguridad provocado en mi por la falsa creencia de que la seguridad es o se vincula a un objeto particular externo a mi.
La "carencia de seguridad" no es otra cosa que yo-mismo-pensando-así-y-creyéndomelo.
La creencia en la supuesta realidad del objeto mental al cual yo llamo seguridad es lo que genera la sensación de falta de seguridad en mi, al constatarse la carencia en mi vida de ese objeto específico.
Si, basándome en la memoria, recuerdo que la última vez que puede volar seguro era porque como Dumbo, llevaba una pluma mágica en la oreja, entonces en mi mente la seguridad como un modo de sentirme, estará condicionada a que tenga una pluma o no; y en la medida de mi convencimiento, si no logro dar con esa pluma, me voy a sentir muy pero muy inseguro.
Pero la seguridad no es ni fue nunca la pluma, como la inseguridad tampoco es la ausencia de la pluma.
Creer que necesito la pluma para sentirme seguro, eso es-y-crea la inseguridad.
Y darme cuenta de que esto es un delirio, de que no tiene ninguna realidad en mi sentir, y que tan sólo soy yo creyendo-asumiendo como verdadero algo que es totalmente falso, darme cuenta de ello, es lo que termina con toda traza de inseguridad en mi ser.
Cuando ya no hay ninguna sensación de carencia de seguridad en mi ser, tampoco hay ninguna "necesidad" de seguridad, ni ninguna seguridad que buscar en ningún lado, pues nadie siente ser-estar amenazado.
Creer que la seguridad-aprobación-control es algo distindo de mi (no-yo), eso es lo que la inseguridad-desaprobación-descontrol es.
El miedo a sufrir es sufrir de miedo; y el miedo es-el-sufrimiento.
El miedo a la soledad es-en-si el aislamiento de la vida.
El miedo al rechazo, a no ser aceptado-reconocido-valorado, el creer que necesito que otros me acepten para ser aceptable, eso es rechazarme a mi mismo por lo que soy y valgo, independientemente de que los demás sepan valorarme o no.
El miedo a no valer ante los ojos de otro es no valorarse, negarse el propio valer ante los propios ojos.
Y así ad-infinitum...
Pues el verdadero nombre del dios-miedo-deseo-necesidad-de-seguridad es legión.
Y aunque sus rostros o ropajes sean miles, su esencia es esta, a saber: creer-asumir que necesito X para poder sentirme ...
Una vuelta más de tuerca, es lo que podemos encotrar en los hábitos que son evidentemente destructivos y que aún así continuamos ejecutando.
Como el caso de la mujer golpeada-insultada-destratada que se deja seguir destratando.
O el de aquel o aquella que entre dos posibles relaciones, "elige" aquella en la cual se siente incompleta e insatisfecha, pero no "corre el peligro" de ser lastimada "más tarde".
Detrás de todo hábito psicológico, y especialmente detrás de todo hábito psicológico negativo, autodestructivo, o autosaboteador, lo que hay es la enfermiza y trastornada búsqueda de seguridad que me lleva a "preferir lo malo-conocido que lo bueno-por-conocer".
"Por lo menos así ya sé a qué atenerme".
Esa es la diabólica y mizerabilizante seducción de la zona confortable.
Que aunque mi vida sea una absoluta mierda humanamente insoportable, denigrante y sin sentido, es "por lo menos" una mierda conocida.
Aquel que ha sido golpeado reiteradamente en su vida, aquel que ha tenido muchos reveses, fácilmente se acobarda, y llega a pensar amargamente, que nunca un cambio puede ser para mejor.
Prefiere sufrir anticipadamente, a la posibilidad de "ilusionarse" y sufrir luego inesperadamente.
Y en la inmensa mayoría de los seres humanos, estos mecanismo no son jamás vistos ni investigados, y se sobrevive y se muere esclavo de ellos, creyendo que uno elige, cuando en realidad son sus miedos, sus amos, y no su corazón, los que eligen.
Cuando me doy cuanta de la falsedad de creer que la seguridad depende de tal o cual cosa externa a mi propio ser, es ahí entonces que la seguridad inherente al propio ser se deja sentir claramente...
Ese es el fin de todos nuestros miedos.
Y el nacer de esa confianza interior, en la cual puede el corazón del hombre florecer...
Richard Mesones.
sábado, 12 de diciembre de 2009
¿ Y sin esa idea...? ¿Qué sucede? ¿Cómo me siento? - (Preguntas Esenciales) -
.
Lo que es, ya es.
Y eso quiere decir que ya-fue.
Con sus dos sentidos esenciales insoslayables, a saber: que ya sucedió, no importa si hace diez años o cien, o diez días, o diez segundos o un segundo.
Ya sucedió y no hay ni habrá nada que nadie pueda hacer jamás, para que lo que ya sucedió, no haya ya-sucedido!
Cuando uno se da cuenta de ello, es después de haber acontecido, es cuando ya-sucedió.
El otro sentido de decir que algo ya pasó, es que ya pasó!
Ya pasó!
No está pasando ahora; por más placentero o doloroso que haya sido, pero ya no es más ni lo volverá a ser jamás!
Ya se terminó, murió, no existe más.
La única huella que dejó es en la memoria de quien recuerda el hecho, ¡y sólo cuando lo recuerda!
Recordar es pensar sobre algo que alguna vez fue pero que ya no es ni volverá a ser jamás.
Así, la vida es la manifestación constantemente cambiante, la danza de lo que es.
Es lo desconocido danzando bajo la apariencia del momento, la apariencia de lo que es.
Y esa apariencia sólo "dura" un instante; y muere inmediatamente para florecer en el instante siguiente.
Cada paso de ese danzar es único, e irrepetible.
Lo real no tiene "continuidad". Ni "dura" ni "cambia". Pues sólo cambia lo que dura y sólo dura lo que cambia. Ese es el mundo de las apariencias de lo real.
Lo real "está" más allá de las apariencias, el cambio, la duración, y las palabras.
Es la vida in-forme que todos somos y todo es.
Una vez dado, no se puede dar de vuelta ese mismo paso que ya se ha dado, que ya ha muerto; ni se puede volverlo atrás, ni corregirlo (pues no se puede hacer nada para que lo que ya fue de un modo no haya sido de ese modo!).
Todas nuestras reacciones psicológicas suceden bajo la "lógica" de que puedo hacer después algo para corregir lo que ya sucedió antes (¿¿¿???!!!).
Son la manifestación en hechos de la idea de que X "no debería" haber sido así (como fue).
La idea de que algo que es como es, no debería ser como es, es demencia.
Y no me refiero con esto a que no pueda ser distinto después, o a que uno deba tratar de mantener lo que sea tal cual está sin hacer nada en ninguna otra dirección, no.
Me refiero a que lo que es en este momento, es sólamente tal cual es, y así como es, es la única forma en que en-este-momento puede ser.
La única vida, la real, sólo es, simpre, en-este-momento.
Y este momento es como es, y sólo como es.
Cualquier otra cosa es estar usando este momento para pensar sobre lo que ya fue y ya no es ni volverá a ser, o para pensar sobre lo que podría o no llegar a ser pero que tampoco es.
O sea, es estar "perdiéndose" el momento, y por lo tanto la vida!
Pues la vida sólo es Ahora.
Lo único que me hace sentirme como un "yo" separado de la vida, es la identificación con la idea de que algo (X) que ya sucedió (hace mil años o hace una milésima de segundo) no debería haber sido así.
La idea de que X no debería ser como es, es en realidad, la idea de que X no debería haber sido como fue en el momento en que lo percibí (hace diez años o diez segundos o una diezmilésima de segundo).
El sentimiento de separación, de ser un "yo" encapsulado en el cuerpo y aislado del fluir de lo-que-es (y lo que es, es la vida manifestándose así), es entonces, una idea, un constructo mental, una creencia.
Sin esa creencia, hay amor, afecto.
Hay amor a lo que es, tal cual es.
Y desde ese amor, se responde a lo que es.
Y sólo esa respuesta puede despertar en quien está dormido en una creencia, su sentido de realidad, de integridad, de verdad interior.
Nadie va a cambiar en nada porque usted o yo opinemos que no debería haber sido como fue; por nuestra creencia de que no debería ser como es.
La imposición no funciona ni funcionó jamás, ni con uno ni con nadie.
Y si no me cree, fíjese en un millón de años de "evolución"...
Pero si uno no está identificado con esa idea, entonces uno cambió.
Lo demás es subsidiario.
Si alguien actúa destructivamente contra otros y contra si mismo, no es precisamente porque se ame o sepa amar.
El también cree que él mismo no debería haber sido como fue, y que no debería ser como es; por eso su vida es una constante lucha y un infierno por tratar de devenir como se supone que "debería" ser, por "llegar a ser".
Y eso es no dejar que ese sentido de profundo afecto incondicional florezca en el propio corazón.
La idea de que algo o alguien, empezando por uno mismo, no debería ser como es, es la negación misma del amor.
Y por nuestra identificación con dicha idea, es que el mundo es lo que es.
Si usted desea profunadamente que alguien pueda saber lo que es el verdadero amor, ámele usted primero, para que así pueda él o ella amarse.
"Enseñe" el amor, amando.
Nuestro amor a lo que es, tal cual es, es nuestro amor a la VIDA, como sea que esta se presente frente a nuestros ojos para ser amada.
Mírele sin la idea de que "no debería" ser como es, y le verá tal cual es.
Le verá siendo para usted, frente a usted, lo mejor que en este momento es capaz de ser.
Y ese ver es dar.
¿Y sin la idea de que X no debería ser así (como es) ?
¿Y sin la idea de que X no debería haber sido así?
¿Cómo sería la vida, mi vida, yo, sin la idea de que algo o alguien no debería haber sido tal cual y como fué?
¿Cómo me sentiría sin esa idea? ¿Sin esa creencia?
Pues eso es todo lo que es, una creencia, ya que está claro que no es esa la realidad de lo que es.
¿Y sin la idea de que mi vida no debería haber sido como fue?
¿Y sin la idea de que yo no debería haber sido como fui?
¿Y sin la idea de que mi vida no debería ser/haber sido como es/fue?
¿Y sin la idea de que fulana/o no debería haber sido como fue?
¿Y sin la idea de que fulana/o no debería ser como es?
Pregúntate simplemente cómo te sentirías sin esa idea, y deja que desde tu interior, desde la verdad de lo que éres, de tu verdadero sentir, tu mismo SENTIR que es la respuesta, te traiga la respuesta, que es la verdad manifestándose como tú, de ese modo único en que tú éres, con ese modo único e irrepetible de sentir.
Como dijo un día la verdad a través de alguien por ahí:
Ama, y haz lo que quieras...
Richard Mesones.
Lo que es, ya es.
Y eso quiere decir que ya-fue.
Con sus dos sentidos esenciales insoslayables, a saber: que ya sucedió, no importa si hace diez años o cien, o diez días, o diez segundos o un segundo.
Ya sucedió y no hay ni habrá nada que nadie pueda hacer jamás, para que lo que ya sucedió, no haya ya-sucedido!
Cuando uno se da cuenta de ello, es después de haber acontecido, es cuando ya-sucedió.
El otro sentido de decir que algo ya pasó, es que ya pasó!
Ya pasó!
No está pasando ahora; por más placentero o doloroso que haya sido, pero ya no es más ni lo volverá a ser jamás!
Ya se terminó, murió, no existe más.
La única huella que dejó es en la memoria de quien recuerda el hecho, ¡y sólo cuando lo recuerda!
Recordar es pensar sobre algo que alguna vez fue pero que ya no es ni volverá a ser jamás.
Así, la vida es la manifestación constantemente cambiante, la danza de lo que es.
Es lo desconocido danzando bajo la apariencia del momento, la apariencia de lo que es.
Y esa apariencia sólo "dura" un instante; y muere inmediatamente para florecer en el instante siguiente.
Cada paso de ese danzar es único, e irrepetible.
Lo real no tiene "continuidad". Ni "dura" ni "cambia". Pues sólo cambia lo que dura y sólo dura lo que cambia. Ese es el mundo de las apariencias de lo real.
Lo real "está" más allá de las apariencias, el cambio, la duración, y las palabras.
Es la vida in-forme que todos somos y todo es.
Una vez dado, no se puede dar de vuelta ese mismo paso que ya se ha dado, que ya ha muerto; ni se puede volverlo atrás, ni corregirlo (pues no se puede hacer nada para que lo que ya fue de un modo no haya sido de ese modo!).
Todas nuestras reacciones psicológicas suceden bajo la "lógica" de que puedo hacer después algo para corregir lo que ya sucedió antes (¿¿¿???!!!).
Son la manifestación en hechos de la idea de que X "no debería" haber sido así (como fue).
La idea de que algo que es como es, no debería ser como es, es demencia.
Y no me refiero con esto a que no pueda ser distinto después, o a que uno deba tratar de mantener lo que sea tal cual está sin hacer nada en ninguna otra dirección, no.
Me refiero a que lo que es en este momento, es sólamente tal cual es, y así como es, es la única forma en que en-este-momento puede ser.
La única vida, la real, sólo es, simpre, en-este-momento.
Y este momento es como es, y sólo como es.
Cualquier otra cosa es estar usando este momento para pensar sobre lo que ya fue y ya no es ni volverá a ser, o para pensar sobre lo que podría o no llegar a ser pero que tampoco es.
O sea, es estar "perdiéndose" el momento, y por lo tanto la vida!
Pues la vida sólo es Ahora.
Lo único que me hace sentirme como un "yo" separado de la vida, es la identificación con la idea de que algo (X) que ya sucedió (hace mil años o hace una milésima de segundo) no debería haber sido así.
La idea de que X no debería ser como es, es en realidad, la idea de que X no debería haber sido como fue en el momento en que lo percibí (hace diez años o diez segundos o una diezmilésima de segundo).
El sentimiento de separación, de ser un "yo" encapsulado en el cuerpo y aislado del fluir de lo-que-es (y lo que es, es la vida manifestándose así), es entonces, una idea, un constructo mental, una creencia.
Sin esa creencia, hay amor, afecto.
Hay amor a lo que es, tal cual es.
Y desde ese amor, se responde a lo que es.
Y sólo esa respuesta puede despertar en quien está dormido en una creencia, su sentido de realidad, de integridad, de verdad interior.
Nadie va a cambiar en nada porque usted o yo opinemos que no debería haber sido como fue; por nuestra creencia de que no debería ser como es.
La imposición no funciona ni funcionó jamás, ni con uno ni con nadie.
Y si no me cree, fíjese en un millón de años de "evolución"...
Pero si uno no está identificado con esa idea, entonces uno cambió.
Lo demás es subsidiario.
Si alguien actúa destructivamente contra otros y contra si mismo, no es precisamente porque se ame o sepa amar.
El también cree que él mismo no debería haber sido como fue, y que no debería ser como es; por eso su vida es una constante lucha y un infierno por tratar de devenir como se supone que "debería" ser, por "llegar a ser".
Y eso es no dejar que ese sentido de profundo afecto incondicional florezca en el propio corazón.
La idea de que algo o alguien, empezando por uno mismo, no debería ser como es, es la negación misma del amor.
Y por nuestra identificación con dicha idea, es que el mundo es lo que es.
Si usted desea profunadamente que alguien pueda saber lo que es el verdadero amor, ámele usted primero, para que así pueda él o ella amarse.
"Enseñe" el amor, amando.
Nuestro amor a lo que es, tal cual es, es nuestro amor a la VIDA, como sea que esta se presente frente a nuestros ojos para ser amada.
Mírele sin la idea de que "no debería" ser como es, y le verá tal cual es.
Le verá siendo para usted, frente a usted, lo mejor que en este momento es capaz de ser.
Y ese ver es dar.
¿Y sin la idea de que X no debería ser así (como es) ?
¿Y sin la idea de que X no debería haber sido así?
¿Cómo sería la vida, mi vida, yo, sin la idea de que algo o alguien no debería haber sido tal cual y como fué?
¿Cómo me sentiría sin esa idea? ¿Sin esa creencia?
Pues eso es todo lo que es, una creencia, ya que está claro que no es esa la realidad de lo que es.
¿Y sin la idea de que mi vida no debería haber sido como fue?
¿Y sin la idea de que yo no debería haber sido como fui?
¿Y sin la idea de que mi vida no debería ser/haber sido como es/fue?
¿Y sin la idea de que fulana/o no debería haber sido como fue?
¿Y sin la idea de que fulana/o no debería ser como es?
Pregúntate simplemente cómo te sentirías sin esa idea, y deja que desde tu interior, desde la verdad de lo que éres, de tu verdadero sentir, tu mismo SENTIR que es la respuesta, te traiga la respuesta, que es la verdad manifestándose como tú, de ese modo único en que tú éres, con ese modo único e irrepetible de sentir.
Como dijo un día la verdad a través de alguien por ahí:
Ama, y haz lo que quieras...
Richard Mesones.
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