sábado, 19 de diciembre de 2009

Todos nuestros miedos...

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Todo miedo es desear-buscar seguridad afuera.

Y esa seguridad externa, en el mundo de lo cambiante, no existe.

El buscar seguridad afuera, en donde no puede jamás ser hallada, es lo que crea el sentimiento de dependencia e inseguridad adentro, o sea, en uno.

La inseguridad, por tanto, soy yo mismo, pensando-creyendo que necesito de eso (X) para poder sentir-me esto (seguridad-aceptación-control-etc).

Todos nuestros miedos y "necesidades psicológicas" son deseo de cualidades inherentes al propio ser, cualidades que no nos damos cuenta de tener-ser, y que por tanto las buscamos afuera, donde no existen.

Y el seguir buscándolas afuera, es a su vez, lo que no nos permite percibirlas en nosotros mismos.

Desear algo es creer que no se lo tiene ya, y que necesito de tal o cual objeto-persona-circunstancia para poder sentirme así o asá.

El miedo es creer en un "objeto-seguridad" que está "allá afuera" en el mundo, o en un estado bioquímico particular del cerebro-mente; y al creerlo, no darme cuenta de que eso que siento como inseguridad-temor-miedo es en realidad el sentimiento de carencia de seguridad provocado en mi por la falsa creencia de que la seguridad es o se vincula a un objeto particular externo a mi.

La "carencia de seguridad" no es otra cosa que yo-mismo-pensando-así-y-creyéndomelo.

La creencia en la supuesta realidad del objeto mental al cual yo llamo seguridad es lo que genera la sensación de falta de seguridad en mi, al constatarse la carencia en mi vida de ese objeto específico.

Si, basándome en la memoria, recuerdo que la última vez que puede volar seguro era porque como Dumbo, llevaba una pluma mágica en la oreja, entonces en mi mente la seguridad como un modo de sentirme, estará condicionada a que tenga una pluma o no; y en la medida de mi convencimiento, si no logro dar con esa pluma, me voy a sentir muy pero muy inseguro.

Pero la seguridad no es ni fue nunca la pluma, como la inseguridad tampoco es la ausencia de la pluma.

Creer que necesito la pluma para sentirme seguro, eso es-y-crea la inseguridad.

Y darme cuenta de que esto es un delirio, de que no tiene ninguna realidad en mi sentir, y que tan sólo soy yo creyendo-asumiendo como verdadero algo que es totalmente falso, darme cuenta de ello, es lo que termina con toda traza de inseguridad en mi ser.

Cuando ya no hay ninguna sensación de carencia de seguridad en mi ser, tampoco hay ninguna "necesidad" de seguridad, ni ninguna seguridad que buscar en ningún lado, pues nadie siente ser-estar amenazado.

Creer que la seguridad-aprobación-control es algo distindo de mi (no-yo), eso es lo que la inseguridad-desaprobación-descontrol es.

El miedo a sufrir es sufrir de miedo; y el miedo es-el-sufrimiento.

El miedo a la soledad es-en-si el aislamiento de la vida.

El miedo al rechazo, a no ser aceptado-reconocido-valorado, el creer que necesito que otros me acepten para ser aceptable, eso es rechazarme a mi mismo por lo que soy y valgo, independientemente de que los demás sepan valorarme o no.

El miedo a no valer ante los ojos de otro es no valorarse, negarse el propio valer ante los propios ojos.

Y así ad-infinitum...

Pues el verdadero nombre del dios-miedo-deseo-necesidad-de-seguridad es legión.

Y aunque sus rostros o ropajes sean miles, su esencia es esta, a saber: creer-asumir que necesito X para poder sentirme ...


Una vuelta más de tuerca, es lo que podemos encotrar en los hábitos que son evidentemente destructivos y que aún así continuamos ejecutando.

Como el caso de la mujer golpeada-insultada-destratada que se deja seguir destratando.
O el de aquel o aquella que entre dos posibles relaciones, "elige" aquella en la cual se siente incompleta e insatisfecha, pero no "corre el peligro" de ser lastimada "más tarde".

Detrás de todo hábito psicológico, y especialmente detrás de todo hábito psicológico negativo, autodestructivo, o autosaboteador, lo que hay es la enfermiza y trastornada búsqueda de seguridad que me lleva a "preferir lo malo-conocido que lo bueno-por-conocer".

"Por lo menos así ya sé a qué atenerme".

Esa es la diabólica y mizerabilizante seducción de la zona confortable.

Que aunque mi vida sea una absoluta mierda humanamente insoportable, denigrante y sin sentido, es "por lo menos" una mierda conocida.

Aquel que ha sido golpeado reiteradamente en su vida, aquel que ha tenido muchos reveses, fácilmente se acobarda, y llega a pensar amargamente, que nunca un cambio puede ser para mejor.

Prefiere sufrir anticipadamente, a la posibilidad de "ilusionarse" y sufrir luego inesperadamente.

Y en la inmensa mayoría de los seres humanos, estos mecanismo no son jamás vistos ni investigados, y se sobrevive y se muere esclavo de ellos, creyendo que uno elige, cuando en realidad son sus miedos, sus amos, y no su corazón, los que eligen.


Cuando me doy cuanta de la falsedad de creer que la seguridad depende de tal o cual cosa externa a mi propio ser, es ahí entonces que la seguridad inherente al propio ser se deja sentir claramente...


Ese es el fin de todos nuestros miedos.


Y el nacer de esa confianza interior, en la cual puede el corazón del hombre florecer...






Richard Mesones.

2 comentarios:

  1. Uno puede estar conciente de esa zona confortable; puede despertar un día y asumir otra actitud; pero pasado un tiempo pareciera un imán al cual regresamos... es sólo falta de voluntad?

    Como siempre dando en elpunto exacto. Gracias

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  2. Estimado Richard: Quiero hacerte saber que ha sido mas que importante encontrarme con este articulo, que me ha dejado reflexionando y ocupandome de mi interior, Gracias y felicidades para tí, los tuyos y tus seguidores.

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