Todo estado, toda emoción, todo sentimiento, es, de últimas, para el organismo vivo, placer o dolor.
Placer y dolor, lo mismo que cualquier estado, son naturalmente impermanentes.
Y buscar placer permanente como forma de evitar el dolor, es lo que el miedo psicológico y el sufrimiento es.
Nuestra búsqueda de placer permanente (lo que asegure/garantice el placer manteniendo alejado al dolor), de "lo permanente", es nuestra resistencia, nuestro rechazo a cambiar con lo que cambia (que trae naturalmente placer y dolor), y el orígen de nuestro sentimiento de separación de la VIDA tal cual esta se manifiesta siendo de momento en momento.
Esta "separación", este "aislamiento de la VIDA es-el-sufrimiento!
Y creer que necesito conseguir/lograr/alcanzar/asegurarme tal o cual cosa (placer) para "dejar de sufrir", es lo que mantiene en uno vivo al sufrimiento.
Nuestra búsqueda de lo que no existe (placer permanente o asegurado, sin mezcla posible de dolor), es la maldición de la esperanza con la cual nos mantenemos hasta el último de nuestro días subidos a la calesita del sufrimiento, que nosotros mismo hemos creado, y seguimos alimentando con absoluta convicción.
Es el círculo de la verdadera fatalidad, que sólo el cuestionar-se puede detener.
Cuestionarse o creer, he ahí la verdadera cuestión.
Richard Mesones.
martes, 12 de enero de 2010
domingo, 10 de enero de 2010
Creer (no importa qué) es definirse, y definirse es identificarse.
Creer, no importa qué, es recortarse con el pensamiento del movimiento del cambio, del fluir de la VIDA en su constante expresión.
Es decir-se "yo soy así, yo pienso asá, yo soy un yo con esta forma de mirar las cosa,etc".
Creer que algo o alguien es "de ese modo" es crear una imágen monolítica en la mente sobre algo cuya característica fundamental es que cambia.
Y eso es "separarse" respecto de lo-que-cambia, resistiéndose mentalmente al cambio.
Identificarse con una creencia, un pensamiento, una "forma de mirar", es definirse.
Definirse es crear un acotado muro mental en el terreno vasto e ilimitado del natural sentido de ser.
La demanda por definirse, crea en uno la sensación de ser un "yo-definido" separado de Eso que está más allá de toda definición.
La demanda por "entender" crea en uno la sensación de ser un "yo-que-no-entiende", y un cerebro inundado por este sentimiento no puede más que mirar la realidad con desconfianza, inseguridad, y un siempre subyacente sentido de inadecuación.
La demanda de "claridad" es confusión que no deja darse cuenta de la claridad que naturalmente hay.
Confusión es negarse a "aceptar" que lo que hay (lo percibido tal cual es percibido) es TODO lo que hay.
Es negarse a aceptarlo por la identificación con el pensamiento "debe haber algo más..."
Una vez asumida semejante falsedad, nace en uno el sentido de carencia, y la "necesidad" inevitable de buscar.
Es la asunción de la supuesta realidad de un "algo más que a mi me falta" ("algo" que hay que buscar para estar completos de nuevo), lo que crea en uno el sentimiento de separación de la completitud de la vida en su movimiento unitario; entonces uno se siente como un "yo-incompleto-y-separado" de la VIDA.
Más nada de esto está sucediendo en la realidad, sino en nuestro interior.
Es el espejismo creado por la creencia en la supuesta "realidad" de tales pensamientos, superponiéndose al natural e indescriptible sentido de ser.
El pensamiento "crea" una supuesta distancia entre "yo" y ese "algo más que debo lograr", y luego aparecen en escena los "hombres de dios" y crean un supuesto "más allá del pensamiento".
Es, otra vez, una falacia sobre otra.
No hay ningún "más allá" del pensamiento.
Lo real, lo verdadero, lo que no puede ser nombrado es, en realidad, MÁS ACÁ del pensamiento.
Antes.
Pre-existe al pensamiento.
Pre-ES.
ES antes, durante, y después de la desaparición del pensamiento; y jamás es tocado realmente por él, jamás es afectado en su naturaleza.
Usted ya ES eso.
Yo ya soy Eso.
Y ESO, que es la VIDA, es todo lo que ES.
ESO, que es la VIDA, es, en usted, en mi, y en quien sea, lo que llamamos nuestro sentido-de-Ser.
El sentido de ser, es Eso, dándose cuenta de que ES.
Sintiéndose.
Sintiéndose ser!!!
No hay nada fuera de eso que lograr, adquirir, alcanzar, entender, obtener, o modificar.
Ni hay ningún "alguien-yo" en Eso, separado de Eso, que no sea Eso "jugando" a ser yo, tú, etc.
El sentido de ser es inherente al ser, pues el ser es, en esencia, eso sensible.
La VIDA es, esencialmente, sensibilidad, sensitividad.
Vida conciente, es, de hecho, una redundancia.
Darse cuenta de ser, es lo que estar vivo es.
Darse cuenta de ser el Ser que se da cuenta de Si-mismo-siendo, ese es, aparentemente, el "privilegio" de esta expresión de la VIDA llamada ser humano.
Cuando estamos identificados con una apariencia, cuando nos definimos en nuestra mente por una apariencia, hay entonces, superpuesto a nuestro ilimitado sentido de ser, el limitante sentimiento de ser "un yo-cuerpo que es así y no asá".
Cuando nos definimos tomando por base un estado mental asociado a una creencia cualquiera sobre como deberíamos sentirnos, entoces nace en nuestro sentido de ser el sentimiento de ser "un yo atrapado en el cuerpo (un alma) que debe llegar a ser-sentirse así o asá".
Cuando nos definimos en base a la pura observación, a la "conciencia pura" que observa los ires y venires de los estados mentales y los cambios en la apariencia física y en el mundo, cuando nos asociamos internamente a la "pura observación", entoces tenemos en nuestro sentido de ser el sentimiento de ser el inafectado observador de todo lo que emerge en la conciencia, brilla por un segundo en ella, y luego se diluye en la misma nada de la cual surgió.
Cuando no hay asociación de ningún tipo, entonces el puro y absoluto sentido de ser se da cuenta de si mismo.
Y se da cuenta que esto es lo que realmente "siempre" ha sido.
Es lo inmensurable, lo que no puede ser apropiadamente nombrado, dándose cuenta de si mismo sin ninguna asociación interior que distorsione la apreciación de si mismo por si mismo.
Ya no se siente ni siquiera "lo que observa".
Lo que observa (conciencia) y lo que no observa, son aspectos que surgen en ello.
Lo que observa va y viene, pero sólo lo absoluto ES.
Todo lo que hacemos al definirnos de cualquier modo que lo hagamos, al identificarnos con una creencia, es dar un paso mental (que no real!) "fuera" de nuestro natural sentido de ser.
Fuera, tiene acá, el sentido de distorsión, de "alejamiento" del natural darse cuenta.
Así nace el "yo-limitado" en el seno de nuestro ilimitado sentido de ser.
Y junto con él, la meta a alcanzar, el sentimiento de separación e incompletitud, y la "necesidad" interior de buscar...
De buscar entender, buscar comprender, buscar realizar, buscar liberar, buscar aclarar, buscar trascender, buscar divinizar, buscar purificar, buscar... buscar... buscar... hasta que la muerte le ponga un fin a tan patético derrotero.
En realidad, nunca hemos dejado de ser el SER, ni por un sólo instante!
Nunca hemos dejado de ser la VIDA UNA siendo!!!
Jamás nos hemos alejado de Casa.
Nunca nos movimos.
Siempre hemos sido y SOMOS Eso, anterior al pensamiento, anterior a ese pensamiento, a esa creencia, a toda creencia, a cualquier creencia con la que uno pueda identificarse o definirse en cualquier momento.
Somos ESO, que al identificarse, cree ser un "yo", y al dejar de hacerlo, se da cuenta naturalmente, de ser ESO...
Richard Mesones.
Es decir-se "yo soy así, yo pienso asá, yo soy un yo con esta forma de mirar las cosa,etc".
Creer que algo o alguien es "de ese modo" es crear una imágen monolítica en la mente sobre algo cuya característica fundamental es que cambia.
Y eso es "separarse" respecto de lo-que-cambia, resistiéndose mentalmente al cambio.
Identificarse con una creencia, un pensamiento, una "forma de mirar", es definirse.
Definirse es crear un acotado muro mental en el terreno vasto e ilimitado del natural sentido de ser.
La demanda por definirse, crea en uno la sensación de ser un "yo-definido" separado de Eso que está más allá de toda definición.
La demanda por "entender" crea en uno la sensación de ser un "yo-que-no-entiende", y un cerebro inundado por este sentimiento no puede más que mirar la realidad con desconfianza, inseguridad, y un siempre subyacente sentido de inadecuación.
La demanda de "claridad" es confusión que no deja darse cuenta de la claridad que naturalmente hay.
Confusión es negarse a "aceptar" que lo que hay (lo percibido tal cual es percibido) es TODO lo que hay.
Es negarse a aceptarlo por la identificación con el pensamiento "debe haber algo más..."
Una vez asumida semejante falsedad, nace en uno el sentido de carencia, y la "necesidad" inevitable de buscar.
Es la asunción de la supuesta realidad de un "algo más que a mi me falta" ("algo" que hay que buscar para estar completos de nuevo), lo que crea en uno el sentimiento de separación de la completitud de la vida en su movimiento unitario; entonces uno se siente como un "yo-incompleto-y-separado" de la VIDA.
Más nada de esto está sucediendo en la realidad, sino en nuestro interior.
Es el espejismo creado por la creencia en la supuesta "realidad" de tales pensamientos, superponiéndose al natural e indescriptible sentido de ser.
El pensamiento "crea" una supuesta distancia entre "yo" y ese "algo más que debo lograr", y luego aparecen en escena los "hombres de dios" y crean un supuesto "más allá del pensamiento".
Es, otra vez, una falacia sobre otra.
No hay ningún "más allá" del pensamiento.
Lo real, lo verdadero, lo que no puede ser nombrado es, en realidad, MÁS ACÁ del pensamiento.
Antes.
Pre-existe al pensamiento.
Pre-ES.
ES antes, durante, y después de la desaparición del pensamiento; y jamás es tocado realmente por él, jamás es afectado en su naturaleza.
Usted ya ES eso.
Yo ya soy Eso.
Y ESO, que es la VIDA, es todo lo que ES.
ESO, que es la VIDA, es, en usted, en mi, y en quien sea, lo que llamamos nuestro sentido-de-Ser.
El sentido de ser, es Eso, dándose cuenta de que ES.
Sintiéndose.
Sintiéndose ser!!!
No hay nada fuera de eso que lograr, adquirir, alcanzar, entender, obtener, o modificar.
Ni hay ningún "alguien-yo" en Eso, separado de Eso, que no sea Eso "jugando" a ser yo, tú, etc.
El sentido de ser es inherente al ser, pues el ser es, en esencia, eso sensible.
La VIDA es, esencialmente, sensibilidad, sensitividad.
Vida conciente, es, de hecho, una redundancia.
Darse cuenta de ser, es lo que estar vivo es.
Darse cuenta de ser el Ser que se da cuenta de Si-mismo-siendo, ese es, aparentemente, el "privilegio" de esta expresión de la VIDA llamada ser humano.
Cuando estamos identificados con una apariencia, cuando nos definimos en nuestra mente por una apariencia, hay entonces, superpuesto a nuestro ilimitado sentido de ser, el limitante sentimiento de ser "un yo-cuerpo que es así y no asá".
Cuando nos definimos tomando por base un estado mental asociado a una creencia cualquiera sobre como deberíamos sentirnos, entoces nace en nuestro sentido de ser el sentimiento de ser "un yo atrapado en el cuerpo (un alma) que debe llegar a ser-sentirse así o asá".
Cuando nos definimos en base a la pura observación, a la "conciencia pura" que observa los ires y venires de los estados mentales y los cambios en la apariencia física y en el mundo, cuando nos asociamos internamente a la "pura observación", entoces tenemos en nuestro sentido de ser el sentimiento de ser el inafectado observador de todo lo que emerge en la conciencia, brilla por un segundo en ella, y luego se diluye en la misma nada de la cual surgió.
Cuando no hay asociación de ningún tipo, entonces el puro y absoluto sentido de ser se da cuenta de si mismo.
Y se da cuenta que esto es lo que realmente "siempre" ha sido.
Es lo inmensurable, lo que no puede ser apropiadamente nombrado, dándose cuenta de si mismo sin ninguna asociación interior que distorsione la apreciación de si mismo por si mismo.
Ya no se siente ni siquiera "lo que observa".
Lo que observa (conciencia) y lo que no observa, son aspectos que surgen en ello.
Lo que observa va y viene, pero sólo lo absoluto ES.
Todo lo que hacemos al definirnos de cualquier modo que lo hagamos, al identificarnos con una creencia, es dar un paso mental (que no real!) "fuera" de nuestro natural sentido de ser.
Fuera, tiene acá, el sentido de distorsión, de "alejamiento" del natural darse cuenta.
Así nace el "yo-limitado" en el seno de nuestro ilimitado sentido de ser.
Y junto con él, la meta a alcanzar, el sentimiento de separación e incompletitud, y la "necesidad" interior de buscar...
De buscar entender, buscar comprender, buscar realizar, buscar liberar, buscar aclarar, buscar trascender, buscar divinizar, buscar purificar, buscar... buscar... buscar... hasta que la muerte le ponga un fin a tan patético derrotero.
En realidad, nunca hemos dejado de ser el SER, ni por un sólo instante!
Nunca hemos dejado de ser la VIDA UNA siendo!!!
Jamás nos hemos alejado de Casa.
Nunca nos movimos.
Siempre hemos sido y SOMOS Eso, anterior al pensamiento, anterior a ese pensamiento, a esa creencia, a toda creencia, a cualquier creencia con la que uno pueda identificarse o definirse en cualquier momento.
Somos ESO, que al identificarse, cree ser un "yo", y al dejar de hacerlo, se da cuenta naturalmente, de ser ESO...
Richard Mesones.
martes, 5 de enero de 2010
En respuesta a una pregunta hecha por un amigo.
-
Esto es simplemente un correo electrónico que fue escrito en respuesta a una pregunta formulada por un amigo que habitualmente entra en este blog.
La pregunta era si quien escribe vivía lo que escribía.
Y algo más.
Con su permiso he subido no sólo la respuesta sino también el correo que éste me envió.
Verán que hay en todo el texto algunas faltas de ortografía, etc.
Fue escrito de un tirón y sin correcciones, con el único ánimo de compartir de modo informal sobre la cuestión requerida.
Talvez alguien pueda encontrar en dicho texto algo que le sea útil a su propia reflexión.
Con el afecto de siempre, un abrazo!
R.
CORREO ELECTRÓNICO CON LAS PREGUNTAS
Te veo cada dia mejor, muy bueno. Me vino una pregunta, Vives lo que escribes? o sea, has realizado el absoluto? que significa darse cuenta de instante en instante? segun dijera Krishnamurti, o te sucede como a mi que tengo una comprension conceptual de todos los dedos apuntando a la verdad pero todavia no ha realizado de instante en instante la verdad o el absoluto. Si ya te sucedio cuntame cuando y como, por supuesto si lo deseas. Gracias, tu amigo Luis. Te deseo un mejor a~no que el anterior.
CORREO ELECTRÓNICO CON LA RESPUESTA
Vivo lo que escribo.
De ahí a que ello tenga alguna chance de coincidir con lo que tú te figures...
Qué te puedo decir...
No soy alguien especial, ni extraordinario, ni destacable en ningún sentido.
Más bien alguien absolutamente ordinario, con una vida igualmente ordinaria.
Si tuviera que decirlo lo más franca y fidedignamente posible, diría que soy nadie.
No me siento identificado con nada experimentado o conocido, ni tengo ningún futuro.
Es simplemente que no hay "yo".
A partir de ahí, tampoco hay separación del fluir de la VIDA, ni ninguna entidad que pueda, pretenda o necesite hacer algo con nada.
No hay nadie aquí.
Lo que queda, es lo natural... sea lo que sea que ello sea.
Es la Vida, por ponerle un nombre...
Y aunque de los escritos pueda desprenderse la idea de que hay alguien distinto, no es así como se ven las cosas desde acá.
No veo a nadie como distinto de mi mismo.
Veo solamente que mientras hay identificación con un pensamiento, eso crea un sentimiento de separación en quien se haya identificado.
Pero este sentimiento es totalmente falso.
No hay nadie que no sea ya la VIDA UNA.
Nada hay separado o fuera de la misma.
Nadie que no sea la VIDA siendo.
Aún cuando no se haya dado cuenta de ello.
Por esto es por lo que me parece ridículo y absolutamente estúpido el que alguien pretenda haber encontrado o realizado algo que los otros no.
Quien eso piense es, en lo que a mi respecta, un completo imbécil.
Y quien le crea, allá él o ella.
Hay gurúes y explotadores de todo tipo porque sobran personas con deseos de ser discípulos y explotados, que puedan resguardarse bajo el ala de seguridad de las palabras "del que sabe".
Es nuestro deseo de seguridad lo que los alimenta.
Nadie ha habido que no haya nacido del vientre de una mujer.
Nadie que no haya tenido que entregar el cuerpo al "partir".
Toda la religión y el esoterismo, incluído el budismo, no es más que la idea absurda de que si me pongo a ladrar en cuatro patas puedo llegar a sentir lo que se siente ser un perro.
Y ello simplemente no es así.
Puedo imitar, rogar, suplicar, etc, pero soy lo que soy como soy porque soy la VIDA UNA que ha querido ser y sentir así.
No soy más ni menos sagrado que nadie, incluído el dulce hijo de un carpintero de hace 2000 años, o que el divino pastor de piel azul...
Todos somos la expresión única de la VIDA UNA.
No intento ser de ningún modo en particular, y no tengo por tanto nada que elegir, ni que afirmar o que negar.
NO soy Krishnamurti, ni Nisargaddatta, ni Ramana, ni U G, ni nadie que halla existido, exista o vaya a existir.
Ellos vivieron sus vidas a su manera, o la están viviendo.
Yo vivo la mía a mi modo, vivo mi verdad, que no es mía como la vida tampoco lo es, sino que ello es lo que soy, y no hay en ello ningún conflicto.
Una vez más, mi sentir es este: que no hay nadie aquí.
Ni siquiera la "conciencia" que se da cuenta de...
Es simplemente algo que no puede ser nombrado por el simple hecho de que ninguna palabra ni pensamiento guarda ni la más mínima relación con ello...
No hay símbolo que lo represente, ni característica que lo delate...
Ello es y en ello no hay nadie que sea.
Hay VIDA expresándose particularmente en infinitas formas, pero no hay ningún "alguien" viviéndola.
Hay la VIDA en su estado natural...
Cuando viejos hábitos ya inservibles del cerebro aparecen en forma de reacción emotiva, son vistos sin esfuerzo alguno, y en el mismo instante han dejado de ser un problema.
Por lo demás, vivo, siento, transpiro, como, duermo, existo!
No hay nadie aquí, ni nadie que sienta que tiene que ayudar a ningún "alguien".
Hay nadie, viéndo que todos son el mismo nadie.
Y hay quienes se dan cuenta de ello, y hay quienes no.
La liberación interior a través de la autoindagación no es más que la forma particular con la que esta flor perfuma al florecer, porque ello es una expresión de su sentir particular, que encontró en los inestimables escritos de Carlos Silva la humedad y el calor que le ayudaron a germinar.
En cuanto al cómo ello ocurrió, no creo que pueda aclarar demasiado.
Vivenciar la absoluta felicidad de desintegrarse en lo Absoluto fue algo totalmente involuntario y a-causal.
Qué te puedo decir?
Lo Absoluto se quería vivenciar como tal.
No hay ni un como ni un por qué.
Ocurrió una seguidilla de veces, como un total de dieciseis...
No se, realmente no puedo recordar el número exácto, ni creo siquiera saberlo.
Cuando no hay niguún sentido de "yo", tampoco la memoria tal cual la conocemos está ahí para registrar y reproducir.
Sólo se que la atención (por ponerle un nombre) se introvertía, se daba vuelta como una media, y se sumergía en su propio orígen, arrastrándo y diluyendo en su fluir retrógrado a los sentidos, el mundo, y cualquier sentimiento de "yo soy" que pudiera hasta ese momento aparecer.
Entonces yo no era ya más.
Sólo el océano infinito de la absoluta felicidad y dicha inmensurable era.
Absolutamente absoluto sin lugar a ningún tipo de dudas.
Pero lo más impresionante, era que a pesar de que yo ya no existía más, y en su lugar sólo había esta absoluta felicidad de lo absoluto, había conjuntamente con ello, en ello, darse cuenta de esa absoluta felicidad.
Aún así, no fue eso lo que terminó con todas las asunciones respecto de ser un "yo" separado de la VIDA.
Por ello es por lo que digo que ninguna experiencia es relevante.
Ni aún la vivencia de ser-lo-Absoluto.
Será tal vez que la materia prima llamada Richard era demasiado burda...
Pero el hecho es que ha sido a través de la autoindagación como esas creencias se han ido cayendo, con la más absoluta naturalidad, hasta que sin casi notarlo, esto se da cuenta de si mismo siendo así, siendo eso, lo natural, que no tiene nombre...
Nunca hubo en ello nada espectacular...
Ni ha habido nunca en lo real, el eso natural, el más mínimo cambio, ni lo habrá jamás.
Sólo que ahora lo se; y sé que eso es lo que soy...
Sin ningún "yo" que lo sepa...
Es así, simplemente...
Sólo tengo mi amistad, estas y algunas otras palabras, y preguntas para compartir con quien quiera indagar...
Espero haberte aclarado algo, o por lo menos no haberte confundido más!
Un abrazo!
--
Richard Mesones
Esto es simplemente un correo electrónico que fue escrito en respuesta a una pregunta formulada por un amigo que habitualmente entra en este blog.
La pregunta era si quien escribe vivía lo que escribía.
Y algo más.
Con su permiso he subido no sólo la respuesta sino también el correo que éste me envió.
Verán que hay en todo el texto algunas faltas de ortografía, etc.
Fue escrito de un tirón y sin correcciones, con el único ánimo de compartir de modo informal sobre la cuestión requerida.
Talvez alguien pueda encontrar en dicho texto algo que le sea útil a su propia reflexión.
Con el afecto de siempre, un abrazo!
R.
CORREO ELECTRÓNICO CON LAS PREGUNTAS
Te veo cada dia mejor, muy bueno. Me vino una pregunta, Vives lo que escribes? o sea, has realizado el absoluto? que significa darse cuenta de instante en instante? segun dijera Krishnamurti, o te sucede como a mi que tengo una comprension conceptual de todos los dedos apuntando a la verdad pero todavia no ha realizado de instante en instante la verdad o el absoluto. Si ya te sucedio cuntame cuando y como, por supuesto si lo deseas. Gracias, tu amigo Luis. Te deseo un mejor a~no que el anterior.
CORREO ELECTRÓNICO CON LA RESPUESTA
Vivo lo que escribo.
De ahí a que ello tenga alguna chance de coincidir con lo que tú te figures...
Qué te puedo decir...
No soy alguien especial, ni extraordinario, ni destacable en ningún sentido.
Más bien alguien absolutamente ordinario, con una vida igualmente ordinaria.
Si tuviera que decirlo lo más franca y fidedignamente posible, diría que soy nadie.
No me siento identificado con nada experimentado o conocido, ni tengo ningún futuro.
Es simplemente que no hay "yo".
A partir de ahí, tampoco hay separación del fluir de la VIDA, ni ninguna entidad que pueda, pretenda o necesite hacer algo con nada.
No hay nadie aquí.
Lo que queda, es lo natural... sea lo que sea que ello sea.
Es la Vida, por ponerle un nombre...
Y aunque de los escritos pueda desprenderse la idea de que hay alguien distinto, no es así como se ven las cosas desde acá.
No veo a nadie como distinto de mi mismo.
Veo solamente que mientras hay identificación con un pensamiento, eso crea un sentimiento de separación en quien se haya identificado.
Pero este sentimiento es totalmente falso.
No hay nadie que no sea ya la VIDA UNA.
Nada hay separado o fuera de la misma.
Nadie que no sea la VIDA siendo.
Aún cuando no se haya dado cuenta de ello.
Por esto es por lo que me parece ridículo y absolutamente estúpido el que alguien pretenda haber encontrado o realizado algo que los otros no.
Quien eso piense es, en lo que a mi respecta, un completo imbécil.
Y quien le crea, allá él o ella.
Hay gurúes y explotadores de todo tipo porque sobran personas con deseos de ser discípulos y explotados, que puedan resguardarse bajo el ala de seguridad de las palabras "del que sabe".
Es nuestro deseo de seguridad lo que los alimenta.
Nadie ha habido que no haya nacido del vientre de una mujer.
Nadie que no haya tenido que entregar el cuerpo al "partir".
Toda la religión y el esoterismo, incluído el budismo, no es más que la idea absurda de que si me pongo a ladrar en cuatro patas puedo llegar a sentir lo que se siente ser un perro.
Y ello simplemente no es así.
Puedo imitar, rogar, suplicar, etc, pero soy lo que soy como soy porque soy la VIDA UNA que ha querido ser y sentir así.
No soy más ni menos sagrado que nadie, incluído el dulce hijo de un carpintero de hace 2000 años, o que el divino pastor de piel azul...
Todos somos la expresión única de la VIDA UNA.
No intento ser de ningún modo en particular, y no tengo por tanto nada que elegir, ni que afirmar o que negar.
NO soy Krishnamurti, ni Nisargaddatta, ni Ramana, ni U G, ni nadie que halla existido, exista o vaya a existir.
Ellos vivieron sus vidas a su manera, o la están viviendo.
Yo vivo la mía a mi modo, vivo mi verdad, que no es mía como la vida tampoco lo es, sino que ello es lo que soy, y no hay en ello ningún conflicto.
Una vez más, mi sentir es este: que no hay nadie aquí.
Ni siquiera la "conciencia" que se da cuenta de...
Es simplemente algo que no puede ser nombrado por el simple hecho de que ninguna palabra ni pensamiento guarda ni la más mínima relación con ello...
No hay símbolo que lo represente, ni característica que lo delate...
Ello es y en ello no hay nadie que sea.
Hay VIDA expresándose particularmente en infinitas formas, pero no hay ningún "alguien" viviéndola.
Hay la VIDA en su estado natural...
Cuando viejos hábitos ya inservibles del cerebro aparecen en forma de reacción emotiva, son vistos sin esfuerzo alguno, y en el mismo instante han dejado de ser un problema.
Por lo demás, vivo, siento, transpiro, como, duermo, existo!
No hay nadie aquí, ni nadie que sienta que tiene que ayudar a ningún "alguien".
Hay nadie, viéndo que todos son el mismo nadie.
Y hay quienes se dan cuenta de ello, y hay quienes no.
La liberación interior a través de la autoindagación no es más que la forma particular con la que esta flor perfuma al florecer, porque ello es una expresión de su sentir particular, que encontró en los inestimables escritos de Carlos Silva la humedad y el calor que le ayudaron a germinar.
En cuanto al cómo ello ocurrió, no creo que pueda aclarar demasiado.
Vivenciar la absoluta felicidad de desintegrarse en lo Absoluto fue algo totalmente involuntario y a-causal.
Qué te puedo decir?
Lo Absoluto se quería vivenciar como tal.
No hay ni un como ni un por qué.
Ocurrió una seguidilla de veces, como un total de dieciseis...
No se, realmente no puedo recordar el número exácto, ni creo siquiera saberlo.
Cuando no hay niguún sentido de "yo", tampoco la memoria tal cual la conocemos está ahí para registrar y reproducir.
Sólo se que la atención (por ponerle un nombre) se introvertía, se daba vuelta como una media, y se sumergía en su propio orígen, arrastrándo y diluyendo en su fluir retrógrado a los sentidos, el mundo, y cualquier sentimiento de "yo soy" que pudiera hasta ese momento aparecer.
Entonces yo no era ya más.
Sólo el océano infinito de la absoluta felicidad y dicha inmensurable era.
Absolutamente absoluto sin lugar a ningún tipo de dudas.
Pero lo más impresionante, era que a pesar de que yo ya no existía más, y en su lugar sólo había esta absoluta felicidad de lo absoluto, había conjuntamente con ello, en ello, darse cuenta de esa absoluta felicidad.
Aún así, no fue eso lo que terminó con todas las asunciones respecto de ser un "yo" separado de la VIDA.
Por ello es por lo que digo que ninguna experiencia es relevante.
Ni aún la vivencia de ser-lo-Absoluto.
Será tal vez que la materia prima llamada Richard era demasiado burda...
Pero el hecho es que ha sido a través de la autoindagación como esas creencias se han ido cayendo, con la más absoluta naturalidad, hasta que sin casi notarlo, esto se da cuenta de si mismo siendo así, siendo eso, lo natural, que no tiene nombre...
Nunca hubo en ello nada espectacular...
Ni ha habido nunca en lo real, el eso natural, el más mínimo cambio, ni lo habrá jamás.
Sólo que ahora lo se; y sé que eso es lo que soy...
Sin ningún "yo" que lo sepa...
Es así, simplemente...
Sólo tengo mi amistad, estas y algunas otras palabras, y preguntas para compartir con quien quiera indagar...
Espero haberte aclarado algo, o por lo menos no haberte confundido más!
Un abrazo!
--
Richard Mesones
Nada que lograr.
.
Cuando no hay temor, ¿hay necesidad de algo que me haga sentir seguro?
Cuando no hay sentimiento de separación, de aislamiento, ¿hay necesidad de fundirme, de tender puentes, de re-ligarme?
Cuando no hay confusión ni oscuridad ninguna, ¿hay necesidad de iluminarse?
Cuando no hay rechazo, infravaloración o exclusión, ¿hay necesidad de aprobación, aceptación, afecto, inclusión?
Cuando no hay carencia ni sentimiento de incompletitud, ¿hay necesidad de algo que "me llene", de plenitud?
Cuando no hay "yo", ¿hay otra cosa que no sea lo absoluto, lo real, la vida siendo?
Cuando nada falta, ¿qué hay que deba ser buscado o alcanzado?
Cuando no hay ninguna necesidad interior o psicológica, ¿qué deseo, búsqueda o motivación puede interesarme que no sea el interés mismo de la vida por florecer descubriéndose viviendo a cada paso?
Cuando no hay nada de menos, ¿hay algo que buscar?, ¿hay algo que lograr?
Cuando no hay "yo", ¿quién va a elegir hacer qué?
¿Y para qué? ¿Para quién?
Cuando ya no hay más sentimiento de incompletitud, ¿quién necesita qué?
Cuando ya no hay más sentimiento de incompletitud, tampoco hay "plenitud" como opuesto a carencia.
Hay simplemente lo que no lleva en si ningún sentido de carencia y por ello mismo nunca necesitó de encontrar ninguna "plenitud".
Sin necesidad psicológica o interior de ningún tipo, ¿dónde queda la necesidad de nuestra "búsqueda sagrada"?
¿O es que nuestra "búsqueda sagrada" no tiene en realidad nada de sagrada sino que es absolútamente psicológica?
¿Búsqueda de placer permanente (seguro) sin displacer ni dolor?
Cuando usted encuentre a dios, la iluminación, el nirvana, la liberación, etc, ¿cómo va a sentirse entonces?
Entonces lo que usted busca es sentirse así, y el objeto de su búsqueda es tan sólo el medio que su mente cree le hará sentirse así.
Sin carencia no hay nada que buscar.
Ni nadie que busque.
Ya no hay más "yo-que-busco..."
Hay simplemente la VIDA, lo que no puede ser conocido, en su estado natural sin carencias, expresándose como usted, yo,...
No hay ninguna realización que realizar, valga la redundancia.
No hay nadie que se ilumine, que se libere, que se realice.
Hay el darse cuenta de que el yo que cree necesitar iluminarse, liberarse, realizarse o encontrar a dios para llegar a sentirse así o asá y dejar de sufrir, en realidad no existe ni existió jamás.
Entonces ya no hay más sufrimiento, ni necesidad de sentirse así o asá, ni de iluminación, liberación, realización o dios.
Ni hay nadie que pueda reclamar el haberse iluminado, liberado, realizado o fundido en nada.
Iluminación, liberación, realización, dios, felicidad, amor, etc, son tan sólo palabras, conceptos a los que la mente asocia imágenes placenteras y que cree que al poder realizar el argumento de dichas imágenes obtendrá entonces de modo permanente el estado placentero y de seguridad que las imágenes de dichos conceptos prometen.
Pero no son más que palabras.
El cerebro está atascado en palabras que crean imágenes que evocan placer...
Y no hay tal cosa como un estado (que es una forma de estar - ahora estoy así, después estoy asá) permanente.
Un estado es siempre ¡algo que cambia!
Toda nuestra desdicha proviene de ir trás esa zanahoria mental.
Toda nuestra desdicha proviene de ir trás algo que no existe en ningún otro lugar más que en el pensamiento, en la creencia.
Sin búsqueda no hay más desdicha.
Ni necesidad de buscar nada más.
Hay la VIDA en su estado natural... siendo...
Richard Mesones.
Cuando no hay temor, ¿hay necesidad de algo que me haga sentir seguro?
Cuando no hay sentimiento de separación, de aislamiento, ¿hay necesidad de fundirme, de tender puentes, de re-ligarme?
Cuando no hay confusión ni oscuridad ninguna, ¿hay necesidad de iluminarse?
Cuando no hay rechazo, infravaloración o exclusión, ¿hay necesidad de aprobación, aceptación, afecto, inclusión?
Cuando no hay carencia ni sentimiento de incompletitud, ¿hay necesidad de algo que "me llene", de plenitud?
Cuando no hay "yo", ¿hay otra cosa que no sea lo absoluto, lo real, la vida siendo?
Cuando nada falta, ¿qué hay que deba ser buscado o alcanzado?
Cuando no hay ninguna necesidad interior o psicológica, ¿qué deseo, búsqueda o motivación puede interesarme que no sea el interés mismo de la vida por florecer descubriéndose viviendo a cada paso?
Cuando no hay nada de menos, ¿hay algo que buscar?, ¿hay algo que lograr?
Cuando no hay "yo", ¿quién va a elegir hacer qué?
¿Y para qué? ¿Para quién?
Cuando ya no hay más sentimiento de incompletitud, ¿quién necesita qué?
Cuando ya no hay más sentimiento de incompletitud, tampoco hay "plenitud" como opuesto a carencia.
Hay simplemente lo que no lleva en si ningún sentido de carencia y por ello mismo nunca necesitó de encontrar ninguna "plenitud".
Sin necesidad psicológica o interior de ningún tipo, ¿dónde queda la necesidad de nuestra "búsqueda sagrada"?
¿O es que nuestra "búsqueda sagrada" no tiene en realidad nada de sagrada sino que es absolútamente psicológica?
¿Búsqueda de placer permanente (seguro) sin displacer ni dolor?
Cuando usted encuentre a dios, la iluminación, el nirvana, la liberación, etc, ¿cómo va a sentirse entonces?
Entonces lo que usted busca es sentirse así, y el objeto de su búsqueda es tan sólo el medio que su mente cree le hará sentirse así.
Sin carencia no hay nada que buscar.
Ni nadie que busque.
Ya no hay más "yo-que-busco..."
Hay simplemente la VIDA, lo que no puede ser conocido, en su estado natural sin carencias, expresándose como usted, yo,...
No hay ninguna realización que realizar, valga la redundancia.
No hay nadie que se ilumine, que se libere, que se realice.
Hay el darse cuenta de que el yo que cree necesitar iluminarse, liberarse, realizarse o encontrar a dios para llegar a sentirse así o asá y dejar de sufrir, en realidad no existe ni existió jamás.
Entonces ya no hay más sufrimiento, ni necesidad de sentirse así o asá, ni de iluminación, liberación, realización o dios.
Ni hay nadie que pueda reclamar el haberse iluminado, liberado, realizado o fundido en nada.
Iluminación, liberación, realización, dios, felicidad, amor, etc, son tan sólo palabras, conceptos a los que la mente asocia imágenes placenteras y que cree que al poder realizar el argumento de dichas imágenes obtendrá entonces de modo permanente el estado placentero y de seguridad que las imágenes de dichos conceptos prometen.
Pero no son más que palabras.
El cerebro está atascado en palabras que crean imágenes que evocan placer...
Y no hay tal cosa como un estado (que es una forma de estar - ahora estoy así, después estoy asá) permanente.
Un estado es siempre ¡algo que cambia!
Toda nuestra desdicha proviene de ir trás esa zanahoria mental.
Toda nuestra desdicha proviene de ir trás algo que no existe en ningún otro lugar más que en el pensamiento, en la creencia.
Sin búsqueda no hay más desdicha.
Ni necesidad de buscar nada más.
Hay la VIDA en su estado natural... siendo...
Richard Mesones.
lunes, 4 de enero de 2010
Cuando, por qué, y para qué indagar.
.
La autoindagación no es algo artificioso que uno hace para llegar a algún lado.
No soy "yo" empleando una técnica o conocimiento para alcanzar la meta.
Es la acción natural de revisar el propio zapato cuando uno siente que algo le pincha el pie al caminar.
Esto debería bastar para contestar a la primera interrogante, ¿cuándo indagar?
Cuando siento algo que me pincha, o sea, cualquier llamado interno de atención; a saber: tensión, malestar, incomodidad interior, sufrimiento.
La autoindagación no es otra "actividad" más, otra "ocupación" mental más, otro "método" que "debo practicar".
Ni tampoco otra creencia o religión a la cual "pertenecer" que me convierte en "un indagador", o sea en alguien que "tiene que indagar" porque esa es la última corriente de pensamiento a la cual ha suscrito.
Nadie se descalza todo el tiempo como deporte si no hay ningún pinchazo que le llame a ello!
Es la inteligencia interior, no personal, la que a través de la tensión, el malestar, la incomodidad interior o el sufrimiento en relación a algo me dice que hay algo que indagar en relación a ese tema sobre el que me siento mal.
ME LLAMA LA ATENCIÓN, ¡PARA QUE PRESTE ATENCIÓN!!!
¿El resto del tiempo qué?
El resto del tiempo usted vive su vida tal cual es y la disfruta sin más conflictos que atender.
Se terminó el cuando.
¿Por qué indagar?
Porque cualquier otra cosa que uno haga o intente hacer es como tratar de ponerse otro zapato sobre el que ya tiene, sin antes revisar en busca de lo que le hace doler el pie!
Nunca solucionará el problema real, jamás.
Ninguna búsqueda funciona ni lo hará jamás.
Ninguna experiencia de ningún tipo, ni mística ni de ninguna índole, lo librarán de aquello que siendo falso usted sigue asumiendo como verdadero o valedero para usted, a menos que usted vea su falsedad por usted mismo.
Sin ese ver, lo único que queda es seguir viviendo con la creencia que le condiciona a sentirse tal cual lo ha estado haciendo, o sea, lo único que le queda es seguir sufriendo.
¿No le interesa indagar sobre algo?
¡Está perfecto!
O no tiene nada que indagar en relación a ello, o aún no ha sufrido "lo suficiente" en relación a ese tema; todavía aprecia más sus opiniones y puntos de vista que su propio bienestar.
Y es absolutamente respetable.
Fin del por qué.
¿Para qué indagar?
Aquí se viene lo más jugoso, y para muchos, lo más paradójico y desilusionante.
¿Para qué indagar? : PARA NADA.
O al menos para nada MÁS.
Simplemente para no continuar con más de lo mismo, o sea, conflicto, sufrimiento, insatisfacción, búsqueda, temor, indignidad... y toda la larga lista de etc que usted desee especificar.
Indagar porque la libertad, que es integridad que se manifiesta como un sentido natural de bienestar, es la esencia de la mente.
Y porque es mentira que sufrir "le eleva".
Pero desengáñese ya.
Indagar no agregará nada a lo real.
A lo que usted es.
En todo caso le quitará.
Pero tampoco nada real.
Le quitará la ilusión, la ignorancia sobre la falsedad de lo falso que había sido asumido como el verdadero sentir de uno en relación a alguien o algo.
Lo que queda brilla entonces sin opacidad ni estridencia, natural, sin menos y sin más; con luz propia.
¿Dónde quedan entonces la iluminación, la liberación, la realización de lo absoluto, la unidad con dios, el éxtasis permanente, la realización del si-mismo, el darse cuenta de instante en instante, la gota que se funde en el océano, la felicidad y la dicha eternas, la entrada al reino de los cielos, el nirvana, el gulistán, el valhalla, el vacío iluminador, el estado trascendente, el no-ser, el espíritu, la gracia eterna, el tao y la mar en coche?
¿Dónde quedan?, y lo que es más importante, ¿dónde queda usted en relación a ellos?!
Empecemos por esto último.
"Usted" no queda.
Ningún "yo", a no ser en el nivel de lo estrictamente práctico y funcional: "yo soy fulano y ella es mengana, mucho gusto en conocerte!".
Aparte de ello, ¡ningún "yo" que pueda alzarse con el premio!
O dicho de otra manera, la realización de todo lo anterior, es en realidad, darse cuenta que no hay ningún "yo" separado de la VIDA UNA (o como usted le quiera nombrar) que tenga que, deba, necesite o pueda hacer nada para "unirse" a algo de lo cual nunca ha sido separado.
Lo REAL no necesita de ser REALizado; ¿quién hay fuera o separado de lo ABSOLUTO que vaya a realizar lo ABSOLUTO?
¿Es que acaso lo ABSOLUTO necesita realización?
Cuando no hay más sufrimiento ni conflicto, lo único que queda es lo Indescriptible dándose cuenta de ser lo Innominable ,en la cambiante danza de las apariencias de lo que es.
Pero no hay ningún "alguien" en ello.
Y tampoco nada extraordinario.
Todo es perféctamente natural.
Simple.
Y sin necesidad de ser nombrado, entendido o explicado.
Alguien que se ha dado cuenta de ello, ha dejado entonces de ser "alguien", porque en realidad ¡nunca lo fue!
Ya no hay ningún sentimiento de separación respecto de la vida, independientemente de lo que sea que esté pasando.
No hay identidad separada, ni historia personal.
Se es nadie.
Sin pasado.
Y sin futuro!
Y absolutamente ordinario.
Natural.
Sin nada que le haga "destacar".
A partir de ese punto, la vida sigue, tal cual y como venía, pero sin nigún sentido de separación, carencia, restricción, dirección o utilidad.
Se es en la naturalidad sin esfuerzo de ser.
Más allá aún de la "conciencia de que soy".
Sin nada que hacer, ni secreto plán de salvación de la humanidad que llevar a cabo.
Es visto - por nadie - que nadie necesita de ninguna ayuda para ser.
Y que no hay nadie tampoco que pueda o tenga nada que hacer.
Lo que queda es el florecer de la VIDA UNA compartiendo el perfume de su particularidad a través de esa flor particular.
Y disfrutar.
Y disfrutar.
Y seguir disfrutando.
Sin más propósito que estar acá.
Que ser.
Y perfumar.
En esa apertura todo está permitido.
Toda emoción puede surgir.
Todo pensamiento.
Toda manifestación.
Lo que surge, surge porque la inteligencia interior lo hace salir a la luz.
Porque ese es su momento y no antes.
Y si queda por indagar, la indagación prosigue naturalmente, en el momento de ser requerida, sin esfuerzo, y sin continuidad.
Soy conciente de que esto último no condice con las múltiples ideas de perfección que tendemos a hacernos sobre nuestro ídolos o "héroes espirituales", pero es la realidad.
La VIDA no sigue un patrón, no tiene autoridad.
No trata de imitar a ninguna otra manifestación anterior, actual o posterior.
No le interesa "ser como...".
Y cualquier idea que uno se haga sobre como debería ser la apariencia de "alguien que se dio cuenta de que no hay Yo", o la idea de "como voy a llegar a ser yo mismo cuando me ilumine", es tan sólo eso, una idea, una fantasía sin valor ninguno.
"Un iluminado no se enoja."
"Un liberado en vida no dice malas palabras."
"Un verdadero maestro no sueña."
"Un hombre auto-realizado no tiene pensamientos sensuales."
Etc,etc,etc.
"Por que fulano dijo..."
"Por que la biblia dice, y el corán, y la palabra del buda..."
Toda enseñanza dirigida al individuo para que realice un camino, está dirigida a quien todavía cree ser un "yo" separado de la VIDA UNA.
Usted puede creer.
O indagar.
Darse cuenta termina con el sentimiento de separación.
Darse cuenta es una cosa, eliminar los hábitos, los surcos de la mente, es otra.
Pero no hay nada de que preocuparse.
En el mismo momento en que la oscuridad es empujada a la luz, deja de ser.
Si hay algo que ver aún, la Vida, que es inteligencia, me lo mostrará.
Y estoy deseoso de que así sea.
Esta es mi vivencia.
La vivencia de alguien absolutamente ordinario.
Que se siente simplemente natural.
Que es nadie.
Que no tiene nada que lo haga destacar.
Ni pasado.
Ni futuro.
Que no tiene nada que agregarle a usted ni a nadie.
Y que tan sólo le viene a decir que no hay tampoco nada que a usted o a su vida se le necesite agregar.
Indague, y verá!!!
Richard Mesones.
La autoindagación no es algo artificioso que uno hace para llegar a algún lado.
No soy "yo" empleando una técnica o conocimiento para alcanzar la meta.
Es la acción natural de revisar el propio zapato cuando uno siente que algo le pincha el pie al caminar.
Esto debería bastar para contestar a la primera interrogante, ¿cuándo indagar?
Cuando siento algo que me pincha, o sea, cualquier llamado interno de atención; a saber: tensión, malestar, incomodidad interior, sufrimiento.
La autoindagación no es otra "actividad" más, otra "ocupación" mental más, otro "método" que "debo practicar".
Ni tampoco otra creencia o religión a la cual "pertenecer" que me convierte en "un indagador", o sea en alguien que "tiene que indagar" porque esa es la última corriente de pensamiento a la cual ha suscrito.
Nadie se descalza todo el tiempo como deporte si no hay ningún pinchazo que le llame a ello!
Es la inteligencia interior, no personal, la que a través de la tensión, el malestar, la incomodidad interior o el sufrimiento en relación a algo me dice que hay algo que indagar en relación a ese tema sobre el que me siento mal.
ME LLAMA LA ATENCIÓN, ¡PARA QUE PRESTE ATENCIÓN!!!
¿El resto del tiempo qué?
El resto del tiempo usted vive su vida tal cual es y la disfruta sin más conflictos que atender.
Se terminó el cuando.
¿Por qué indagar?
Porque cualquier otra cosa que uno haga o intente hacer es como tratar de ponerse otro zapato sobre el que ya tiene, sin antes revisar en busca de lo que le hace doler el pie!
Nunca solucionará el problema real, jamás.
Ninguna búsqueda funciona ni lo hará jamás.
Ninguna experiencia de ningún tipo, ni mística ni de ninguna índole, lo librarán de aquello que siendo falso usted sigue asumiendo como verdadero o valedero para usted, a menos que usted vea su falsedad por usted mismo.
Sin ese ver, lo único que queda es seguir viviendo con la creencia que le condiciona a sentirse tal cual lo ha estado haciendo, o sea, lo único que le queda es seguir sufriendo.
¿No le interesa indagar sobre algo?
¡Está perfecto!
O no tiene nada que indagar en relación a ello, o aún no ha sufrido "lo suficiente" en relación a ese tema; todavía aprecia más sus opiniones y puntos de vista que su propio bienestar.
Y es absolutamente respetable.
Fin del por qué.
¿Para qué indagar?
Aquí se viene lo más jugoso, y para muchos, lo más paradójico y desilusionante.
¿Para qué indagar? : PARA NADA.
O al menos para nada MÁS.
Simplemente para no continuar con más de lo mismo, o sea, conflicto, sufrimiento, insatisfacción, búsqueda, temor, indignidad... y toda la larga lista de etc que usted desee especificar.
Indagar porque la libertad, que es integridad que se manifiesta como un sentido natural de bienestar, es la esencia de la mente.
Y porque es mentira que sufrir "le eleva".
Pero desengáñese ya.
Indagar no agregará nada a lo real.
A lo que usted es.
En todo caso le quitará.
Pero tampoco nada real.
Le quitará la ilusión, la ignorancia sobre la falsedad de lo falso que había sido asumido como el verdadero sentir de uno en relación a alguien o algo.
Lo que queda brilla entonces sin opacidad ni estridencia, natural, sin menos y sin más; con luz propia.
¿Dónde quedan entonces la iluminación, la liberación, la realización de lo absoluto, la unidad con dios, el éxtasis permanente, la realización del si-mismo, el darse cuenta de instante en instante, la gota que se funde en el océano, la felicidad y la dicha eternas, la entrada al reino de los cielos, el nirvana, el gulistán, el valhalla, el vacío iluminador, el estado trascendente, el no-ser, el espíritu, la gracia eterna, el tao y la mar en coche?
¿Dónde quedan?, y lo que es más importante, ¿dónde queda usted en relación a ellos?!
Empecemos por esto último.
"Usted" no queda.
Ningún "yo", a no ser en el nivel de lo estrictamente práctico y funcional: "yo soy fulano y ella es mengana, mucho gusto en conocerte!".
Aparte de ello, ¡ningún "yo" que pueda alzarse con el premio!
O dicho de otra manera, la realización de todo lo anterior, es en realidad, darse cuenta que no hay ningún "yo" separado de la VIDA UNA (o como usted le quiera nombrar) que tenga que, deba, necesite o pueda hacer nada para "unirse" a algo de lo cual nunca ha sido separado.
Lo REAL no necesita de ser REALizado; ¿quién hay fuera o separado de lo ABSOLUTO que vaya a realizar lo ABSOLUTO?
¿Es que acaso lo ABSOLUTO necesita realización?
Cuando no hay más sufrimiento ni conflicto, lo único que queda es lo Indescriptible dándose cuenta de ser lo Innominable ,en la cambiante danza de las apariencias de lo que es.
Pero no hay ningún "alguien" en ello.
Y tampoco nada extraordinario.
Todo es perféctamente natural.
Simple.
Y sin necesidad de ser nombrado, entendido o explicado.
Alguien que se ha dado cuenta de ello, ha dejado entonces de ser "alguien", porque en realidad ¡nunca lo fue!
Ya no hay ningún sentimiento de separación respecto de la vida, independientemente de lo que sea que esté pasando.
No hay identidad separada, ni historia personal.
Se es nadie.
Sin pasado.
Y sin futuro!
Y absolutamente ordinario.
Natural.
Sin nada que le haga "destacar".
A partir de ese punto, la vida sigue, tal cual y como venía, pero sin nigún sentido de separación, carencia, restricción, dirección o utilidad.
Se es en la naturalidad sin esfuerzo de ser.
Más allá aún de la "conciencia de que soy".
Sin nada que hacer, ni secreto plán de salvación de la humanidad que llevar a cabo.
Es visto - por nadie - que nadie necesita de ninguna ayuda para ser.
Y que no hay nadie tampoco que pueda o tenga nada que hacer.
Lo que queda es el florecer de la VIDA UNA compartiendo el perfume de su particularidad a través de esa flor particular.
Y disfrutar.
Y disfrutar.
Y seguir disfrutando.
Sin más propósito que estar acá.
Que ser.
Y perfumar.
En esa apertura todo está permitido.
Toda emoción puede surgir.
Todo pensamiento.
Toda manifestación.
Lo que surge, surge porque la inteligencia interior lo hace salir a la luz.
Porque ese es su momento y no antes.
Y si queda por indagar, la indagación prosigue naturalmente, en el momento de ser requerida, sin esfuerzo, y sin continuidad.
Soy conciente de que esto último no condice con las múltiples ideas de perfección que tendemos a hacernos sobre nuestro ídolos o "héroes espirituales", pero es la realidad.
La VIDA no sigue un patrón, no tiene autoridad.
No trata de imitar a ninguna otra manifestación anterior, actual o posterior.
No le interesa "ser como...".
Y cualquier idea que uno se haga sobre como debería ser la apariencia de "alguien que se dio cuenta de que no hay Yo", o la idea de "como voy a llegar a ser yo mismo cuando me ilumine", es tan sólo eso, una idea, una fantasía sin valor ninguno.
"Un iluminado no se enoja."
"Un liberado en vida no dice malas palabras."
"Un verdadero maestro no sueña."
"Un hombre auto-realizado no tiene pensamientos sensuales."
Etc,etc,etc.
"Por que fulano dijo..."
"Por que la biblia dice, y el corán, y la palabra del buda..."
Toda enseñanza dirigida al individuo para que realice un camino, está dirigida a quien todavía cree ser un "yo" separado de la VIDA UNA.
Usted puede creer.
O indagar.
Darse cuenta termina con el sentimiento de separación.
Darse cuenta es una cosa, eliminar los hábitos, los surcos de la mente, es otra.
Pero no hay nada de que preocuparse.
En el mismo momento en que la oscuridad es empujada a la luz, deja de ser.
Si hay algo que ver aún, la Vida, que es inteligencia, me lo mostrará.
Y estoy deseoso de que así sea.
Esta es mi vivencia.
La vivencia de alguien absolutamente ordinario.
Que se siente simplemente natural.
Que es nadie.
Que no tiene nada que lo haga destacar.
Ni pasado.
Ni futuro.
Que no tiene nada que agregarle a usted ni a nadie.
Y que tan sólo le viene a decir que no hay tampoco nada que a usted o a su vida se le necesite agregar.
Indague, y verá!!!
Richard Mesones.
domingo, 3 de enero de 2010
Arroja la muleta, ¡es lo que no te deja caminar!
.
Cuando ya no hay más resistencia a cambiar con lo que cambia, hay claro darse cuenta de ser; a veces así, a veces asá, ¡pero siempre siendo!
Y ese sentido de ser que es el darse cuenta de ser el ser-siempre-siendo, es lo inmutable.
Ser, para quien está vivo, no es más que vivir, viviendo, ¡siendo!
No querer que algo cambie, resistirse a cambiar con lo que cambia a través de nuestra búsqueda mental de lo permanente y del aferrárnos mentalmente a una idea monolítica sobre alguien o algo, a la idea-deseo-necesidad de que algo o alguien sea "así, sólo así, y siempre así", eso es lo que nos hace sentirnos como si estuviéramos separados del movimiento unitario de la vida, como si fuéramos algo distinto de la vida que se manifiesta en este momento como estas apariencias en la cambiante danza de lo impermanente.
Toda la angustia procede del sentimiento de separación respecto de la Vida, derivado de buscar algo que no existe, que no es real; a saber: lo permanente.
La maldición con que todos nos maldecimos es la misma para todos; la búsqueda del placer permanente, y la supuesta "seguridad" que "lo permanente" traería.
Pero "lo permanente" no existe en el mundo de lo cambiante, de las apariencias, de los sentimientos y emociones, de las imágenes y los pensamientos.
"Lo permanente" no existe.
Las apariencias no nos engañan; sólo nos engañamos nosotros mismos por lo que asumimos acerca de ellas.
No hay nada aquí más que lo que se ve; nada "oculto" detrás, ningún "tesoro espiritual" escondido que alguna secreta práctica esotérica vaya a develar.
No hay nada más que la Vida informe siendo, en este momento, esta apariencia.
Nada más, ni nada menos.
Lo que es "más allá" de la una apariencia así o asá, es el inmutable sentido de ser, ¡que es lo que uno es y que se da cuenta de ser cuando no se identifica ya con una búsqueda de una apariencia-permanente de ser!
Esa es la verdadera inmortalidad.
No "yo" inmortal. Eso es una completa estupidez de un cerebro que recibe poco oxígeno.
"Lo permanente" no es "algo", y por tanto ninguna búsqueda podrá jamás dar con ello.
Toda búsqueda es en la dirección equivocada.
Todo "camino" te aleja.
Toda doctrina, creencia, ideal o imágen tan sólo adultera tu conciencia.
Toda bandera te extranjeriza.
Todo apego te apresa.
Toda resistencia te hace sentirte exiliado del fluír en armonía de la Vida a través de ti.
Toda "lógica" te encadena.
Todo ídolo te esclaviza y envilece.
Toda "autoridad interior" te niega e idiotiza.
Toda "enseñanza" te falsea.
Toda idea te distorsiona.
Toda memoria te encarcela.
Todo conocimiento te condiciona.
Toda "necesidad" te denigra.
¿Qué necesita la VIDA, lo "Absoluto" lograr, entender o alcanzar para poder ser tú, yo, la estrella, el insecto, el polvo y la hierba?
¿Qué necesita la VIDA para Ser vida viviente siendo?!
"Nada" ni "nadie" necesita hacer o que le hagan nada para ser.
Nadie necesita ayuda para vivir.
Todo el problema es creer que se debería vivir de un modo determinado.
Richard Mesones.
Cuando ya no hay más resistencia a cambiar con lo que cambia, hay claro darse cuenta de ser; a veces así, a veces asá, ¡pero siempre siendo!
Y ese sentido de ser que es el darse cuenta de ser el ser-siempre-siendo, es lo inmutable.
Ser, para quien está vivo, no es más que vivir, viviendo, ¡siendo!
No querer que algo cambie, resistirse a cambiar con lo que cambia a través de nuestra búsqueda mental de lo permanente y del aferrárnos mentalmente a una idea monolítica sobre alguien o algo, a la idea-deseo-necesidad de que algo o alguien sea "así, sólo así, y siempre así", eso es lo que nos hace sentirnos como si estuviéramos separados del movimiento unitario de la vida, como si fuéramos algo distinto de la vida que se manifiesta en este momento como estas apariencias en la cambiante danza de lo impermanente.
Toda la angustia procede del sentimiento de separación respecto de la Vida, derivado de buscar algo que no existe, que no es real; a saber: lo permanente.
La maldición con que todos nos maldecimos es la misma para todos; la búsqueda del placer permanente, y la supuesta "seguridad" que "lo permanente" traería.
Pero "lo permanente" no existe en el mundo de lo cambiante, de las apariencias, de los sentimientos y emociones, de las imágenes y los pensamientos.
"Lo permanente" no existe.
Las apariencias no nos engañan; sólo nos engañamos nosotros mismos por lo que asumimos acerca de ellas.
No hay nada aquí más que lo que se ve; nada "oculto" detrás, ningún "tesoro espiritual" escondido que alguna secreta práctica esotérica vaya a develar.
No hay nada más que la Vida informe siendo, en este momento, esta apariencia.
Nada más, ni nada menos.
Lo que es "más allá" de la una apariencia así o asá, es el inmutable sentido de ser, ¡que es lo que uno es y que se da cuenta de ser cuando no se identifica ya con una búsqueda de una apariencia-permanente de ser!
Esa es la verdadera inmortalidad.
No "yo" inmortal. Eso es una completa estupidez de un cerebro que recibe poco oxígeno.
"Lo permanente" no es "algo", y por tanto ninguna búsqueda podrá jamás dar con ello.
Toda búsqueda es en la dirección equivocada.
Todo "camino" te aleja.
Toda doctrina, creencia, ideal o imágen tan sólo adultera tu conciencia.
Toda bandera te extranjeriza.
Todo apego te apresa.
Toda resistencia te hace sentirte exiliado del fluír en armonía de la Vida a través de ti.
Toda "lógica" te encadena.
Todo ídolo te esclaviza y envilece.
Toda "autoridad interior" te niega e idiotiza.
Toda "enseñanza" te falsea.
Toda idea te distorsiona.
Toda memoria te encarcela.
Todo conocimiento te condiciona.
Toda "necesidad" te denigra.
¿Qué necesita la VIDA, lo "Absoluto" lograr, entender o alcanzar para poder ser tú, yo, la estrella, el insecto, el polvo y la hierba?
¿Qué necesita la VIDA para Ser vida viviente siendo?!
"Nada" ni "nadie" necesita hacer o que le hagan nada para ser.
Nadie necesita ayuda para vivir.
Todo el problema es creer que se debería vivir de un modo determinado.
Richard Mesones.
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