lunes, 22 de febrero de 2010

La grán mentira: la falsa amenaza repetida.

En un punto muy temprano de nuestra niñez, frente a una manifestación espontánea de nuestro sentir, pero que no estaba dentro de los parámetros de lo que los padres esperaban de uno, en pro de "encausarnos" o "pulirnos", se nos dejó bien claro que "necesítábamos" no hacer tal o cual cosa, porque si lo hacíamos, algo terrible nos iba a pasar.

Se nos amenaza, y se lo hace de un modo absolutamente desproporcionado y cruel, sin tener en cuenta lo que unas tales palabras y miradas cargadas de semejante intensidad, son capaces de causar en la mente de un niño, el cual confía en sus padres como si éstos fueran dios.

(Comentario de paso, por si no lo sabía: dios son los padres).


Poco importa cual fuera el argumento exácto, la ecuación es la misma.
Y lo que es más importante, la carga emocional intimidatoria y terrorizante de que va cargada la advertencia, es la que hace el verdadero trabajo, pues la convierte en "creíble" frente a nuestros ojos inocentes, y hace que nuestro cerebro la tome por una realidad.

A partir de ese momento, la estrategia va a ser repetida, hasta grabarse a fuego en nuestro ser.

Es la querida y nunca bien ponderada "educación" familiar.
Algo similar a lo que hacía el ruso Pavlov en sus experimentos.

Condicionar una respuesta frente a un estímulo dado (la amenaza).
Así, más el agregado del "premio" si uno se esfuerza por ser como quieren que sea, el resultado es una "doma conductual" que da como producto final, el típico ser neurótico que la cultura y la sociedad reclaman.

O sea, se le dice que no sea así, y que trate por el contrario más bien de ser asá, como fulanito o sutanito, porque si no lo hace...

Siempre es una amenaza, con algo que realmente necesitamos, pero que en modo alguno podría nuestra conducta generarnos su carencia.

Ejemplo: "si te sigues tocando así, mamá no te quiere más."
"si no te duermes ya, va a venir el viejo de la bolsa y te va a llevar."
"si no te portas como papá te dijo, él se va a ir y nos va a dejar solos y no va a volver más por culpa tuya."
"si dices eso es que no me quieres, así que no me abraces ni me pidas nada después."
"¡jamás vuelvas a decir eso!"
"¡NO! ¡NO! y ¡NO!"
"si no haces lo que te dijimos dios te va a castigar."
"¡qué feo lo que hiciste!; ¡jamás creímos eso de ti!."
"mirá lo que te ganaste, ahora tus primos y tus tíos ya no te quieren, ni van a querer que sigas yendo de visita a jugar con ellos."
"los niños que mueren y no fueron bautizados se van al infierno."


En fin, así casi ad infinitum, o ad náuseam, que para el caso, viene siendo lo mismo.

El mensaje es siempre el mismo: NO SEAS TÚ.
Trata más bien de ser-como...
¡Si no, ya sábes... todo tiene consecuencias!

Las amenazas son de las más variadas según el caso, pero esencialmente se refieren a: desamparo, aislamiento, exclusión, privación de alimento, privación de protección, daño potencial, dolor potencial, rechazo y ostrasismo, y muerte.

Se refuerzan con miradas de desprecio, gestos intimidatorios, prohibiciones expresas, insultos de todo tipo, actitudes de rechazo y desinterés, encierro, ser absolútamente ignorado por aquellos de quienes se depende para la propia supervivencia, y golpizas con todo tipo de utensillos y ornamentos caseros.

En fin, todo un compendio de técnicas y métodos tradicionales al servicio de la mejor pedagogía casera.

Esta es la "psicología" de nuestros padres.

Como resultado, nuestra atención queda "presa" fuera.
Focalizada en el afuera, en "los demás".
Pendiente de "los demás".

A tal punto que uno se "olvida" de sentirse a si mismo, se olvida del propio ser.

Se olvida de ser uno mismo, tal cual uno mismo es.
Se "olvida" de cómo es que uno sentía, cuando todavía no tenía que llegar a ser.


Como si esto fuera poco, se vive, como es obvio y esperable frente a este panorama, en una sociedad, en una raza, en la cual ser, solamente ser, no tiene ningún valor en si mismo; sólo tienen valor el ser así o asá, y el llegar a ser.

UNO HA SIDO PROGRAMADO PARA VIVIR PENDIENTE DE LO QUE LOS DEMÁS ESPERAN DE UNO.

Temeroso de lo que los demás pensarán de uno, de que los demás lo puedan desaprobar a uno.
Deseoso de ser aprobado por los demás, aceptado por los demás.

Programado para tratar de controlarse, para disciplinarse, y para controlar.

Programado para buscar en el control y la aprobación, así como en el trabajo, la situación económica, la pareja, la vida familiar, las instituciones, el estado, la religión, el partido político, o la tribu que sea, la seguridad que naturalmente el organismo-ser vivo necesita como garantía de su continuidad.

O mejor dicho, como momentáneo antídoto, contra el temor provocado por la creencia de que "necesito" de esas cosas para sentirme seguro.

Para la grán mayoría, esto es incuestionable.
Es dogma de fe. Convencimiento nato.
Es EL DOGMA, de LA FE.

El miedo psicológico, es el dios incuestionado que ha gobernado y gobierna la mente humana.
Es el verdadero dios detrás de todas las máscarás, el poder detrás del trono, el único que ha gobernado y gobierna los destinos de la humanidad.


Sin embargo, ¿quién se siente seguro en su interior?
¿Quién de los millones que siguen fielmente la receta sin cuestionarla, han logrado vivir libres del miedo?

¿Quién de todos los que pisan y pisaron la tierra desde que el mundo es mundo ha podido vivir en el natural estado libre de temor?

Probablemente, mucho menos que unos muy pocos.


El temor, el miedo psicológico, es exáctamente esto: la reacción anímica natural frente a una supuesta amenaza a nuestra seguridad creada por el pensamiento.


O sea, frente a una amenaza que no es real, que en modo alguno es tal, que NO EXISTE.


Es CREER que necesito para sentirme seguro algo que en realidad no necesito.



Y por tanto, una vez que creo en esa mentira, y veo que no poseo el objeto tal, o que puedo perderlo en cualquier momento, se genera en mi interior, como reacción a ello, un estado de inseguridad.

Esto activa en mi la vieja respuesta adrenalínica del cuerpo frente a un peligro inminente o amenaza, la reacción de luchar o huír.

Es el comienzo del desquicio y la violencia.



Así, mi atención vive al pendiente de las cosas y personas que la creencia me dice que "necesito" para poder sentirme bien, en plena seguridad.

Controlar tal cosa, lograr la aprobación o aceptación de tal grupo o persona, asegurarme que tal o cual condición no cambie en un sentido que no me sea favorable, asegurarme tal o cual resultado en el curso de acción que estoy siguiendo, no sufrir rechazo de parte de tal otra persona, no dar una mala impresión en tal o cual lugar, lograr "éxito", llegar a ser reconocido, etc.

En fin, todo lo que usted habitualmente llama deseos.
Que suelen ser, en realidad, temores camuflados.

Son la resultante de creer que necesito X para sentirme seguro/confiado/amado/bien/en paz/ etc.


Por si no lo entiende aún, usted ES su atención.

Y si se vive tan focalizado que no se siente a si mismo tal cual es, sin la distorsión del "tener que ser", entonces usted no vive, no siente, no late, no ama, no es.

El pecho no está abierto, el aire, mensajero de la vida, no lo puede líbremente por dentro recorrer.

Tiene el pecho angostado; esto es lo que quiere decir la palabra angustia.
Angosto, contraído.

No siente.

Todo lo contrario de lo que sucede espontáneamente con la respiración cuando se contempla algo grandioso cuyo impacto obliga al cerebro neurótico a detenerse.

Uno se expande, se infla y se desinfla en un movimiento unitario y absolútamente distendido.

Suspira.

Y siente.


La constante amenaza en la mente, refuerza la creencia de que necesito tal o cual cosa para sentirme de tal otra.

Así engañado, se sebrevive entre dos fuegos cruzados; el deseo esperanzante y agónico de llegar a obtener, y la angustia solapada que anticipa el dolor de no llegar a obtener.

Este es el llamado "normal vivir", en el cual están inlcuídos psicólogos, psiquiatras, sacerdotes, gurúes, líderes del tipo que sea, maestros, dioses reencarnados, pastores protestantes, obispos pederastas, dirigentes sindicales, economistas, reformadores sociales, licenciados en nada, conferencistas motivacionales, y todos los que pretenden mostrarle a usted "el camino".

El camino que conduce a "la seguridad última".
La seguridad "absoluta".
La "iluminación".
La "realización".
"Dios".
"El éxito inamovible".



En el funcionar diario, esto hace que uno jamás esté presente en donde está presente.
La mente siempre está "llevando" la atención a otro lado.
A fantasía.
A "los demás".

Esto es lo que hace que el cerebro siempre este "ocupado" con algo, con algun "hacer" a través del cual va a lograr sentirse Z.

Esto es el sobrevivir, sintiéndose "desconectado" de la vida, de la realidad.

Pues la vida, la realidad, es lo que me reclama atención a través de mi natural sensibilidad, no los innumerables asuntos que captan mi atención por mi mentalidad.

Vivir, es ser siendo en comunión, y en esa comunión, respondiéndo en cada momento al desafío de la realidad.

A lo que me ocupa en REALIDAD.

No en fantasía.

Ocupándome de lo que es verdaderamente asunto mío.

Y no dejándo de hacerlo por ocuparme de lo que no es asunto mío.

O sea, siendo yo mismo, sin tratrar de hacer esto o lo otro por algo que se supone que debo llegar a ser o que se supone "necesito" para poder sentirme así o ser asá.

Ser uno mimsmo siendo, es, en comunión responder a la realidad, ocupándome de lo que es asunto mío, porque la realidad me lo reclama a través de mi sensibilidad natural.

Ocuparme de lo que no es asunto mío, es desoír-me mi propio y verdadero sentir por creer en lo mental.

¿Cómo saber qué es asunto mío y qué no lo es?

Es simple.

Asunto mío es lo que depende de mi.

Y lo que no depende de mi, puedo no saber de quien depende o de quien es asunto, pero asunto mío no es.


Lo que depende de mi, es asunto mío.
Lo que no depende de mi, no es asunto mío.


Asunto mío es hacer lo que el sentir natural me reclama hacer.
Y nada más.

Cualquier otra cosa es querer imponer sobre otros o sobre uno mismo, una idea de como algo debería ser.

Es querer forzar.

Y es creer que necesito que algo sobre lo cual no tengo forma de incidir, sea así o asá para poderme sentir bien/seguro/amado, etc.


Cuando algo no depende de mi, no importa cuanta fuerza física o mental haga en esa dirección, ello no cambiará ni en un milímetro.
Porque simplemente, el que eso cambie o no cambie, así como hacia dónde cambie o cuando lo haga, NO DEPENDE DE MI!!!

Y por tanto no hay nada que yo pueda, ni deba, o necesite hacer al respecto.

Es tan sólo que ha aparecido en la mente la idea de que necesito que ello sea distinto de como es, y como me lo he creído, lo he convertido en un supuesto "asunto mío".

Mi atención ya no está más en la realidad y lo que esta me reclama; ya no estoy más conciente de mi verdadero sentir, sino que está ocupada en la mente, en fantasía, tratando de "resolver" ese asunto que tanto reclama ahora mi atención.

Estoy viviendo en la burbuja mental.

Estoy "divorciado" de la vida, de la realidad.


Este es habitualmente el curso que toma la atención, cuando se ha sido reiteradamente amenazado y convencido sobre necesitar, para poder vivir en natural bienestar, de elementos ajenos a uno y a lo que de uno depende.


Esta es la trampa que mantiene la atención focalizada fuera, inconciente de su fuente ,que es ser.


SER en el cual todas las cualidades necesarias para la plenitud de ese vivir, de ese Ser-siendo, se encuentras presentes, pues son y siempre han sido parte integral de la naturaleza misma del ser.


Por eso, cuando se pierde el poder sobre la atención, se "pierde" el propio ser, con sus cualidades de órden integrativo, amor omni-incluyente e incondicional, seguridad, confianza, unidad, particularidad incomparable, etc.

A partir de ese momento se lo comienza a buscar fuera.

Esto es lo que la ignorancia es.

La ignorancia del propio ser y sus cualidades inherentes.

Esto es lo que la esclavitud es.

Lo que mantiene a la mente permanentemente ocupada en lo que no es asunto suyo, y no permite que la atención descanse naturalmente en el Ser-siempre-siendo.

No permite al ser sentir-SE, naturalmente.

Naturalmente quiere decir, simplemente ser.

Sin carencias, y por tanto, sin necesidad psicológica, ni deseo alguno al cual apegarse, ni objeto o situación alguna a la cual temer.

Simplemente ser.

Y en consecuencia, hacer o no hacer, según las circunstancias lo requieran.


Sin nada más de lo que tener que ocuparse, más que lo que la realidad en ese momento me reclame.

Sin ninguna otra cosa que "tener que".

Simplemente ser.

Y para ello, como todo, lo único que la mente precisa, es que la asistamos a poder ver, cláramente, si X, es asunto mío, o no.

Si cada vez que me ocupo de lo que no es asunto mío, no me estoy ocupando de lo que sí es asunto mío, y como consecuencia me siento como "desconectado", incómodo interiormente, tenso, frustrado, y agotado, no es para la mente nada difícil el soltar tan molesto asunto, cuando VE que se está generando a si misma semejante malestar por ocuparse de ello, en vez de atender a la realidad en la cual está verdaderamente inmersa; la realidad en la cual ES.


Lo único necesario es asistir a la mente a ver, a poder ver cláramente, si algo es asunto mío o no lo es.

Esto es todo lo que se necesita para que la mente suelte espontáneamente aquello que no lo es, y que es fuente de mal-estar, de "desconección", separación o asilamiento de la realidad.


La herramienta, como siempre, es igual de simple:




1- El como sea X, ¿depende de mi?

Resp.

2- Entonces, el cómo sea X, ¿es asunto mío?

Resp.



Pruebe, y verá cómo cuando la mente deja de ocuparse de lo que no le incumbe, la atención reposa naturalmente en el ser, y usted se siente "nuevamente" usted mismo, distendido, sensible, "conectado", naturalmente centrado, y sin tener que hacer absolútamente nada para ello.

Verá entonces que no siente "necesitar" nada de lo que creía necesitar para sentirse naturalmente bien, seguro, confiado, afectuoso.

Verá, como no se necesita de absolútamente nada, para ser en común unidad natural con todo lo que es.








Richard Mesones.

domingo, 21 de febrero de 2010

Uno mismo sólo puede ser Uno mismo.

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En cualquier situación, en cualquier circunstancia, independientemente del entorno y su cambiante decorado tanto exterior como interior, uno, lo único que puede ser, es ser uno mismo.

Y lo único sano que puede "hacer" es no tratar de ser de un modo que no es; o sea, no tratar de no ser como es.

Pues de todos modos uno sólo puede ser uno mismo, y las únicas variantes posibles son ser uno mismo siendo uno mismo, o ser uno mismo fingiendo no serlo, para así recibir "aceptación", o cualquier otra cosa que uno crea necesitar del entorno para poder sentirse bien.

O sea, que no existe ni la más remota posibilidad de que uno mismo no sea uno mismo tal cual uno mismo es.

Usted está "condenado" a ser usted mismo; siempre (aún a pesar de todos sus esfuerzos por no serlo!).

Y la única felicidad real a la que usted puede aspirar es a la plenitud de ese uno-mismo, la cual es i n t e g r i d a d.

Sin integridad lo que hay es uno mismo negándose a florecer en la respuesta que el momento me requiere siendo yo mismo.

No importa a quién uno admire, con qué ídolos se identifique, a que club religioso se afilie, bajo que ideales se cobije, o que senda a no se sabe que meta uno trate de tomar; cada uno es único, y cada uno sólo puede ser él mismo y nadie más.

Y frente a cada reto, a cada circunstancia, en cada momento, sólo uno siente como siente pues sólo uno es uno.

Por más que uno trate de imitar y copiar y ser como...

No lo logrará jamás.

Cada uno está viviendo su vida como nadie más la podría vivir ni la podrá vivir jamás.

Imitar es tan sólo falsearse; es cobardía.

E imitar a alguien auténtico no te hará jamás auténtico, te hará un imitador.

Ni uno puede ser tampoco un referente para nadie más, por más que así alguien lo suplique o nos lo ruegue.

En cada situación que se vive, que es siempre única y nueva, la respuesta que otros dieron a una situación similar no cuenta, sólo cuenta la respuesta que uno mismo siente, y ese sentir es la respuesta!

En la manifestación espontánea del sentir auténtico que se traduce en la acción, está floreciendo la flor de la propia integridad.

Sentir es darse cuenta de ser.

Y darse cuenta del sentir es claridad que no deja lugar a "opciones", a ninguna dualidad mental.

Una mente clara es una mente que no discute con la realidad.

Y en esa claridad puede nuestra integridad florecer.

No lo que los demás piensan que uno es, y que según eso frente a tal o cual situación uno debería supuestamente sentir así y hacer asá.

No lo que uno piensa que uno es, y que según eso frente a tal o cual situación uno debería supuestamente sentir así y hacer asá.

No.

Tan sólo darse cuenta del propio SENTIR.

Eso es claridad que termina con toda dualidad y conflicto mental.

Eso es integridad.

Entonces uno se da cuenta que cualquier otro intento de modificar lo que uno siente es tratar de ser algo que no se es, y que no le es a uno posible serlo.

Sentir no depende de uno, no es voluntario.

Entonces uno se da cuenta, irreparablemente, que para bien o mal, más allá del bien y del mal, uno mismo sólo puede ser Uno mismo.

Esa es la GRACIA de Ser-lo-que-Soy.

Es la Gracia, que es la Vida Una, siendo única, floreciendo única en cada ser...





Richard Mesones.

miércoles, 17 de febrero de 2010

¡Algo extraordinario!

Nuestra búsqueda de lo extra-ordinario es la versión afirmativa de nuestra resistencia a la vida tal cual es.

Disfrazado de deseo y aspiración, es en realidad, odio.

Es la marca distintiva de la humanidad, su constante rechazo de la existencia y su tan demencial como absurda pretensión de modificar el existir mediante la prepotencia de la imposición.

"La vida no puede ser sólo esto, tiene que ser algo más".

Suena muy bien, casi como un imperativo incuestionable si no se quiere ser etiquetado de conformista, resignado, etc.
Su consecuencia más evidente, esa casi constante sensación de alienación con que el 99,99% de la humanidad transcurre su tiempo vital.

Ese no saber, no entender ni tener siquiera idea de por qué, cómo, para qué ni con que fin se está acá.

El ser humano es un animal que siempre quiere estar en otro lado, nunca en donde está.
Un ser que quiere siempre ser "otro" ser, no este ser que está acá ahora.
Quiere ser "algo más".

Y para eso siempre tiene que estar haciendo "algo más".

Es nuestra búsqueda de "lo extraordinario", en cualquiera de sus formas: llegar a ser así o asá, "mejor" que los demás.
Por eso idolatramos a los egos que destacan de la corriente, y aún cuando condenamos a muchos por destacar, lo hacemos sólo cuando destacan en un sentido contrario a nuestras ideas de cómo debería destacar.

Buscamos lo extraordinario como un antídoto, aunque más no sea temporal, que nos saque de este aburrimiento mortal en que transcurrimos nuestro existir sin sentido.
Vamos trás el hombre o la mujer que dicen haber dado con, haber logrado, con la esperanza de que "algo nos suceda" en su presencia.

"Es un ser extraordinario!", y en dicha oración va implícita nuestra esperanza moribunda de que por el milagro de sentarme "a sus pies", algo de lo de él o ella se me pegue a mi, para así ser "extraordinario" yo también.


El hombre simple no hace ruido.

Es como la vida es; simple, indefinible, natural, desconocido, inclasificable.

Para él la vida no tiene etiquetas; no es ni "material" ni "espiritual", ni "secular" ni "esotérica", ni "profana" ni "sagrada", ni "maldicíón" ni "bendición".

Ninguna etiqueta puede rozar siquiera la esencia de la vida.
Su naturaleza es que es indescriptible, siempre.

Así, quien es uno con la vida no tiene una "meta" para "llegar a ser"; no tiene ningún propósito, como la vida.

La vida no tiene propósito, ella es su propio propósito.

Y la vida, Eso, es esto.

Nada extraordinario.

Nada que ver con ese "algo" con el cual se nos va la primavera persiguiéndolo.

Como un hamster en su rueda, sin llegar a ningún lado, sin moverse del lugar, hasta morirse agotado...

Extraordinario va a ser el día que dejemos de buscar y perseguir lo extraordinario.

Ese día dejaremos de sentirnos "aislados" de la esencia de la vida, del "secreto" de la vida.
Sin nada más que hacer salvo vivir, ¡vivir!
¡Sin más propósito que vivir!
Sin desiciones acertadas o equivocadas que tomar para tratar de llegar a ningún lado.
Sin nada más trás lo que correr, nunca más...

Sólo detenerse, y contemplar... el inigualable espectáculo que se despliega frente a nosotros pura y exclusivamente para nuestro entero regocijo.

Sin nada que modificarle, nada en que "mejorarlo".

Lo desconocido, disfrazado de finito, danzando entre las dos orillas abismales del misterio, por un rato.
Por el rato que dure la función...

Ese día no me habré convertido en "alguien extaordinario" yo también.
No.
Ese día habré accedido al secreto simple y desnudo de la vida, a saber: que "yo" (el buscador de lo extraordinario) no soy.
Que sólo la vida es.

Y como espectáculo, como presente, nada es más grande que este privilegio de contemplar la danza sin motivo de lo infinito..., lo infinito disfrazado de finitud, por un rato...

Nada es tan extraordinario...


Richard Mesones.

jueves, 11 de febrero de 2010

Sentirse bien.

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Sentirse bien con uno mismo es estar siendo uno mismo, sin imposiciones distorsionantes.

Es estar en comunión con uno mismo.

O sea, es estar en comunión. Y punto.

Y como ese estado interior es a través de lo que miro y a través de lo que me relaciono con el "mundo exterior", cuando hay unidad dentro, hay unidad fuera, HAY UNIDAD CON LA VIDA, como sea que esta se nos presente en cada momento.


Así como cuando el zapato es cómodo uno se olvida del pie, cuando hay comunión, unidad, la mente abandona todo temor y todo deseo, y se olvida del "yo". NO NECESITA DESEAR NADA, NI TIENE NADA QUE TEMER.

"Yo que necesito que esto sea así", "yo que necesito que X no sea asá", etc.

Y como este "yo separado/en conflicto" con la vida, es tan sólo una construcción mental, al ser olvidado, cesa.


Cesa de "ser" el que en realidad jamás fué; el que jamás ha sido, ni es, ni será.


La ilusión, lo mental, es por definición, lo que no existe, lo que no ha existido jamás.

Ilusión es creer que algo que no existe en la realidad, en realidad existe.

Es tomar una imágen mental por un hecho.



Lo que queda, libre de ilusiones y "necesidades" ficticias, es la vida siendo usted, líbremente.

La divina energía de la vida expresándose, particular y diversamente, como cada cosa y cada ser, en esta maravillosa danza indefinible que es el vivir.




O sea, que sentir como sea que uno sienta frente a la realidad de lo que es, jamás es el problema.

El problema, el conflicto y la confusión vienen de la mano de una CREENCIA que distorsiona mi natural sentir, que es la natural sensibilidad de la vida en mi.


Cuando asumo/creo que "necesito que X sea distinto de como es para sentirme bien conmigo mismo", entro en la falsedad.

Mi propia sensibilidad, que es eso que soy, con ese modo único de sentir que me hace único, reacciona entonces al pensamiento, a la creencia tomándola por la realidad, como si fuera un hecho.

Se creea así en uno, de manera totalmente artificiosa, mental, auto-inducida, un senti-MIENTO de reacción.

De aparente reacción a como la realidad es, pero que en realidad, es una reacción emocional a mi creencia sobre "como la realidad debería/no debería ser".

Ello me hace sentirme de un modo que en realidad no me es propio, no es auténtico.
No es mi verdadero y natural modo de sentir, de ser.

Me falsifica.
No estoy siendo yo mismo.

O mejor dicho, me falsifico, por ignorancia, por falta de discernimiento.
Por distracción.
Por falta de autoindagación frente al malestar.

Ya no veo la realidad sino a través de este filtro, de esta proyección mental llamada "X debería/no debería ser..."

O sea, ya no veo la realidad; veo la proyección, lo que ésta me deja ver.

Y reacciono emocionalmente a esa visión mental sobre la realidad como si ella fuera la realidad misma en la cual estoy inmerso.

Así me siento peleado interiormente con como me siento, con como "la vida" me hace sentirme.
Y por consiguiente, estoy también peleado con la vida.

Me siento "separado" de la vida tal cual esta es.

Con la creencia en la "necesidad de que X sea distinto de como es para sentirme bien conmigo mismo y en comunión con la vida", nacen el sentimiento de malestar, de separación, de carencia, de conflicto, de confusión, y el impulso por "hacer algo" al respecto de como las cosas son.

Es el comienzo de la lucha con como la vida es. El comienzo de la búsqueda.

Es el nacimiento de la "necesidad psicológica", que es en realidad mental, con su consiguiente movilización en uno de lo emocional.


Y emerge así el miedo-deseo.


El deseo, que es en realidad, miedo.
Es huir del objeto de dolor corriendo en el sentido contrario, o sea, trás un objeto de placer que mi mente me dice que es lo contrario de lo otro, y que me "asegurará" no sentir más dolor.

El temor de que lo que no quiero que sea, sea, y por contrapartida, el deseo en el sentido contrario.

El deseo de que sea "como yo quiero que sea" y siempre a su sombra y en su cimiento, el miedo de que no llegue a ser como yo quiero que sea...


Todo ello fraguado por la "lógica comparativa" aplicada a lo interno, que me asegura que lo-que-es podría ser distinto de lo que es; es más, podría ser "mejor" que como es.

Como si internamente hubiera "opciones" para sentirse de un modo o de otro frente a lo que es.

Puedo crear en mi un sentimiento artificial frente a algo o alguien, pero JAMÁS puedo crear o elegir como SENTIR verdadera, espontánea y naturalmente frente a algo o alguien.
Siento como siento, y si uno mira a lo interno, lo único que encuentra es el darse cuenta con total claridad de como se siente, como sea que se sienta.


No hay opciones de ningún tipo allí adentro, y por tanto ninguna "desición" que tomar en lo interno.

"¿Qué haré? ¿Sentiré como siento? ¿O no sentiré como si siento, como si estoy sintiendo?".

En fin, sin palabras.



Por si esto fuera poco, cualquier reacción que uno tenga frente a un hecho, sucede siempre DESPUÉS del hecho; o sea una vez que el hecho YA SE CONSUMÓ, ya fué.

Toda nuestra batalla estriba en el supuesto de que puedo hacer algo mañana para que lo que sucedió ayer no haya sucedido ayer como si ya-sucedió.



¿Puede algo en ESTE momento, ser distinto de como es en ESTE momento?

¿Puede algo -lo que sea- en algún momento, ser, en ESE momento, distinto de como ES en ESE momento?

¿Puedo hacer algo para que lo que YA FUÉ DE UN MODO, no haya YA SIDO DE ESE MODO EN QUE FUÉ?


Es la batalla más estúpida, y siempre perdida de antemano, SIEMPRE.

Aún así, el deseo acicateado por el miedo, crea en uno el ánimo de imposición, de seducción, de convencimiento, de control, de sugestión, de auto-sugestión, de persuación, etc.

El miedo acicateado por el deseo se transforma en violencia.

En ambición que todo lo justifica.

La ambición acicateada por la necesidad se convierte en envidia.

La envidia acicateada por la frustración y el terror se convierte en odio.



Y todo esta cadena de confusión, miseria y sufrimiento, surge de una simple creencia en la cual la mente se enquista.

Creencia que me hace "salirme" de mi verdadero sentir, "salirme" de mi; y me hace "sentirme" separado de la vida.





Sin esa creencia, lo que queda, es la energía divina de la vida, unitaria, gozosa, vital, serena, distendida, danzarina, interesada, apasionada, agradecida, siendo tú, yo, el árbol y la roca, el pájaro y la nube...


Creer o indagar, éstas son las únicas "opciones".


CREER O INDAGAR, he ahí la cuestión.


Sentirse bien, o "tener razón", usted elige.





Richard Mesones.

lunes, 8 de febrero de 2010

Esto es L.I.A.

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Esta no es "la manera", este no es "el camino".
Esto no es siquiera "un" camino.
No hay CAMINO ninguno a ningún lado; el único "camino" es usted pensando.
Usted pensando la palabra "camino", y asociando memorias, comparaciones, opiniones y concluciones a tal palabra.

Todos los "caminos" conducen a la des-iluminación.

Todos los "caminos" son nada; gestos desesperados en el vacío.

Lo que usted piense que logró o comprendió, es tan sólo usted pensando.
Lo que usted crea que hay o no hay, que debe o no debe, es usted creyendo.
El pensamiento teje la fantasía, y usted se lo cree y vive alucinado en ella hasta que muere.


Lo único que hay es usted, ahora, acá.

Estas palabras, por tanto, no tienen ni la más mínima pretensión de erigirse en "doctrina" ni verdad revelada que pueda ser organizada de ningún modo, como para perfilar no se qué camino a no se qué lugar.

No tengo ningún interés en la verdad como afirmación filosófica, religiosa, teológica o metafísica.

Para mi la única verdad es la VIDA, el hecho vital indefinible, haciéndose sentir única, pujando por expresarse en el ánimo de cada quien de instante en instante, que se manifiesta prístina en la respuesta vital del relacionamiento, no distorsionado por la acción limitante de nuestras creencias.

Esa es para mi, la única VERDAD.

Y esa es ciertamente, para mi, la única verdad que nos puede liberar de la asunción del falso sentir como si este fuera nuestro verdadero sentir.

Esto es, por tanto, en todo caso, un testimonio; el testimonio de un descubrimiento.

Y compartirlo, es simplemente la expresión natural de la vida en este ser.

No es en si, más que un señalar algo, accesible al ver de quien sea que quiera mirar.

El problema no son los pensamientos. El problema son las CREENCIAS.

Cuando el pensamiento como creación humana tiene su raíz en el SENTIR no distorsionado por el mismo pensamiento, entonces el pensamiento es vehículo al servicio de lo verdadero y señalador en dirección a la verdad.

Cuando el pensamiento se basa en el pensamiento, en la memoria, la experiencia, el conocimiento, la abstracción, etc, entonces es una creencia que no nos deja interiormente SENTIR de verdad, o sea, sin distorsión; es sugestión, o más bien, AUTO-SUGESTIÓN.

Hay quienes afirman haber descubierto algo, y luego proclaman al mundo saber "el camino" que conduce a ello, promentiéndonos que al final del mismo todas nuestras penas y sufrimientos serán disipados.

Por lo general fundan alguna religión, o alguna tonta secta, mejor o peor intencionada.

Yo soy uno que ha descubierto.

Pero lo que he descubierto por mi mismo, es que no hay nada que descubrir.

Eso termina con todo movimiento de búsqueda en el interior de uno mismo, y al terminarse "la búsqueda" y "el camino", termina también, inevitablemente, el buscador.

Lo que queda es la VIDA, en su estado natural, "rodeada" del condicionamiento mental del conocimiento y los hábitos, con los cuales eventualmente tendrá que lidiar.

Nada más.

Y que usted lo repita, que esté de acuerdo, tanto como que discrepe, no le va a aportar nada ni le ayudará de ningún modo.

Por mi puede deshacerse de estas palabras, destrozarlas con la crítica más mordaz que sea capaz de concebir, compararlas, justificarlas o condenarlas.

Todo ello es lo mismo: opiniones.

Y las opiniones son para los tontos.

Los tontos, somos usted y yo, cuando en vez de mirar, opinamos sobre algo que no vemos, algo que no nos dignamos a ver sino a través del lente distorsionante de nuestros propios prejuicios y creencias.

En la bifurcación del camino hay dos flechas señalando direcciones opuestas: una flecha dice "verdad", la otra dice "discuciones e interminables conversaciones sobre la verdad".

Usted es libre de elegir ir por donde más le plazca.

A mi en lo particular no me interesa en lo más mínimo el segundo anuncio.

No tengo opiniones sobre nada ni sobre nadie, ni me interesan las opiniones de nadie sobre absolutamente nada.

Si usted está interesado en sumar prejuicios o creencias a lo que ya tiene, o si quiere reforzar lo adquirido hasta la fecha, ¡bien por usted!

Si, por el contrario, le interesa cuestionar aquellos puntos de vista que ha dado hasta ahora por supuestas verdades, en aquellos ámbitos donde todavía experimenta sufrimiento, entonces, bienvenido a la autoindagación.

De nada le servirá a usted o a nadie que yo lo cuestione.

De nada le servirá a usted ni a nadie lo que es verdad para mi.

De nada le servirán a usted ni a nadie mis respuestas.

Las únicas respuestas valederas son las que uno descubre como verdaderas para uno mismo, por uno mismo.

Descubrir por si mismo el propio sentir, el verdadero sentir en relación a algo o alguien, es descubir la verdad de lo que somos haciéndose SENTIR, volviéndose sentir en uno mismo.

Es descubrir lo que soy, como soy, sintiéndome!

Es uno sintiéndose-a-si-mismo tal cual uno es y siente sin ninguna distorsión.



Y la VERDAD de la VIDA única, lo que uno Es, no es jamás pensable, sólo es SENTIBLE.

Usted no tiene que recorrer ningún camino a la verdad, como si ésta fuera algo separado de la VIDA y de lo que usted YA es.

No tiene que "subir por su propio esfuerzo a la cima de la montaña", ni esperar ningún "golpe de suerte", ninguna "calamidad", "revelación" ni "epifanía".

No tiene que atravesar ningúna "oscura noche del alma", ni hacerse interminables preguntas que no le interesan realmente.

Ni tampoco tratar de discriminar sobre si la vida es la realidad, o si es tan sólo una ilusión.

Nada de eso lo sacará de donde está.

Nada de eso terminará con el sufrimiento en usted.

Y así usted seguirá sufriendo, y al vivir desde un estado interior de sufrimiento, no importa qué cosa usted haga, usted aportará más sufrimiento y confusión al mundo.

De aquello que está lleno el corazón habla la boca.
De aquello que está llena la copa es de lo único capaz de rebosar.

La única realidad es usted, ahora, acá.

Y lo único que cuenta es si este sufrimiento, esta incompletitud, esta denigrante indignidad puede terminar.

Todo lo demás es cuento y maraña.

Si quiere estar de acuerdo o no estar de acuerdo, ese es su privilegio; allá usted.

Si por el contrario, usted quiere indagar, bienvenido.

Sólo una cosa es mi interés vital: EL FINAL DEL SUFRIMIENTO.

Nada más.

Lo que queda sino es esto, es quejarse; y opinar, creer, esperar... y seguir sinchando...

Si usted cree que aún no ha sufrido "lo suficiente", pues entonces siga con más de lo mismo.

Esforzándose "más".

Está bien por mi.

Si siente que ya está, que ya no da para más, que ya no más así, entonces, (una vez más), bienvenido a la autoindagación.



Hay infinitas formas de auto-indagar.

Ninguna es más válida que otra.

Lo único verdaderamente necesario es el interés vital, la pasión por la verdad!

Quien escribe ha tentado de distintos modos, ha encarado el asunto desde distintos ángulos.

Lo que aquí va a ser compartido es, en "mi" ver, la forma más directa, simple y radical de autoindagación.

Tiene su raíz en el trabajo inestimable de Carlos Silva, y es al mismo tiempo una modificación del mismo según mi visión particular y el trabajo que he hecho sobre mi mismo.

No pretende representar a nadie ni contar con ningún "respaldo" de ninguna tradición, maestro, santo, organización, ni escritura revelada de ninguna índole.

Tampoco se apoya en ningún "último descubrimiento de la psicología, freud, las neurociencias y el genoma humano".


Es simplemente, CUESTIONARSE, NO RESPONDERSE, SENTIR, DEJAR QUE EL SENTIR TRAIGA LA RESPUESTA Y REPETIR CADA VEZ QUE SEA NECESARIO.

Esto es la LIBERACIÓN INTERIOR A TRAVÉS DE LA AUTOINDAGACIÓN.




CUESTIONARSE - NO RESPONDERSE - SENTIR - DEJAR QUE EL SENTIR TRAIGA LA RESPUESTA - Y REPETIR CADA VEZ QUE SEA NECESARIO .-




Y permítaseme llamar la atención sobre un detalle que habitualmente no se tiene demasiado en cuenta.

Es Liberación Interior a través de la AUTOINDAGACIÓN.

De la AUTOINDAGACIÓN.

No a través de un tipo Richard Mesones, ni de Carlos Silva, ni de Krishnamurti, ni de Jesús, ni del Buda, ni de Ramana, ni de UG, ni de la palabra del Profeta, ni de la tradición tal o cual, o del apóstol reencarnado, o el lama reencarnado, o el chamán, la técnica, el método, etc.

Es Liberación Interior a través de la AUTOINDAGACIÓN.

Sin maestros, sin discípulos, sin gurúes, sin tradiciones, sin grupos, sin movimientos sectarios a los cuales pertenecer, sin credo, sin doctrina, sin enseñanza, sin mensaje.

Es usted, interesado, vital, apasionado, indagando por la verdad en usted mismo, para que nada más lo pueda falsificar jamás, y llegue así el sufrimiento en usted, a su final.

Es la Vida Única, la Unidad, dándose cuenta de Si.


CUESTIONARSE - NO RESPONDERSE - SENTIR - DEJAR QUE EL SENTIR TRAIGA LA RESPUESTA - Y REPETIR CADA VEZ QUE SEA NECESARIO .-


Y es que ese SENTIR no distorsionado por el pensamiento Es-en-si LA RESPUESTA!

Es haberme dado cuenta, haberme hecho conciente de mi VERDADERO SENTIR.

Mi VERDADERO SENTIR es la VERDAD haciéndose sentir en mi, ¡respondiéndo a la REALIDAD!, no a "mis opiniones y creencias sobre la realidad".

Es lo que REALMENTE Soy.


Soy Yo, como de verdad SOY!


Es el movimiento unitario de la VIDA ÚNICA floreciendo en la particularidad de mi sentir, sin la distorsión del condicionamiento mental adquirido, o sea, sin la distorsión de mis creencias sobre la realidad.

Cuando lo falso es descartado al ser visto como tal, lo que queda, ese SENTIR, ese "resto", es en VERDAD lo que yo soy, sintiéndo como yo realmente siento.

Ni menos, ni más.




Todo el asunto es en si bastante simple.

Como dije antes, todo este trabajo se basa en un descubrimiento esencial que es lo que se le invita a usted y a todo el mundo a ver por si mismo.

A saber: que la supuesta "separación" entre uno mismo y la VERDAD, la VIDA UNA, la CONCIENCIA ÚNICA, el ABSOLUTO, la REALIDAD ÚLTIMA, DIOS, o como usted le quiera llamar, no es veradera, o dicho de otra forma, que su supuesta incompletitud es tan sólo el reflejo en nuestro mundo emocional de CREER en el supuesto mental de dicha separación; en el supuesto mental de que "necesito que X tal o cual cosa para poder sentirme ..."

Ese creer, esa asunción de algo falso como si fuera verdadero, es el paso MENTAL, que no real, que nos hace sentirnos "separados" del fluir de la VIDA UNA que es la manifestación de la VERDAD , y que genera en uno el sentimiento de incompletitud.

La autoindagación nos permite "des-andar" este paso mental; y hace que espontáneamente y sin esfuerzo, nuestra mente suelte, por haber visto su falsedad, la falsa creencia sobre la "necesidad previa de esto para poder llegar a ser parte de AQUELLO", para descubrir así que siempre hemos sido Eso indescriptible, íntegro y pleno por si mismo, y que jamás lo hemos dejado de ser.

Entonces no hay ya más sentimiento de separación, de ser un "yo-separado-inadecuado-insatisfecho-incompleto", que "necesita que X cambie y sea así o asá" como "camino" o medio para poder experimentar el estado natural de contento y bienestar.

Ningún "yo" separado de nada que necesite hacer un camino a ningún lado.

Ningún "yo" que necesite comprender, entender, aclararse, trascender, sacrificar, meditar, hacer ofrendas, respirar así, orar, ayunar, peregrinar, purificarse, ni somenterse a ninguna disciplina más.

Hay la VERDAD de la VIDA siendo usted.

"Yo soy el camino, la verdad y la vida."

O sea, yo no soy "yo", soy tan sólo VERDAD, que es la VIDA CAMINANDO en forma de Yo.

La verdad que es lo que SOY.

La verdad que es lo que TODOS somos.

ESO que es indescriptible, íntegro, y pleno en y por si mismo.

Usted no es separado de la Vida.
Ni yo tampoco lo soy.
Ni nadie.

Somos la VIDA UNA siendo...

Y nada hay fuera de ella, nada hay fuera de la VERDAD, de la UNIDAD.

Esta es mi invitación, a usted y a todo el mundo, sin distinción alguna; a todo el que sienta que ya sufrió "suficiente", y que esté dispuesto a indagar en sus creencias.

Una y otra vez, esta invitación es siempre una y la misma: asistir a la mente a ver, y en ese ver, el darse cuenta de que lo que se creía necesitar para "dejar de sentirse mal y sentirse bien" no se necesita; es más, creer que se necesitaba era en realidad lo que creaba y sostenía en uno el sentimiento de malestar.

Ese ver, es el fin del sentirse mal.

Y el fin del sentimiento de "necesidad" interior y de "separación" respecto de la realidad tal cual es, que es la VIDA INCONGNOSCIBLE manifestándose en el cambiante fluír de LO QUE ES.

Sin nada trás lo que correr, no hay más carrera ni "corredor", no hay más devenir.

Ni ansiedad, ni temor, ni angustia, ni carencia...

Lo que hay es el VIVIR, la VIDA en su estado natural, siendo...

Sin nadie en ella separado de LO QUE ES; ningún "iluminado" o "trascendido", nada, nadie, simplemente la VIDA siendo...

O sea, "usted" natural...


Nada entonces queda por hacer, salvo indagar, cuando los ya viejos hábitos mentales de lo que antes creía, se manifiesten nuevamente, hasta que este mismo indagar los desgasta y termina con ellos por completo.

Nada que hacer, salvo indagar, una y otra vez, y toda vez que la inteligencia interior lo requiera, hasta que el hábito mental de "creer necesitar" sea extinguido y ya la mente no vuelva a dudar, JAMÁS.



No hay -ni nunca hubo- NADA que lograr.


Esta, es La Puerta Abierta a la Verdadera Libertad.

Y esta es la promesa de la autoindagación.


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La forma en que yo he trabajado: la forma más simple, directa y efectiva de autoindagación, y que he bautizado L.I.A.
(LIBERACIÓN INTERIOR a través de la AUTOINDAGACIÓN)

CUESTIONARSE - NO RESPONDERSE - SENTIR - DEJAR QUE EL SENTIR TRAIGA LA RESPUESTA - Y REPETIR CADA VEZ QUE SEA NECESARIO .-






*Afirmación: Tengo que (tratar de)____ para poder sentirme___

(X) Debería ______ para poder sentirme __________

Necesito (que) ____ para poder sentirme _______


1-¿Necesito X para Z?

2-¿O no me siento Z por pensar que necesito X ?

3-Pensar que necesito X para sentirme Z , ¿no es un sufrimiento?

4-Y sin la idea de que “necesito X para sentirme Z ,¿cómo me siento?

5-Entonces, la verdad para mi en este momento es que:__________________




Para arrancar, debo primero escribir la creencia que es el meollo de mi conflicto, para lo cual usaré alguno de los formatos ejemplificados como "Afirmación".

A partir de ello:

1-el primer movimiento es convertir la afirmación en una pregunta.

2-el segundo movimiento es preguntarse la afirmación al revés.

3-el tercero es indagar si creer eso no es un sufrimiento.

4-el cuarto movimiento es indagar como me siento si suelto tentativamente ese pensamiento.

5-el quinto movimiento es el expresar entonces, según lo descubierto, lo que es mi verdadero sentir sobre ello en este momento.


La premisa es simple: el verdadero sentir es lo natural, que ni conlleva ningún esfuerzo o malabarismo mental, ni crea por tanto ningún tipo de tensión en mi.

Soy yo mismo siendo naturalmente yo mismo.

El "estado natural" es la unidad, el cual se vivencia como el "sentirme bien conmigo mismo".

Por añadidura, viene inevitablemente, o más bien emerge, naturalmente, el sentido de comunión, de sentirme y sentir todo en unidad con la Vida.


LO ÚNICO IMPRESCINDIBLE EN ESTA VIDA, LO ÚNCIO VERDADERAMENTE NECESARIO, ES SENTIRSE BIEN CON UNO MISMO.


Así, cualquier sufrimiento, tensión o malestar interior, es un signo inequívoco de una imposición, de algún agregado artificial; de que me he "salido" o des-sintonizado de mi propio y verdadero sentir natural.
Me he des-sintonizado de la verdad que todos somos, la Unidad o Unicidad.

Paso ya mismo a dar ejemplos.


AFIRMACIÓN: "Necesito que X me acepte como soy para sentirme bien conmigo mismo".

1- ¿Necesito que X me acepte para sentirme bien conmigo mismo?

2- ¿O no me siento bien conmigo mismo por pensar que "necesito que X me acepte"?

3- Pensar que "necesito que X me acepte para sentirme bien conmigo mismo", ¿no es un sufrimiento? ¿no es rechazarme a mi mismo? ¿no es ponerme como condición para aceptarme a mi mismo el gustarle a X primero?

4- Y sin la idea de que "necesito que X me acepte...", ¿cómo me siento?

5- Entonces la verdad para mi en este momento es que: NO NECESITO QUE X ME ACEPTE PARA SENTIRME BIEN CONMIGO MISMO.




AFIRMACIÓN: "X debería cambiar para que yo no sufra más".

1- ¿X debería cambiar para que yo no sufra más?

2- ¿O yo no dejo de sufrir por pensar que "X debería cambiar"?

3- Pensar que "X debería cambiar para que yo deje de sufrir", ¿no es un sufrimiento?

4- Y sin la idea de que "X debería cambiar", ¿cómo me siento?

5- Entonces la verdad para mi en este momento es que: NO NECESITO QUE X CAMBIE PARA DEJAR DE SUFRIR.




AFIRMACIÓN: "Tengo que hacer/lograr X para sentirme seguro".

1- ¿Tengo que hacer/lograr X para sentirme seguro?

2- ¿O no me siento seguro por pensar que "tengo que hacer/lograr X"?

3- Pensar que "tengo que hacer/lograr X", ¿no es atemorizarME? ¿no es un sufrimiento?

4- Y sin la idea de que "necesito lograr X para sentirme seguro", ¿cómo me siento?

5- Entonces la verdad para mi en este momento es que: NO TENGO NADA QUE HACER O LOGRAR PARA SENTIRME SEGURO.




AFIRMACIÓN: "Necesito ser parte de alguna tradición para sentirme en UNIDAD".

1- ¿Necesito formar parte de alguna tradición para sentirme en Unidad?

2- ¿O no me siento en Unidad por pensar que "necesito formar parte de alguna tradición?

3- Pensar que "necesito ingresar a alguna tradición para sentirme en Unidad", ¿no es separarME? ¿ no es un sufrimiento?

4- Y sin la idea de que "necesito ser parte de algo para sentirme en unidad", ¿cómo me siento?

5- Entonces la verdad para mi en este momento es que: NO NECESITO HACER NADA PARA SENTIRME EN UNIDAD.




AFIRMACIÓN: "Necesito que mi mente/mi pareja/mi mascota/mi silueta/etc sea distinta para poder sentirme en paz".

1- ¿Necesito que X sea distinta para sentirme en paz?

2- ¿O no me siento en paz por pensar que "necesito que X sea distinta"?

3- Pensar que "necesito que X sea distinta para poder sentirme en paz", ¿no es un sufrimiento?

4- Y sin la idea de que "necesito que X sea distinta", ¿cómo me siento?

5- Entonces la verdad para mi en este momento es que. NO NECESITO CAMBIAR NADA EN X PARA SENTIRME EN PAZ.




AFIRMACIÓN: "Tengo que entender X (quien soy/el significado de la vida/a tal persona/etc) para sentirme bien conmigo mismo".

1- ¿Tengo que entender X para sentirme bien conmigo mismo?

2- ¿O no me siento bien conmigo mismo por pensar que necesito entender X?

3- Pensar que necesito entender X para sentirme bien conmigo mismo, ¿no es un sufrimiento?

4- Y sin la idea de que "necesito entender X", ¿ qué sucede? ¿cómo me siento?

5- Entonces la verdad para mi en este momento es que: NO NECESITO ENTENDER NADA PARA SENTIRME BIEN CONMIGO MISMO.



En fin, puedo seguir dando ejemplos hasta el infinito.

¿Simple no?

Una cosa es "entenderlo", o creer que uno ya lo "captó".

Entenderlo, captarlo, es lo mismo que nada.

Lo único que cuenta es hacerlo, con cada creencia que me provoque malestar, indagando CADA VEZ que una sensación de malestar aparezca en mi.

¿Para qué es el "repetir cada vez que sea necesario", si uno ya vió?

Para terminar con el hábito de la mente de poner en duda lo que vió, de dudar de si habrá visto bien o no.


Hay trés obstáculos con los que la mente tiene que lidiar en este trabajo:

1- Es MUY simple.
2- Es 180 grados en la dirección opuesta en la que la mente está acostumbrada a moverse.
3- Los hábitos.


Veamos uno por uno.

La simplicidad no es algo con lo cual nuestra mente esté acostumbrada a lidiar.
Lo simple tiene, por su misma naturaleza, una connotación radical.
No deja lugar a "opciones", o sea, a complejidades a las que la mente está tan habituada, y que le resultan una salida fácil para no ver, para "irse por las ramas" en considerandos e hipótesis que no vienen al caso concreto, pero que cada vez la alejan más y más de la apreciación del hecho real, de la realidad.
Así, lo simple y radical, es una encrucijada, un callejón sin salida en el cual la mente se ve arrinconada.
Y si para colmo de males, se le plantea que "la meta más alta", etc, etc, es tan simple de "alcanzar", eso no es para una mente así un bocado fácil de tragar.
Por lo menos no sin dudar y buscar peros durante un buen tiempo.

El segundo obstáculo, es que nuestra mente está acostumbrada a alejarse de los hechos saltando de rama en rama, de pensamiento en pensamiento, de creencia en creencia, y asume por tanto que es "otra creencia distinta" la que la puede traer de vuelta a su claridad cuando se siente extraviada.
En este caso, la autoindagación no le aporta a la mente ninguna creencia nueva de la cual agarrarse, simplemente le muestra la falsedad de aquello en lo que creía, de aquel pensamiento al cual se agarraba.
La autoindagación no es "cambiar este punto de vista por este otro".
No es un juego de "opiniones", ni de "tratar de ponerse de acuerdo".
No es un movimiento de la mente en esa dirección.
Es la negación de dicho movimiento.
Es un no-movimiento.


El tercer obstáculo es que, valga la redundancia, estamos habituados a los hábitos y a habituarnos.
No fuimos estimulados para que nos cuestionemos.
Más bien que desde nuestra casa, la escuela, el colegio, los entes públicos, las instituciones estatales, las instituciones religiosas, las tradiciones espirituales, las organizaciones cientificistas, y la voz de las "autoridades morales y religiosas", siempre se ha tratado de suprimir la tendencia a dudar o ser escéptico, y se nos ha entrenado para aceptar, para creer.
"Por que yo lo digo, y punto!".
"¿Y vos en qué creés? Por que hay que creer en algo..."
"¿Y vos qué sos?"
Etc.

La presión para definirnos y habituarnos a un patrón de pensamiento es tal, que termina siendo más importante la opinión o la etiqueta, que la realidad.

¿Qué es la realidad?

La vida vista sin distancia, sin separación; sin la etiqueta de nuestra opinión.

Y la creencia más fuertemente arraigada en la psiquis del ser humano, la más fuertemente y consistentemente cultivada desde todos los frentes y desde todas las culturas en todos los tiempos, ha sido y es, sin lugar a nigún tipo de dudas, la creencia en nuestra propia incompletitud o inadecuación, producto esta de nuestra supuesta "separación" de la Unidad, de la energía divina de la vida.

Es por esto, que el HECHO señalado o apuntado por la autoindagación es una pastilla difícil de tragar.

Es para muchos cerebros, "demasiado" simple, "demasiado contrario a lo que todo el mundo cree y sostiene", "demasiado" nuevo, "demasiado" radical.

Pero "demasiado" también es una creencia.

"Necesito que la autoindagación no sea tan radical para sentirme seguro"

¿Necesito que la autoindagación no sea tan radical para sentirme seguro?

...



Usted ya es la VIDA UNA, la energía divina de la vida siendo "usted".

Usted ya está en casa.

Y siempre lo ha estado.

La Liberación Interior a través de la Autoindagación lo único que hace es devolverle al lugar donde siempre ha estado, traerlo de regreso de su paseo mental por el mundo de la ilusión y la separación aparente, y regresarlo simplemente a la lucidez sin espectacularidades de su naturaleza original sin conflictos, sin carencias y sin ningún sentido de separación, que es la Unidad.





En unidad con la vida como sea y más allá de cómo esta se manifieste, no hay más temor a la muerte, ni inseguridad de ningún tipo, ni tampoco muerte.





LO ÚNICO IMPRESCINDIBLE EN ESTA VIDA, LO ÚNICO VERDADERAMENTE NECESARIO, ES SENTIRSE BIEN CON UNO MISMO.





La Liberación Interior a través de la Autoindagación le ayudará a "llegar" a esa UNIDAD simplemente preguntándo-se, cuestionándose, al mismo tiempo que usted se va liberando cada vez más y más profundamente de aquellas creencias limitantes que no le permiten, en su accionar diario, vivir libremente y disfrutar de cada una de sus relaciones, en paz, amor, y gozo.



Esta es la promesa de la autoindagación.


Esto es L.I.A.











Richard Mesones.