Esto no es ni un relato de ciencia ficción ni un ensayo sobre creencias, perspectivas, opiniones o puntos de vista.
Es el estracto de una carta que fue escrita en respuesta a un amigo de camino.
No tiene ningún sentido propagandístico, interés o intención de convencer ni de vender nada.
Surgíó espontáneamente, en la naturalidad del compartir.
Con ese mismo ánimo, es ahora volcada aquí.
R.
No hay nadie ni nada separado de la Verdad.
No hay nadie ni nada separado de la Unidad.
No hay nadie ni nada separado de lo Absoluto, de la Vida, de la Conciencia Una.
No hay nada ni nadie, pues no hay "yo", que es separación.
Y esto no es una "experiencia" que un "yo-experimentador" experimenta.
Esto es vivencia, sin dualidad de experimentador-experiencia; viviencia en la cual todo sentido de "yo soy" se disuelve mostrándo así su relatividad, su transitoriedad.
La verdad no es una percepción.
Éres tú, dándote cuenta de ti mismo, sintiéndote sin distorsión.
Sintiéndote de verdad.
Ilimitado, sin cualidad, más allá de todo lo que se pueda describir o identificar.
La verdad no es para unos pocos, unas pocas "almas escogidas".
Ni tampoco son unos pocos los que la "han realizado".
Todo y todos somos la manifestación de la VERDAD.
Tuve en mi caminar muchísimas experiencias destacables y deseadas por muchos, así como comprensiones sobre esta o aquella realidad.
Estados de éxtasis sin comparación, de beatitud y trasendencia.
Pero todo esto fueron experiencias que mantenían aún en el transfondo la identidad de un "experimentador" separado.
Y todas pasaron.
Ya no son, se extinguieron, se apagaron.
Y junto con el ver su transitoriedad y falta de realidad, "fue muriendo" con ellas esa falsa identidad, ese "yo que he experimentado y comprendido tanto y cuanto" que yo creía ser, y que en realidad jamás había existido.
En la realidad una, no hay nada que hacer, ni nada que comprender, ni nadie para hacer o no hacer nada.
Un día, sin ninguna práctica ni voluntad mía de por medio, lo absoluto como yo se dio cuenta de si mismo, de ser lo absoluto.
No tengo palabras con que describir o expresar lo vivenciado.
"Yo" se diluye sin dejar rastro en el Absoluto mar de la felicidad más absoluta.
Y en ella, sin ser níngún "yo", sin ser un "algo", sigue habiendo aún, darse cuenta, de la absoluta felicidad absoluta que en la realidad se es.
No que "yo" soy. Sino de la realidad que el "no-yo" ES.
Tratando de pasarlo a palabras, algunos han dicho: "Tú éres ESO".
O "Yo soy ESO".
Tratando de apuntar a lo real, a lo Absoluto Único.
Pero en realidad, la realidad es que no hay ningún "Yo" que sea idéntico con ESO.
Hay sólo ESO, que se manifiesta como "tú", "yo", el árbol, la planta, la piedra y la estrella.
ESO, que es la Vida siendo, manifestandose.
ESO que es lo Absoluto.
Y es absoluta felicidad más allá de lo que las palabras podrán jamás describir.
Cuando la atención fluye "hacia afuera" crea la mente (yo soy), los sentidos y el mundo.
Cuando la atención se vuelve "hacia adentro" desaparece el mundo, los sentidos y yo mismo, y se da cuenta de ser lo-y-en lo Absoluto.
Pero, insisto, no es una "experiencia", sino una no-experiencia, en la cual por no haber un "yo"-punto-de-referencia para la misma, la memoria no tiene forma de apresarla y volvera un "recuerdo" reproducible.
Todo lo que sea que diga son sólo palabras que jamás pueden transmitir la cosa real.
Esta vivencia cambió mi vida de un modo que jamás podría haber planeado.
(Otra vez contaré los detalles de la misma.)
No de manera abrupta ni espectacular como puede haberle sucedido a otros.
Sino que los "cimientos" de todo lo que hasta ese momento creía mi veradera identidad separada habían sido sacados de mi; y de ahí en más todas las demás nociones que acompañaban ese falso sentido de identidad iban a empezar a tornarse evidentes para la conciencia en su falta de realidad, de verdad.
Entoces supe, íntimamente, que no había nada que "hacer" para "llegar" a unirme con aquello de lo cual jamás me había seprarado.
No sólo eso, sino que no había realmente "nadie" que pudiera hacer ningún tipo de camino a ningún lado.
Más aún, "yo" no era, ni nadie ni nada era; sólo ESO es.
Entonces nada es necesario, ni nada hay que buscar.
Y todos no somos más que ESO único, manifestándose con una creatividad y diversidad infinitas.
Nada más hay.
¿Para qué la autoindagación?
Indagar abre en la conciencia una brecha en la corriente de las creencias que nos posibilite vernos, darnos cuenta, y darnos cuenta de que nada más es necesario; y son así removidos de la conciencia, del darse cuenta, todas aquellas creencias o mentiras que fabrican ese falso sentimiento de ser un "yo" separado de la Vida Una; "obstáculos" estos que, sin modificar el hecho de que ya soy ESO, en tanto no sean vistos como mentiras, van a mantener en mi como manifestación particular esa forma de sentirme.
Como decía K,"el primer paso es el último paso".
Sin esas creencias, lo que "queda" es la Vida, disfrutándo de ser "yo", "tú", la hierba, la mariposa y la estrella.
Sin ningún sentido de nada extraordinario ni espectacular.
Más bien natural, sin nada que perder ni nada que ganar, nunca más.
Richard Mesones.
domingo, 29 de noviembre de 2009
viernes, 27 de noviembre de 2009
La mente y el Silencio.
Hay un ámbito dónde la mente es necesaria y su funcionamiento adecuado.
El problema se sucita cuando se la utiliza en el ámbito interno, donde toda noción mental que se acepte como válida distorsiona nuestro verdadero sentir interior creando una "brecha" en nuestra sensibilidad-conciencia que nos hace sentirnos confusos, "separados" de nuestra verdadera naturaleza, de nuestro sentir original.
Por tanto, el asunto no es realmente como dominar o matar la mente, sino como terminar con la identificación con el pensamiento, que es lo que hace que el condicionamiento o conocimiento "invadan" el terreno del ser, de la pura sensibilidad original.
Silencio no es ausencia de pensamientos, como muchos suelen creer.
Silencio es ausencia del sentido mental de "yo".
"Yo que soy imperfecto" es un pensamiento con el cual me he identificado.
Pero "yo que soy perfecto" también es otro pensamiento con el cual me he identificado.
Y cualquier pensamiento con el cual me identifique me falsea; distorsiona mi conciencia de lo que realmente soy, "haciéndome" sentir según el argumento que el pensamiento propone, en función del mismo y de las circunstancias que supuestamente lo confirman.
De ese modo me vuelvo esclavo de una "imágen", especie de ídolo mental que el pensamiento ha fabricado, y que de ahora en más deberé defender y tratar de mantener por todos los medios posibles como si esa imágen fuera Yo.
El conocimiento o condicionamiento mental no genera por sí mismo ningún problema o infelicidad.
El pensamiento no es en si el problema.
El problema es creérselo, asumirlo como "mi verdadero sentir".
Si a uno lo bombardean con mentiras, pero uno sabe-siente claramente que son mentiras, entonces esas voces no producen ninguna reacción emocional en uno.
No tienen ningún efecto.
Es sólo cuando creemos que lo que oímos física o mentalmente, es verdad, cuando esta información crea una reacción emocional en nuestro ser.
Creer, asumir, es identificarse.
Lo único necesario a "hacer" es indagar en la veracidad o no veracidad de lo que el pensamiento propone.
Este es el fin de la identificación con el pensamiento.
Y el "comienzo" de lo que siempre ha sido, es y será, de eso que brilla sin opacidad en el ahora atemporal.
De esa espaciosidad interior en la cual no hay ni ha habido jamás, la más mínima sombra de conflicto, separación, resistencia o infelicidad.
Richard Mesones.
El problema se sucita cuando se la utiliza en el ámbito interno, donde toda noción mental que se acepte como válida distorsiona nuestro verdadero sentir interior creando una "brecha" en nuestra sensibilidad-conciencia que nos hace sentirnos confusos, "separados" de nuestra verdadera naturaleza, de nuestro sentir original.
Por tanto, el asunto no es realmente como dominar o matar la mente, sino como terminar con la identificación con el pensamiento, que es lo que hace que el condicionamiento o conocimiento "invadan" el terreno del ser, de la pura sensibilidad original.
Silencio no es ausencia de pensamientos, como muchos suelen creer.
Silencio es ausencia del sentido mental de "yo".
"Yo que soy imperfecto" es un pensamiento con el cual me he identificado.
Pero "yo que soy perfecto" también es otro pensamiento con el cual me he identificado.
Y cualquier pensamiento con el cual me identifique me falsea; distorsiona mi conciencia de lo que realmente soy, "haciéndome" sentir según el argumento que el pensamiento propone, en función del mismo y de las circunstancias que supuestamente lo confirman.
De ese modo me vuelvo esclavo de una "imágen", especie de ídolo mental que el pensamiento ha fabricado, y que de ahora en más deberé defender y tratar de mantener por todos los medios posibles como si esa imágen fuera Yo.
El conocimiento o condicionamiento mental no genera por sí mismo ningún problema o infelicidad.
El pensamiento no es en si el problema.
El problema es creérselo, asumirlo como "mi verdadero sentir".
Si a uno lo bombardean con mentiras, pero uno sabe-siente claramente que son mentiras, entonces esas voces no producen ninguna reacción emocional en uno.
No tienen ningún efecto.
Es sólo cuando creemos que lo que oímos física o mentalmente, es verdad, cuando esta información crea una reacción emocional en nuestro ser.
Creer, asumir, es identificarse.
Lo único necesario a "hacer" es indagar en la veracidad o no veracidad de lo que el pensamiento propone.
Este es el fin de la identificación con el pensamiento.
Y el "comienzo" de lo que siempre ha sido, es y será, de eso que brilla sin opacidad en el ahora atemporal.
De esa espaciosidad interior en la cual no hay ni ha habido jamás, la más mínima sombra de conflicto, separación, resistencia o infelicidad.
Richard Mesones.
martes, 24 de noviembre de 2009
Lo que Es, tal cual Es.
.
Todo el problema es creer que uno necesita algo que no necesita.
Y todo el miedo, el temor psicológico, procede de creer que necesito para sentirme bien algo que en realidad no necesito, y que podría por tanto no obtener de la cambiante realidad eso que tanto "necesito" para poder llegar a sentirme en comunión con la vida.
Unidad, es en realidad, no-dualidad.
Es darse cuenta de lo que es tal cual es, sin creerme la idea de que necesito que algo o alguien sea distinto de como es para poder sentirme en unidad.
En este darme cuenta de darme cuenta no hay dualidad interior, dualidad mental entre lo que es y "lo que debería ser".
No hay por tanto conflicto interior ni sentido alguno de separación.
Ni hay tampoco la conformidad a lo que es.
Hay claridad interior, e inteligencia y compasión para responder al reto de lo que es, tal cual es.
Y no hay nada que se pueda hacer para darse cuenta de darse cuenta.
Cuando se ve que todo "hacer" es lo que crea la supuesta "dualidad" mental que inhibe el natural darse cuenta de darse cuenta, entonces toda voluntad cesa naturalmente.
En ese no-hacer, en ese no-movimiento, hay darse cuenta de darse cuenta.
Richard Mesones.
Todo el problema es creer que uno necesita algo que no necesita.
Y todo el miedo, el temor psicológico, procede de creer que necesito para sentirme bien algo que en realidad no necesito, y que podría por tanto no obtener de la cambiante realidad eso que tanto "necesito" para poder llegar a sentirme en comunión con la vida.
Unidad, es en realidad, no-dualidad.
Es darse cuenta de lo que es tal cual es, sin creerme la idea de que necesito que algo o alguien sea distinto de como es para poder sentirme en unidad.
En este darme cuenta de darme cuenta no hay dualidad interior, dualidad mental entre lo que es y "lo que debería ser".
No hay por tanto conflicto interior ni sentido alguno de separación.
Ni hay tampoco la conformidad a lo que es.
Hay claridad interior, e inteligencia y compasión para responder al reto de lo que es, tal cual es.
Y no hay nada que se pueda hacer para darse cuenta de darse cuenta.
Cuando se ve que todo "hacer" es lo que crea la supuesta "dualidad" mental que inhibe el natural darse cuenta de darse cuenta, entonces toda voluntad cesa naturalmente.
En ese no-hacer, en ese no-movimiento, hay darse cuenta de darse cuenta.
Richard Mesones.
El único impedimento.
-
Siempre es la misma historia, con variaciones.
Es la misma historia, el mismo perro con distinto collar.
Para todo, y para todos.
¿Qué nos impide sentirnos uno con la Vida?
¿Qué nos impide sentirnos ser-en-Unidad ?
Sólo una cosa, siempre la misma: creer que necesitamos algo que no necesitamos.
Entonces inevitablemente miramos fuera de nuestra interioridad, en busca de...
En unidad es en unidad con todo que es el TODO.
¿Qué le puede "faltar" al TODO ?
Ese sentido de totalidad es inherente a toda manifestación de esa Vida Una, de esa Vida indivisible, de esa Unidad que se manifiesta diversamente como cada cosa y cada ser.
Estar en unidad con uno mismo es estar en unidad con la vida.
Estar en unidad con la vida es estar en unidad con uno mismo; pues uno mismo no es otra cosa que la vida manifestándose de ese modo único llamado "uno mismo".
Inherente al sentido de integridad, de unidad, es el sentido de totalidad, o mejor dicho, de no división, no separación, no dualidad, y no carencia!
Indagar en la supuesta "necesidad" de hacer u obtener esto o aquello para poder sentirme en unidad es poner al descubierto la mentira, la falsedad de dicha creencia.
Cuando lo falso cae, lo verdadero no necesita ser buscado; lo verdadero, ahora ya no distorsionado, es lo que queda.
Lo que siempre ha estado.
El sentido de unidad inherente al ser.
Y esto es cortar de un hachazo nuestro miedo más visceral; a saber; el miedo a la separación, a la exclusión, a quedarme fuera de la gracia; a poder ser expulsado para siempre del jardín del Edén.
O sea, del sentido de unidad.
El miedo a sentirme separado, aislado del fluír de la Vida.
Nuestro miedo más ridículo y estúpido, nuestro miedo imposible: el miedo a no ser lo que somos, a "perderlo"; a "dejar de serlo", etc.
El miedo de la unidad ante la amenaza de poder dejar de ser un día la unidad.
El miedo de la vida a poder dejar de ser un día la vida.
El miedo de la luz a poder dejar de ser un día la luz.
El miedo ante una amenaza que no existe, que jamás existió, y que jamás podrá existir.
Jamás.
Somos la unidad, y la unidad es lo que todo es, y aparte de ella nada más es.
Y ella es lo que es y no "puede" dejarlo de ser; jamás.
No existe el "peligro" de dejar-de-ser-quedarse-fuera-de la unidad.
Siempre hemos sido, somos, y seremos, la gracia, la unidad manifestándose.
Somos la unidad manifestándose como lo-que somos.
Y creer que somos un "yo que necesito esto o aquello para poder sentirme en unidad" es lo que la ignorancia y el sufrimiento son.
Es no darse cuenta de que querer sentirme uno, es, en realidad, ser la unidad queriéndo sentirse.
Richard Mesones.
Siempre es la misma historia, con variaciones.
Es la misma historia, el mismo perro con distinto collar.
Para todo, y para todos.
¿Qué nos impide sentirnos uno con la Vida?
¿Qué nos impide sentirnos ser-en-Unidad ?
Sólo una cosa, siempre la misma: creer que necesitamos algo que no necesitamos.
Entonces inevitablemente miramos fuera de nuestra interioridad, en busca de...
En unidad es en unidad con todo que es el TODO.
¿Qué le puede "faltar" al TODO ?
Ese sentido de totalidad es inherente a toda manifestación de esa Vida Una, de esa Vida indivisible, de esa Unidad que se manifiesta diversamente como cada cosa y cada ser.
Estar en unidad con uno mismo es estar en unidad con la vida.
Estar en unidad con la vida es estar en unidad con uno mismo; pues uno mismo no es otra cosa que la vida manifestándose de ese modo único llamado "uno mismo".
Inherente al sentido de integridad, de unidad, es el sentido de totalidad, o mejor dicho, de no división, no separación, no dualidad, y no carencia!
Indagar en la supuesta "necesidad" de hacer u obtener esto o aquello para poder sentirme en unidad es poner al descubierto la mentira, la falsedad de dicha creencia.
Cuando lo falso cae, lo verdadero no necesita ser buscado; lo verdadero, ahora ya no distorsionado, es lo que queda.
Lo que siempre ha estado.
El sentido de unidad inherente al ser.
Y esto es cortar de un hachazo nuestro miedo más visceral; a saber; el miedo a la separación, a la exclusión, a quedarme fuera de la gracia; a poder ser expulsado para siempre del jardín del Edén.
O sea, del sentido de unidad.
El miedo a sentirme separado, aislado del fluír de la Vida.
Nuestro miedo más ridículo y estúpido, nuestro miedo imposible: el miedo a no ser lo que somos, a "perderlo"; a "dejar de serlo", etc.
El miedo de la unidad ante la amenaza de poder dejar de ser un día la unidad.
El miedo de la vida a poder dejar de ser un día la vida.
El miedo de la luz a poder dejar de ser un día la luz.
El miedo ante una amenaza que no existe, que jamás existió, y que jamás podrá existir.
Jamás.
Somos la unidad, y la unidad es lo que todo es, y aparte de ella nada más es.
Y ella es lo que es y no "puede" dejarlo de ser; jamás.
No existe el "peligro" de dejar-de-ser-quedarse-fuera-de la unidad.
Siempre hemos sido, somos, y seremos, la gracia, la unidad manifestándose.
Somos la unidad manifestándose como lo-que somos.
Y creer que somos un "yo que necesito esto o aquello para poder sentirme en unidad" es lo que la ignorancia y el sufrimiento son.
Es no darse cuenta de que querer sentirme uno, es, en realidad, ser la unidad queriéndo sentirse.
Richard Mesones.
domingo, 22 de noviembre de 2009
Para darse cuenta de darse cuenta...
-
Lo único necesario para vivir una vida clara, libre de todo conflicto-confusión-sufrimiento, iluminada y trascendente, es darse cuenta de darse cuenta.
Y no hay nada que se pueda hacer para darse cuenta de darse cuenta;
pero, tampoco hay nada que se necesite hacer para darse cuenta de darse cuenta!
Lo único necesario para darse cuenta de darse cuenta, es darse cuenta de que no se necesita de hacer nada para darse cuenta de darse cuenta!
Richard Mesones.
Lo único necesario para vivir una vida clara, libre de todo conflicto-confusión-sufrimiento, iluminada y trascendente, es darse cuenta de darse cuenta.
Y no hay nada que se pueda hacer para darse cuenta de darse cuenta;
pero, tampoco hay nada que se necesite hacer para darse cuenta de darse cuenta!
Lo único necesario para darse cuenta de darse cuenta, es darse cuenta de que no se necesita de hacer nada para darse cuenta de darse cuenta!
Richard Mesones.
sábado, 21 de noviembre de 2009
¿Qué es confusión?
-
Confusión es cree que uno es un "yo-que-necesito-que-X-no-sea-así-para-poder-sentirme-en-paz-con-la-vida".
Sin esa falsa creencia, al ver la FALSEDAD de la misma, lo que queda, es lo que SOY.
Ese SOY que todos somos.
El mismo SOY.
Lo que queda es COMUNIDAD.
La Común-Unidad inalterable de todo lo que es, en el fluir constantemente cambiante de las apariencias de lo que es.
Richard Mesones.
Confusión es cree que uno es un "yo-que-necesito-que-X-no-sea-así-para-poder-sentirme-en-paz-con-la-vida".
Sin esa falsa creencia, al ver la FALSEDAD de la misma, lo que queda, es lo que SOY.
Ese SOY que todos somos.
El mismo SOY.
Lo que queda es COMUNIDAD.
La Común-Unidad inalterable de todo lo que es, en el fluir constantemente cambiante de las apariencias de lo que es.
Richard Mesones.
No hay dos problemas que resolver!
.
No hay ni ha habido jamás dos problemas que resolver.
A lo sumo, tan sólo uno, si acaso.
El de la acción adecuada.
La acción que es gracia, que es fluir en unidad.
La acción que es paz, comunión; que nace de la paz, y que se desarrolla y muere en la paz.
Esa acción es el producto espontáneo de la claridad interior.
Si ese asunto es resuelto, ¿qué asunto quedaría por resolver?
Y la claridad interior no es algo que se pueda alcanzar.
Así como cuando el ojo no está obstruído la resultante natural es la visión, así mismo cuando la mente no está ofuscada por la confusión su ser natural es-la-claridad misma.
Por tanto el problema que nos reta se llama confusión.
Y la confusión no es algo en si real.
Es, muy por el contrario, no darse cuenta de estar tomando como real algo que no lo es.
Es creer que se necesita algo que no se necesita.
Pero mientras se creea necesitarlo uno se sentirá indefectiblemente "necesitado" de ello como si dicha carencia fuese real.
Esa es la "magia" trás el asumir que es la negación del darse cuenta.
Por tanto el verdadero "problema" o reto no es algo a "resolver", sino una cuestión a investigar, a indagar para ver la verdad o falsedad de los constructos o creencias mentales que lo sustentan.
No existe tal cosa como la "carencia o necesidad interior" propiamente dicha.
Exite la sensación de incomodidad interior, de tensión, de malestar o sufrimiento, de descontento, como señalador de que he asumido como real, como verdadera en relación a mi sentir, una supuesta "necesidad" que en realidad, en mi verdadero sentir, no es tal, no existe.
El sentido de totalidad, de completitud es inherente a la integridad del ser, y no a una circunstancia material o bioquímica particular.
Es independiente del fluir de lo que es.
Y por tanto no necesita de ninguna condición en particular de este para poder ser.
Es autónomo.
Pues es la naturaleza misma de ESO que es lo único que ES, de eso que es TODO.
O sea que frente a un "problema" o malestar interior, lo único inteligente de "hacer" es indagar.
Cuando se ve con claridad que no se necesita lo que se creía necesitar para sentirse en paz, en comunión, entonces, hay comunión, y hay claridad interior.
Y la acción adecuada brotará en el momento de esa claridad.
Ricahrd Mesones.
No hay ni ha habido jamás dos problemas que resolver.
A lo sumo, tan sólo uno, si acaso.
El de la acción adecuada.
La acción que es gracia, que es fluir en unidad.
La acción que es paz, comunión; que nace de la paz, y que se desarrolla y muere en la paz.
Esa acción es el producto espontáneo de la claridad interior.
Si ese asunto es resuelto, ¿qué asunto quedaría por resolver?
Y la claridad interior no es algo que se pueda alcanzar.
Así como cuando el ojo no está obstruído la resultante natural es la visión, así mismo cuando la mente no está ofuscada por la confusión su ser natural es-la-claridad misma.
Por tanto el problema que nos reta se llama confusión.
Y la confusión no es algo en si real.
Es, muy por el contrario, no darse cuenta de estar tomando como real algo que no lo es.
Es creer que se necesita algo que no se necesita.
Pero mientras se creea necesitarlo uno se sentirá indefectiblemente "necesitado" de ello como si dicha carencia fuese real.
Esa es la "magia" trás el asumir que es la negación del darse cuenta.
Por tanto el verdadero "problema" o reto no es algo a "resolver", sino una cuestión a investigar, a indagar para ver la verdad o falsedad de los constructos o creencias mentales que lo sustentan.
No existe tal cosa como la "carencia o necesidad interior" propiamente dicha.
Exite la sensación de incomodidad interior, de tensión, de malestar o sufrimiento, de descontento, como señalador de que he asumido como real, como verdadera en relación a mi sentir, una supuesta "necesidad" que en realidad, en mi verdadero sentir, no es tal, no existe.
El sentido de totalidad, de completitud es inherente a la integridad del ser, y no a una circunstancia material o bioquímica particular.
Es independiente del fluir de lo que es.
Y por tanto no necesita de ninguna condición en particular de este para poder ser.
Es autónomo.
Pues es la naturaleza misma de ESO que es lo único que ES, de eso que es TODO.
O sea que frente a un "problema" o malestar interior, lo único inteligente de "hacer" es indagar.
Cuando se ve con claridad que no se necesita lo que se creía necesitar para sentirse en paz, en comunión, entonces, hay comunión, y hay claridad interior.
Y la acción adecuada brotará en el momento de esa claridad.
Ricahrd Mesones.
CONFUSIÓN ES EL NOMBRE DE LA ÚNICA ENFERMEDAD (corregido).
Claridad es poder discernir nìtidamente cual es mi sentir real y cual no lo es.
Ver lo falso como tal para que sòlo lo verdadero quede en mi asumido como tal.
Y poder asì responder desde mi sentir real a la realidad, a lo que es, en comuniòn con lo real, desde lo real.
Lo real respondiéndo a lo real.
La Verdad que es ESO que ES manifestándose como lo-que-es a cada momento en cada quien y en todo nuestro alrededor.
Como la realidad.
El fin de la ilusiòn (ignorancia de què es real) es el fin de la pretendida "separaciòn" de lo real y el fin del sufrimiento.
Es el fin de la extrtanjerización de uno mismo que supone el asumir que uno siente de un modo que no siente, y que no siente del modo que sí siente.
Es el fin del divorcio interior. De la fragmentación. De la dualidad. Del conflicto.
El fin de la confusiòn es claridad, es realidad y comuniòn con-en lo real.
Es integridad. Integralidad de lo único que ES, de lo único que hay.
CONFUSIÓN es el nombre de la ùnica enfermedad que sufre y ha sufrido siempre la humanidad.
Richard Mesones.
Ver lo falso como tal para que sòlo lo verdadero quede en mi asumido como tal.
Y poder asì responder desde mi sentir real a la realidad, a lo que es, en comuniòn con lo real, desde lo real.
Lo real respondiéndo a lo real.
La Verdad que es ESO que ES manifestándose como lo-que-es a cada momento en cada quien y en todo nuestro alrededor.
Como la realidad.
El fin de la ilusiòn (ignorancia de què es real) es el fin de la pretendida "separaciòn" de lo real y el fin del sufrimiento.
Es el fin de la extrtanjerización de uno mismo que supone el asumir que uno siente de un modo que no siente, y que no siente del modo que sí siente.
Es el fin del divorcio interior. De la fragmentación. De la dualidad. Del conflicto.
El fin de la confusiòn es claridad, es realidad y comuniòn con-en lo real.
Es integridad. Integralidad de lo único que ES, de lo único que hay.
CONFUSIÓN es el nombre de la ùnica enfermedad que sufre y ha sufrido siempre la humanidad.
Richard Mesones.
NO HAY NADA QUE SE PUEDA HACER PARA DARSE CUENTA.
De hecho, todo lo que se, es producto de la identificación con el pensamiento, siendo esto lo que no nos deja darnos cuenta de darnos cuenta.
Tan sólo produce más agitación interna. Más ruído mental. Más interferencia en la sensibilidad natural, en el SENTIR original. Más "estática" interior.
Por eso la liberación interior a través de la autoindagación es un no-hacer.
Preguntarse. No contestarse. Sentir. Dejar que el sentir traiga la respuesta.
PREGUNTARSE. NO CONTESTARSE. SENTIR. DEJAR QUE EL SENTIR TRAIGA LA RESPUESTA.
La respuesta que es el darse cuenta.
El darse cuenta del sentir. El darse cuenta del darse cuenta.
De como se siente uno en y frente a lo-que-es.
Tal cual es.
Sin dualidad mental ni fantasía, ni distorsión, ni conflicto.
Esa es la liberación interior a través de la autoindagación.
La liberación de la sensibilidad-conciencia-mente-corazón de la distorsión mental creada por la falsa dualidad, por el conflicto planteado por las "opciones" que ofrece el pensamiento frente a lo que es.
Libres de este conflicto, de esta falsa dualidad mental, existe ...
Lo que queda cuando no se está identificado con una idea de hacer...
Eso que queda, lúcido, claro, incondicionado, inocente...
ESO es el Darse Cuenta dándose cuenta de Si.
ESO que es lo-que se da cuenta porque Darse Cuenta es su Naturaleza inalterable.
No hay nada que se pueda "hacer" para darse cuenta.
NO HAY NADA QUE SE PUEDA HACER PARA DARSE CUENTA.
Richard Mesones.
Tan sólo produce más agitación interna. Más ruído mental. Más interferencia en la sensibilidad natural, en el SENTIR original. Más "estática" interior.
Por eso la liberación interior a través de la autoindagación es un no-hacer.
Preguntarse. No contestarse. Sentir. Dejar que el sentir traiga la respuesta.
PREGUNTARSE. NO CONTESTARSE. SENTIR. DEJAR QUE EL SENTIR TRAIGA LA RESPUESTA.
La respuesta que es el darse cuenta.
El darse cuenta del sentir. El darse cuenta del darse cuenta.
De como se siente uno en y frente a lo-que-es.
Tal cual es.
Sin dualidad mental ni fantasía, ni distorsión, ni conflicto.
Esa es la liberación interior a través de la autoindagación.
La liberación de la sensibilidad-conciencia-mente-corazón de la distorsión mental creada por la falsa dualidad, por el conflicto planteado por las "opciones" que ofrece el pensamiento frente a lo que es.
Libres de este conflicto, de esta falsa dualidad mental, existe ...
Lo que queda cuando no se está identificado con una idea de hacer...
Eso que queda, lúcido, claro, incondicionado, inocente...
ESO es el Darse Cuenta dándose cuenta de Si.
ESO que es lo-que se da cuenta porque Darse Cuenta es su Naturaleza inalterable.
No hay nada que se pueda "hacer" para darse cuenta.
NO HAY NADA QUE SE PUEDA HACER PARA DARSE CUENTA.
Richard Mesones.
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